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Poemas De Salvador Diaz Miron


Enviado por   •  22 de Junio de 2013  •  3.864 Palabras (16 Páginas)  •  424 Visitas

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• "poemas de salvador diaz miron"

A GLORIA

No intentes convencerme de torpeza

con los delirios de tu mente loca:

mi razón es al par luz y firmeza,

firmeza y luz como el cristal de roca.

Semejante

mi esperanza inmortal no mira el suelo;

no viendo más que sombra en el camino,

sólo contempla el esplendor del cielo.

Vanas son las imágenes que entraña

tu espíritu infantil, santuario oscuro.

Tu numen, como el oro en la montaña,

es virginal y, por lo mismo, impuro.

al nocturno peregrino,

A través de este vórtice que crispa,

y ávido de brillar, vuelo o me arrastro,

oruga enamorada de una chispa

o águila seducida por un astro.

Inútil es que con tenaz murmullo

exageres el lance en que me enredo:

yo soy altivo, y el que alienta orgullo

lleva un broquel impenetrable al miedo.

Fiando en el instinto que me empuja,

desprecio los peligros que señalas.

"El ave canta aunque la rama cruja:

como que sabe lo que son sus alas."

Erguido bajo el golpe en la porfía,

me siento superior a la victoria.

Tengo fe en mí; la adversidad podría,

quitarme el triunfo, pero no la gloria.

¡Deja que me persigan los abyectos!

¡Quiero atraer la envidia aunque me abrume!

La flor en que se posan los insectos

es rica de matiz y de perfume.

El mal es el teatro en cuyo foro

la virtud, esa trágica, descuella;

es la sibila de palabra de oro,

la sombra que hace resaltar la estrella.

¡Alumbrar es arder! ¡Estro encendido

será el fuego voraz que me consuma!

La perla brota del molusco herido

y Venus nace de la amarga espuma.

Los claros timbres de que estoy ufano

han de salir de la calumnia ilesos.

Hay plumajes que cruzan el pantano

y no se manchan... ¡Mi plumaje es de esos!

¡Fuerza es que sufra mi pasión! La palma

crece en la orilla que el oleaje azota.

El mérito es el náufrago del alma:

¡vivo, se hunde; pero muerto, flota!

¡Depón el ceño y que tu voz me arrulle!

¡Consuela el corazón del que te ama!

¡Dios dijo al agua del torrente: bulle!;

¡y al río de la margen: embalsama!

Confórmate, mujer! Hemos venido

a este valle de lágrimas que abate,

tú, como la paloma, para el nido,

y yo, como el león, para el combate.

OJOS VERDES

Ojos que

por recelo o por decoro,

ojos de esmeralda y oro,

fu nunca me veis, erza es que me contempléis;

quiero que me consoléis

hermosos ojos que adoro;

¡estoy triste y os imploro

puesta en tierra la rodilla!

¡Piedad para el que se humilla,

ojos de esmeralda y oro!

Ojos en que reverbera

la estrella crepuscular,

ojos verdes como el mar,

como el mar por la ribera,

ojos de lumbre hechicera

que ignoráis lo que es llorar,

¡glorificad mi penar!

¡No me desoléis así!

¡Tened compasión de mí!

¡Ojos verdes como el mar!

Ojos cuyo amor anhelo

porque alegra cuanto alcanza,

ojos color de esperanza,

con lejanías de cielo:

ojos que a través del velo

radian bienaventuranza,

mi alma a vosotros se lanza

en alas de la embriaguez,

miradme una sola vez,

ojos color de esperanza.

Cese ya vuestro desvío,

ojos que me dais congojas;

ojos con aspecto de hojas

empapadas de rocío.

Húmedo esplendor de río

que por esquivo me enojas.

Luz que la del sol sonrojas

y cuyos toques son besos,

derrámate en mí por esos

ojos con aspecto de hojas.

A UN PESCADOR

En buen esquife tu afán madruga,

el firmamento luce arrebol;

grata la linfa no tiene arruga;

la blanca vela roba en su fuga

visos dorados al nuevo sol.

Pero prorrumpes en canturía

que inculta y tosca mueve a llorar;

oigo la ingenua melancolía

¡del que inseguro del pan del día

surca y arrostra pérfido mar!

Tímida y mustia por los recelos

tu mujercita dirá: -Señor,

une las aguas, limpia los cielos;

cuida y conduce, por los chicuelos,

¡la navecilla del pescador!

RIMAS

El día con su manto

de vívidos colores,

inspira cosas dulces:

la risa y la ilusión.

Entonces la mirada

se inclina hacia las flores...

Las flores son los versos

¡que el prado canta al sol!

La noche con su sombra,

que deja ardientes rastros,

inspira cosas graves:

la angustia y la oración.

Entonces la mirada

se eleva hacia los astros...

Los astros son los versos

¡que el cielo canta a Dios!

Qué pliegue su ala de oro

la tarde en el vacío;

que pasen por mi mente

las ondas del Cedrón;

que caiga de la nube

la gota de rocío;

¡que radien las estrellas,

que trine el ruiseñor!

ASONANCIAS

Sabedlo, soberanos y vasallos,

próceres y mendigos:

nadie tendrá derecho a lo superfluo

mientras alguien carezca de lo estricto.

Lo que llamamos caridad y ahora

es sólo un móvil íntimo,

será en un porvenir lejano o próximo

el resultado del deber escrito.

Y la Equidad se sentará en el trono

de que huya el Egoísmo,

y a la ley del embudo, que hoy impera,

sucederá la ley del equilibrio.

MUDANZA

Ayer, el cielo azul, la mar en calma

y el sol ignipotente y cremesino,

y muchas ilusiones en mi alma

y flores por doquier en mi camino.

Mi vida toda júbilos y encantos,

mi pecho rebosando de pureza,

mi carmen pleno de perfume y cantos

y muy lejos, muy lejos, la tristeza.

Ayer, la inspiración rica y galana

llenando mi cerebro de fulgores;

y tú, sonriente y dulce en tu ventana,

hablándome de dichas y de amores.

Ayer, cuanto

...

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