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La Cabaña En El Arbol


Enviado por   •  7 de Junio de 2015  •  2.509 Palabras (11 Páginas)  •  279 Visitas

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BARCOS QUE VUELAN

AUTORA : PAULA CARRASCO

NACIONALIDAD : CHILENA

EDITORIAL : ALFAGUARA

ILUSTRACIÓN : CARMEN CARDEMIL

La historia comienza con que a la protagonista se le ocurre una idea genial antes de salir de vacaciones, que fue construir un Club junto a su amiga Vale en el patio de su casa con las tablas del quiosco de Don Luis. La Construcción fue con las herramientas del papá, las cuales guardaba en una caja secreta. Luego de 5 días estaba construido igual al de Don Luis en el jardín. Lo pintamos de color rojo y morado con todas las temperas que había en la casa, solo alcanzó para una tabla. La mamá me castigó por una semana cuando encontró este quiosco – club en el patio y me prohibió invitar a la Vale, que era mi mejor amiga.

A mí y a la Vale nos gusta el “material de ideas” que hay en mi casa, porque mi papá tiene un taller en el garaje con taladros y herramientas y a diferencia de las niñas del co-legio, no nos gusta jugar con muñecas.

Mi segunda mejor amiga es la tía Pita, que vive al lado de mi casa y cuando me encuen-tro triste la voy a ver, me conversa y me da cosas ricas para comer.

Un día la Vale me dijo que se iba a vivir a Francia y me enfermé del estómago de pura pena, quedándome en la casa por una semana.

La tía Pita me dijo que si uno quería de verdad, la amistad no se termina, por un amigo uno hace cualquier cosa, como domar un hipopótamo o hacer volar un barco. Hice como 100 barcos de papel, los cuales el día que la Vale se fue salieron volando por la ventana como volantines, deseando que la vale viera alguno desde el avión que la llevaría a Francia para que sepa que siempre la voy a querer.

LA BOMBA HIGIÉNICA

Por la tristeza de que se fue la Vale, fui a la casa de la tía Pita, que estaba con amigas y no estuvo conmigo, de pura rabia me dieron ganas de hacer un experimento a base de cremas, champú, bálsamos, desodorantes, limpia – vidrios y hasta cloro con agua oxige-nada, los cuales los eche a la tina.

La idea era meter este líquido en un globo, esto era una “bomba higiénica”, que al arro-jarla, cualquier superficie sucia en un segundo estaría como nueva. Me sorprendió una niña una niña que me pasó detergente para completar el invento. Así conocí a la Trini, luego la tía Pita me dijo que Trini podía ser mi nueva Amiga.

LA BOMBA FÉTIDA

Me llamo Daniela y me dicen “Virita”, porque nací sonriendo y contagiaba con mi risa como un virus pegajoso de amor, asi como “eres un virus chiquitita” o “Virita”.

Producto que la Morgana, la enemiga de Virita, me molestó, me quise vengar y con la Trini ideamos una “BOMBA FÉTIDA” para tirarle en cabeza a Morgana. Esta consistía en caca de mi perro Salomón, pipi de la Trini, vinagre, bicarbonato, perfume de la mamá de la Trini y crema de mi mamá.

Se pusieron todos los ingredientes mezclados con unos conchos de vino de las botellas viejas de mi papá y lo echaron a un globo rojo y la eché a mi mochila hasta el otro día.

Ya en el colegio cuando Morgana sacó la lengua y tocó la campana, me di cuenta que la “bomba fétida” se estaba desintegrando en mi mochila, así que, rápidamente la tiré y le cayo a mi profesora, la tía Laura, que me tomó de la muñeca y me llevó a inspectoría. En mi casa la tía Laura me llamó y le pedí disculpas, además le conté por que lo hice y me dijo que la próxima vez que la Morgana me molestara, le avise para conversar las tres y solucionar el problema, porque como dice la tía Pita hay que conversar las cosas ya que de lo contrario los problemas se pueden transformar en “bombas fétidas”.

ROCO

Hicimos carreras con Napoleón, el hamster café de la Trini, y la Matilde, mi araña polli-to, la cual apostamos $100, pero la Trini no tenía plata así que apostó sus zapatos nue-vos. Napoleón no entendió la carrera y Matilde corrió como loca así que la Trini me tu-vo que dar sus zapatos y para que no se vaya a pie pelado le pasé los míos. En eso, llegó un camión de mudanzas donde se bajó un niño como de la edad mía, éstos eran mis nue-vos vecinos y el niño se llamaba Roco.

Luego de curiosear por los nuevos vecinos nos desconcentramos con las mascotas y el niño estaba parado en frente de nosotras con la Matilde, pero Napoleón no apareció y la Trini se fue muy triste, así que busqué en la noche con una linterna y fui a la casa de Ro-co ya que era el único lugar que faltaba por revisar y él lo tenía. Aproveche de invitarlo a mi Club de detectives, que no existía.

Roco quería ser el presidente de este club, su papá era pintor y escuchaba música ruidosa para inspirarse en sus trabajos de pintura.

LA CARTA

Al otro día inventé una reunión relámpago con la Trini y Salomón, que es un perfecto perro espía, pero cuando llegué del colegio me encontré con una carta de la Vale. Me acordé que cuando éramos chicas hacíamos fósiles de plasticina para venderlos a los ve-cinos, también recogíamos muchos animales como un verdadero zoológico “veterina-rio”, y además la Vale me defendía en el colegio.

La Vale me cuenta que hay también una Morgana en su colegio que se llama Michelle y vive al lado de una laguna de patos, cisnes y todo tipo de animales. Pero lo mas impor-tante es que me echaba mucho de menos.

La carta terminaba con “te quiero mucho” y firmaba MOCO (nombre secreto), porque el mío era ESTORNUDO. Exploté en llantos y Roco me miraba y corrí a sus brazos, el me consoló como un papá. La Trini pensó que me había hecho algo y me defendió.

Luego les conté que el club no existía, pero que podríamos crear uno y me di cuenta que tenía dos muy buenos amigos.

MÚSICO Y TODO

Vi que Roco jugaba Basquet y lo desafié a un partido de 500 puntos. En un juego la pe-lota cayó al lado de una puerta misteriosa, la abrí y había muchos instrumentos musica-les. En eso entra Roco y se molesta porque no pedí permiso para entrar.

Roco tocaba el violín, la flauta y me impresioné tanto que me caí sobre una guitarra la cual le corté dos cuerdas. El papá de Roco me ayudó, le caí bien y me dijo que se ale-graba que fuera amiga de su hijo, porque Roco iba a un colegio especial de niños que sabían mucho respecto de su edad y Roco me confesó que le gustaría ser a veces como cualquier niño de su edad.

UN DÍA FELIZ

Desperté con el aviso de mi papá que tenía un Mail… ¡Era la Vale!, que me contaba de Francia y sus nuevos

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