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EVOLUCIÓN HISTORICA DE LA LITERATURA INFANTIL


Enviado por   •  28 de Agosto de 2014  •  4.642 Palabras (19 Páginas)  •  927 Visitas

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EVOLUCIÓN HISTORICA DE LA LITERATURA INFANTIL

Podemos notar que en un principio la literatura infantil no existió como tal, es decir, los libros no estaban destinados directamente al público infantil y los niños sólo leían y escuchaban lo que estaba escrito por y para los adultos. De hecho, se piensa que la literatura infantil surgió sólo cuando dichas obras literarias destinadas a los adultos fueron adoptadas y adaptadas y para los niños; ejemplos muy claros los encontramos en grandes obras literarias como Robinson Crusoe (1719), de Daniel Defoe; Los viajes de Gulliver(1726), de Jonathan Swift; Alicia en el país de las maravillas (1865) y A través del espejo y lo que Alicia encontró ahí (1872), de Charles Lutwidge Dodgson, mejor conocido por su seudónimo Lewis Carroll; Las aventuras de Tom Sawyer (1876) y Las Aventuras de Huckleberry Finn (1885) de Mark Twain; El gigante egoísta , que formó parte de El príncipe feliz y otros cuentos (1888), de Oscar Wilde; La isla del Tesoro (1883), de Robert Louis Stevenson y muchos otros libros que de ninguna manera fueron escritos para los niños (a excepción quizá de los cuentos de Lewis Carroll), y que, sin embargo, hoy día son considerados como grandes clásicos de la literatura infantil.

Por supuesto que si prestamos más atención a las fechas mencionadas, resulta interesante averiguar qué fue lo que dio inicio a la literatura infantil, ésta surge precisamente cuando a los niños se los dirige a la escuela y se formaliza su educación, lo que coincide con las fechas ya señaladas; por ejemplo, en el siglo XVIII surge por primera vez en Europa la legislación de la enseñanza obligatoria; entre 1802 y 1886 en distintos países europeos se establecen formas que limitan y protegen a los menores en el ámbito laboral; es decir, que a lo largo del siglo XIX los niños dejan de ser trabajadores y comienzan ir formalmente a clases y a ser objeto de estudios especiales.

Ya entrados en el siglo XX encontramos El principito (1943) de Antoine de Saint-Exúpery, y es en la segunda mitad de este siglo cuando la producción literaria infantil alcanza un boom que hasta la fecha sigue dando frutos. En materia de literatura infantil en español, encontramos que muchas editoriales comienzan a publicar más a autores en español y se traducen menos obras infantiles de otros países, ejemplos emblemáticos son el Fondo de Cultura Económica, con su colección A la Orilla del Viento , la Editorial Española SM, la colección infantil de Alfaguara, etc. Es también en el siglo XX cuando surgen asociaciones enfocadas en el estudio y promoción de la literatura infantil, como es el caso de IBBY(International Board on Books for Young People), la Fundación del Libro, la CEPLI, entre muchas otras.

La concepción de infancia o niñez, no emerge en las sociedades hasta la llegada de la Edad Moderna y no se generaliza hasta finales del siglo XIX. En la Edad Media no existía una noción de la infancia como periodo diferenciado y necesitado de obras específicas, por lo que no existe tampoco, propiamente, una literatura infantil. Eso no significa que los menores no tuvieran experiencia literaria, sino que esta no se definía en términos diferenciados de la experiencia adulta. Dado el acaparamiento del saber y la cultura por parte del clero y otros estamentos, las escasas obras leídas por el pueblo pretendían inculcar valores e impartir dogma, por lo que la figura del libro como vehículo didáctico está presente durante toda la Edad Media y parte del Renacimiento. Dentro de los libros leídos por los niños de dicha época podemos encontrar los bestiarios, abecedarios o silabarios. Se podrían incluir en estas obras algunas de corte clásico, como las fábulas de Esopo en las que, al existir animales personificados, eran orientadas hacia este público.

Llegado el siglo XVII, el panorama comienza a cambiar y son cada vez más las obras que versan sobre fantasía, siendo un fiel reflejo de los mitos, leyendas y cuentos, propios de la trasmisión oral, que ha ido recopilando el saber de la cultura popular mediante la narración de estas, por parte de las viejas generaciones a las generaciones infantiles. Además de escribir estas obras o cuentos, donde destacan autores como Charles Perrault o Madame Leprince de Beaumont, destaca la figura del fabulista, como Félix María de Samaniego o Tomás de Iriarte. En esta época, además, ocurren dos acontecimientos trascendentes para la que hoy se conoce como Literatura Infantil, la publicación, por un lado, de Los viajes de Gulliver-Jonathan Swift- y, por otro, de Robinson Crusoe -Daniel Defoe-, claros ejemplos de lo que todavía hoy, son dos temas que reúne la LIJ: los relatos de aventuras y el adentrarse en mundos imaginados, inexplorados y diferentes.

Una vez llegado el siglo XIX con el movimiento romántico, arriba el siglo de oro de la literatura infantil. Son muchos los autores que editan sus obras con una extraordinaria aceptación entre el público más joven. Son los cuentos (Hans Christian Andersen, Condesa de Ségur, Wilhelm y Jacob Grimm y Oscar Wilde en Europa, y Saturnino Calleja y Fernán Caballero en España) y las novelas como Alicia en el país de las maravillas -Lewis Carroll-, La isla del tesoro -Robert L. Stevenson-, El libro de la selva de Rudyard Kipling, Pinoccio -Carlo Collodi-, las escritas por Julio Verne o Las aventuras de Tom Sawyer entre otras, las que propiciaron un contexto novedoso para la instauración de un nuevo género literario destinado al lector más joven en el siglo XX, donde la ingente producción de LIJ coexiste con las obras del género adulto.

Son muchas las obras de renombre por citar de la LIJ, como es el caso de Peter Pan, El Principito, El viento en los sauces, Pippi Calzaslargas o la colección de relatos sobre la familia Mumin; en todas ellas destaca una nueva visión que ofrecer al pequeño lector, donde, además de abordar los temas clásicos como las aventuras o el descubrimiento de nuevos mundos, se tratan la superación de los miedos, la libertad, las aspiraciones, el mundo de los sueños y los deseos, como actos de rebeldía frente al mundo adulto. Esta producción aumenta considerablemente en las décadas de los 70, 80 y 90, con autores como Roald Dahl, Gianni Rodari, Michael Ende, René Goscinny (El pequeño Nicolás), (Christine Nöstlinger, Laura Gallego García o Henriette Bichonnier entre otros. En este siglo XX, además, aparecen nuevos formatos de la LIJ gracias a las técnicas pictóricas y la ilustración de las historias, donde las palabras son acompañadas de imágenes que contextualizan la narración y aportando nexos de unión a la historia, es la aparición del libro-álbum o álbum ilustrado, género en el que destacan autores como Maurice Sendak, Janosch, Quentin Blake, Leo Lionni, Babette Cole, Ulises Wensell o Fernando Puig Rosado.

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