Ensayo El Reto De Ser Docente

Siglo XXI: el reto de ser docente

Juan Manuel Torres Vega

Educar desde la polaridad

Con la globalización ha habido muchos cambios, sobre todo en conocimiento, comercio y tecnología. Por consecuencia la diferencia de ingresos y aumento de pobreza en países del tercer mundo. Lo ricos se hacen más ricos y los pobres más pobres. La educación no es esta al margen de esto y se requiere lo mejor de ella para mejorar la calidad de vida. Con buena actitud existen posibilidades de lograrlo.

El sueño

El docente se encuentra en las aulas con niños y jóvenes que ven su realidad desde un punto de vista y velocidad cibernético, algunas veces el desempleo que se vive en la familia o la calle y los problemas reales con la frustración de no poderlos resolver, etc. Y sin embargo algunos con mucho potencial para salir adelante pero con pocas oportunidades. Es tiempo de un cambio ya. Se requiere que el docente se convierta del yo sé todo a un acompañante y guía. El cambio requiere docentes comprometidos, dispuestos y preparados para ello, centrándose en el aprendizaje y en la persona del alumno. Donde el formador también aprenda, mantenga la creatividad y la capacidad de asombro.

Como dice García Márquez, Nobel colombiano: “Creemos que las condiciones están dadas como nunca para el cambio social, y que la educación será su órgano maestro. Una educación desde la cuna hasta la tumba, inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una sociedad que se quiera más a sí misma. Que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una ética, y tal vez una estética, para nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal” (García, 1995: 56).

Lo concreto

Para la práctica docente que se encuentra centrada en el aprendizaje y el alumno, es dejar atrás el concepto de catedra y acompañar al alumno en el proceso de aprendizaje, así como el conocer a cada uno. Una forma de comenzar con el vínculo educativo es identificar que fortalezas tenemos y cuales tiene el alumno, para después buscar áreas de oportunidad.

Seligman (2002: 137 - 161), identifica 24 fortalezas que se dividen en cinco áreas: Sabiduría (curiosidad, necesidad de aprender, análisis de sí mismo, creatividad, inteligencia emocional y perspectiva para valorar la realidad), Voluntad (valor ante la vida, perseverancia e integridad), Humanidad (generosidad y capacidad de dar y recibir amor), Justicia (responsabilidad, equidad y liderazgo), Templanza (control de sí mismo, prudencia y humildad), y Trascendencia (apreciación de la belleza, gratitud, esperanza, fe, misericordia, alegría y entusiasmo).

El conocer con que contamos y somos competentes para realizar, nos ayuda a despertar un interés por el estudio y el aprendizaje. El resto del trayecto busca la construcción del conocimiento desde una docencia de calidad.

En el programa estadunidense Teachers for a New Era (Clay, 2003: 50 - 52), su finalidad, la formación de profesores capaces de innovar, se basa en tres principios básicos:

a) Identificar las prácticas docentes que faciliten el aprendizaje del alumno y enriquecer los procesos de formación de profesores.

b) Conoce los fundamentos del arte, las humanidades, las matemáticas, las ciencias naturales y sociales, para ofrecer una relación y vinculación de los contenidos con todo el programa académico, sin limitarse a la propia asignatura.

c) Admite la supervisión entre docentes, para enriquecer el trabajo diario y sistematizar los resultados. Dichos principios permiten el desarrollo de un proceso significativo en la selección del personal académico, así como en la renovación

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