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El Delfín


Enviado por   •  5 de Julio de 2012  •  8.903 Palabras (36 Páginas)  •  630 Visitas

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EL DELFÍN

HISTORIA DE UN SOÑADOR

Tus sueños te guiarán hacia el camino de la verdad

SERGIO BAMBAREN ROGGERO

Título Original : The Dolphin – Story of a Dreamer

“Al Soñador que vive en todos nosotros”

DIGITALIZADO POR : HOWARD “h2v” - PROVEIDO POR : JOSE “jhor” ILO-PERU ABRIL-2004

1994

El delfín es la primera novela de Sergio Bambaren, ciudadano Australiano nacido en el Perú y Educado en los Estados Unidos, Sergio a escrito ocho novelas y vendido mas de diez millones de ejemplares en el mundo. Sus novelas han sido traducidas en mas de 40 idiomas, convirtiéndose en el escritor Peruano actualmente mas leído en el mundo, Sergio vive actualmente en Lima Perú.

“ QUE TUS SUEÑOS SE VUELVAN REALIDAD, SOÑADOR Y QUE SIEMPRE COLMEN DE FELICIDAD Y SABIDURÍA”

I

Los primeros rayos del sol de la mañana se filtraron suavemente a través de las nubes, revelando la primitiva belleza de un remoto atolón que relucía como una joya engastada en medio de un mar profundo y azul.

Una tormenta tropical acababa de estallar en aquella zona, y un impresionante oleaje, generado a lo lejos, se precipitaba sobre el arrecife. El Plácido océano se había convertido en un tumultuoso torrente de olas y espuma.

De pronto, justo en el momento en que una gigantesca ola iba a romper con el arrecife, un Joven delfín surgió de las profundidades del mar. Se deslizo sobre la ola, dibujando una leve estela sobre el muro de agua, esforzándose en mantener el equilibrio, entre la base de la cresta, sin casi poder respirar.

La cresta de agua de envolvió poco a poco, hasta alojarlo en la cavidad de la ola: El lugar soñado por todos los surfistas.

Después de realizar varias maniobras, el delfín atravesó el muro de agua para salir airoso del rizo de la ola.

Aquella seria la ultima ola sobre la que se deslizara esa mañana, decidió, así que comenzó a nadar en dirección a la laguna del atolón; agotado pero feliz.

Daniel Alejandro Delfín y las olas eran inseparables. Desde la salida hasta la puesta del sol, a través de todas esas sesiones de surf en que perdía la noción del tiempo, Daniel

sabia que no había nada mas importante en su vida que el tiempo que pasaba deslizándose sobre las olas.

En verdad, mas que nada en el mundo, Daniel Delfín amaba el Surf. Estaba en su sangre y en su alma. Lo hacia sentirse libre. Deslizarse sobre las olas lo ayudaba a lograr una comunicación única en el mar, haciéndolo entender que el océano no solo era un gran masa de agua y sal, sino algo vivo, lleno de sabiduría y belleza.

Daniel Delfín era un soñador. Estaba convencido de que había mas en la vida que pescar y dormir. Así que habida decidido dedicar todas sus energías a descubrir el verdadero propósito de su vida a través del surf y la sabiduría del océano. Ese era su sueño.

Desde el principio, esta manera de pensar le trajo problemas con el resto de la mañana.

Muchos de sus amigos no podían entender que estaba tratando de lograr.

Cada mañana, mientras se preparaban para pescar, los otros delfines veían a Daniel dirigiéndose a al arrecife, listo para una nueva sesión de Surf.

-- ¡ COMO ERA POSIBLE QUE PUDIESE PERDER TANTO TIEMPO HACIENDO ALGO QUE NO LE AYUDABA A ENCONTRAR COMIDA! A sus amigos les parecía una locura.

Una Tarde, cuando Daniel regresaba del arrecife, su mejor amigo, Miguel Benjamín Delfín, le preguntó:

-- ¿QUÉ DIABLOS TE PROPONES, DANIEL? ¿POR QUÉ ARRIESGAS TU VIDA SURFEANDO EN EL ARRECIFE? ¿QUE TRATAS DE PROBAR?.

--No estoy tratando de probar nada. Solo quiero saber que puedo aprender del mar y el surf . Eso es todo.

--Por Dios Daniel, muchos Delfines que te aprecian piensan que tarde o temprano terminaras muerto. Deslizarse sobre las olas cuando éramos pequeños era entretenido, pero esto ya es demasiado. ¿Por qué no te dedicas a pescar como los demás en lugar de perder el tiempo surfeando en el arrecife?.

Daniel Delfín miro fijamente a su viejo amigo, y tras quedarse callado por unos instantes, respondió:

-- Echa un vistazo a tu alrededor Miguel. Nuestro mundo esta lleno de delfines que pasan el día entero pescando, día tras día. Siempre están pescando. Ya no tienen tiempo para perseguir sus sueños. En Lugar de pescar para vivir, viven para pescar.

Daniel hizo un pausa y prosiguió con nostalgia:

-- Recuerdo a un Miguel Delfín joven y fuerte capaz de pasarse horas contemplando las ola, imaginando que se deslizaba sobre una de esas descomunales paredes de agua, soñando. Ahora solo veo un delfín asustado que lo único que hace es pescar, aun delfín temeroso de perseguir sus sueños.

¿Hay algo mas importante en la vida que perseguir los propios sueños, sean cuales sean?

Encuentra tiempo en tu vida para soñar, Miguel. No dejes que tus temores te impidan hacerlo.

Miguel se sentía confuso, sabia que lo que había dicho su amigo era cierto , pero la idea de basar la vida en sueños le parecía absurda. Ya no era un jovencito y sus sueños habían sido sustituidos por deberes y obligaciones. Por

eso se para el día pescando. Además, ¿qué pensarían los demás delfines si lo vieran deslizándose sobre las olas?.

Miguel recordaba sus tiempos de domador de las olas como algo que formaba parte de su juventud, de su pasado, Había pensando algún día intentarlo de nuevo, pero estaba tan cansado después de pescar durante todo el día que siempre encontraba alguna buena razón para no intentarlo.

Miguel miro a su amigo, y tratando de adoptar un tono convincente , dijo:

-- Algún día, Daniel , madurarás, y veras las cosas como las ve el resto. No hay otra manera de vivir.

Tras esas palabras, Miguel se marchó . Daniel se quedo muy triste. Aunque Miguel había cambiado mucho desde los tiempos en que ambos se deslizaban juntos sobre las olas, descubriendo nuevos lugares para surfear, seguía queriéndolo tanto como antes. Sabia que todavía conservaba en su corazón la alegría que habían compartido de jóvenes, pese a que, por laguna razón, había dejado de soñar. Daniel sufría por su amigo, pero no podía hacer nada por ayudarlo.

Sabia que los demás delfines no lo entenderían si les trataba de explicar lo que sentía, si trataba de compartir con ellos la libertad que experimentaba cuando se deslizaba en las olas.

Pero Daniel Delfín también sabia que la magia que había descubierto surfeando las olas, solo en medio del inmenso mar, lo había hechizado para siempre.

Había decidido vivir su vida ateniéndose a sus propios principios, y aunque a veces se sentía solo, nunca se arrepintió de su decisión.

Durante las semanas siguientes Daniel aprendió

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