¿EL MAESTRO NACE O SE HACE?
Enviado por AQuintero • 19 de Noviembre de 2012 • 461 Palabras (2 Páginas) • 1.241 Visitas
¿UN MAESTRO NACE O SE HACE?
“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad"
A. EINSTEIN
Sabemos que hay muchos espacios donde se enaltece la figura del maestro, un sinnúmero de libros y discursos lo convierten en el protagonista de la obra pedagógica, se convierte en la estrella de miles de textos verbales y no verbales que por años han tratado el tema de la educación, pero dar respuesta a esta gran pregunta es un dilema que por generaciones ha ocupado la mente de los pensadores. Sin embargo la sabiduría popular ha sostenido por largo tiempo un refrán que comúnmente se utiliza, la premisa afirma que “la práctica hace al maestro”, en esta medida la formación de un maestro se cumple en función de un proceso o preparación que le capacita como enseñante.
Ahora bien, no es que la vocación no cumpla un papel significativo en el quehacer del docente. La motivación inicial que lleva a todo ser a enseñar complementa dicho proceso pero no lo idealiza. En esta nueva era de grandes avances tecnológicos y de profundos cambios sociales es imposible desconocer varios factores que contribuyen como componentes que dinamizan e incentivan nuestra profesión. Sin duda alguna la voluntad del maestro es una fuerza interna que lo convierte en el verdadero y real protagonista cuando ejerce profesionalmente con ética y sabiduría divina, su especial legado.
Por otra parte la enseñanza es un don del Espíritu Santo y Dios a quien quiere lo da. Este es un principio que se observa en la vida y el ministerio de algunas personas quienes por naturaleza han sido dotadas de facultades especiales para impartir, transmitir y compartir conocimientos. Sin embargo, la enseñanza es un proceso que no solo se limita a este aspecto. Cuando Dios llama a este sagrado ministerio, Él también capacita. Por ejemplo, cuando el señor invita a sus seguidores a predicar el evangelio, la responsabilidad asignada en las palabras registradas en Mateo 28: 19 y 20 incluye “ensenándoles”, esto es, presentar, mostrar o guiar a determinado objetivo, pero se nota que la cita finaliza con la promesa de acompañamiento divino. Entonces, ¿Cómo se puede lograr este cometido? Pues este proceso solo se podrá lograr con una vida de contemplación permanente de aquel a quien consideramos el maestro por excelencia, es a saber: CRISTO JESÚS.
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