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Politica Fiscal


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2012  •  2.842 Palabras (12 Páginas)  •  373 Visitas

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1. Introducción

El primero de diciembre de 2011 Felipe Calderón Hinojosa cumplió exactamente cinco años al frente de las instituciones nacionales. Cumplió cinco años al frente del Ejecutivo Federal y el saldo de su gestión es francamente decepcionante en casi todos los frentes: seguridad, crecimiento económico, empleo y abatimiento de la pobreza. Se ha logrado la tan presumida estabilidad macroeconómica (entendida ésta como equilibrio o incluso superávit en el presupuesto público, inflación baja y estable, equilibrio o superávit global en balanza de pagos, reservas internacionales altas y estabilidad cambiaria) pero al costo de sacrificar el crecimiento económico y, por tanto, el aumento del empleo, o alternativamente la disminución del desempleo.

Según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, www.inegi.org.mx), el PIB total de la economía mexicana a precios de 2003 creció a tasa promedio interanual del 1.5 por ciento entre 2007 y 2011, resultado de un crecimiento particularmente lento en 2007 y 2008 (del 3.2 y 1.2 por ciento, respectivamente), de una severa caída de la actividad económica en 2009 (del -6.1 por ciento como efecto y secuela, daños colaterales diría el Presidente Felipe Calderón Hinojosa, de la crisis financiera y económica internacional con epicentro en los Estados Unidos que significó para México menos exportaciones, menos entradas de remesas y menos inversiones directas provenientes del extranjero, principalmente del vecino del Norte), y de una recuperación más o menos significativa en 2010 y 2011 (del 5.4 y 4 por ciento respectivamente, según información del autónomo INEGI y de declaraciones provenientes del Secretario de Hacienda, José Antonio Meade1 .

Lo que tenemos, en realidad, es un comportamiento errático de la actividad económica, como errática ha sido la gestión de Felipe Calderón Hinojosa al frente de las instituciones nacionales. La actividad económica se ha caracterizado por situaciones de freno y arranque; de alzas, bajas y caídas (Ver Gráfica 1) que finalmente se expresan en un estancamiento estabilizador: se logra la estabilidad macroeconómica pero la actividad económica se mantiene estancada, por lo que aumenta el desempleo y consecuentemente también la pobreza.

Hace ya aproximadamente seis años, para ser exactos el domingo 30 de abril de 2006, que Jesús Silva Herzog, brillante economista que se desempeñara como Secretario de Hacienda durante las administraciones de José López Portillo (1976-1982) y de Miguel de la Madrid (1982-1988), alertó sobre los inconvenientes de anteponer los equilibrios macroeconómicos por sobre la imperiosa necesidad de promover el desarrollo económico y la generación de empleos a través de la promoción estatal. Al respecto, el periódico La Jornada informaba lo siguiente:

“México se encuentra actualmente en lo que se ha llamado el “estancamiento estabilizador”, cuando el objetivo esencial de la política económica de un país como el nuestro debe ser el desarrollo económico y la generación de empleo, como única fuente real para mejorar el bienestar de la población, y esto no ha sucedido, aseguró Jesús Silva Herzog. Silva Herzog, quien fue secretario de Hacienda en el periodo 1982-1986, reconoció que el comportamiento económico de México no ha sido satisfactorio en los últimos 25 años. El ingreso por habitante ha permanecido prácticamente estancado y el desempleo creciente ha conducido a un aumento de la economía informal, a mayores corrientes migratorias y un aumento en los índices de delincuencia. El ex funcionario afirmó que en sentido contrario, la inflación ha sido controlada, el déficit fiscal es desde hace varios años inferior a uno por ciento, como proporción del producto interno bruto (PIB); son logros macroeconómicos (…) Jesús Silva Herzog consideró que el equilibrio macroeconómico ha sido un objetivo. La estabilidad sí debe mantenerse, pero como un medio y no como un fin, por lo que es necesario recuperar el crecimiento y el empleo mediante un Estado promotor, expuso”.2

Al asumir la Presidencia de la República el primero de diciembre de 2006, bajo la fuerte sospecha de fraude electoral en contra del candidato opositor progresista Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Felipe Calderón decidió no modificar la orientación de la política económica más que en el mero discurso. Como candidato de Acción Nacional, Felipe Calderón ofreció convertirse, si es que el voto de los mexicanos le era favorable, en el paladín del empleo. Más específicamente, habló de convertirse en el “presidente del empleo”. Sin embargo, al privilegiar la estabilidad macroeconómica, al igual que sus antecesores priístas (Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo) y al igual que su correligionario panista Vicente Fox (2000-2006), la sociedad mexicana renunció a toda posibilidad de desarrollo socioeconómico y, por tanto, a toda posibilidad de mejoramiento de su bienestar vía políticas promotoras del crecimiento económico, por un lado, y reductoras de las profundas desigualdades sociales que imperan en el país, por el otro lado.

No es casual, en consecuencia, que la sociedad mexicana siga asistiendo a una caída del PIB por habitante, a un aumento del desempleo y a un aumento de la pobreza durante los cinco años de la actual administración federal. El aumento de la criminalidad no es más que efecto y secuela de una política macroeconómica desfavorable a la generación de condiciones adecuadas de inserción social.

2. PIB por habitante

Respecto al PIB por habitante, mismo que resulta de dividir el PIB total a precios constantes entre la población total del país, y según datos del Banco Mundial mencionados por La Jornada en su edición electrónica del sábado 7 de enero del año en curso, en 2006, cuando arrancó la administración de Felipe Calderón, el PIB per cápita del país era de 12 658 dólares constantes de 2005, y para 2010 se ubicó en 12 498 dólares; es decir, que en este último año (2010) el PIB por habitante retrocedió 1.3 puntos porcentuales con respecto al nivel alcanzado en 2006 (Ver Cuadro 1). O visto de otra manera, durante el periodo 2007-2010, los primeros cuatro años de la administración calderonista, el PIB por habitante del país retrocedió a una tasa promedio interanual del -0.22 por ciento (Ver Cuadro 1). Un auténtico retroceso que explica, en parte, el incremento de la pobreza observado en lo que va de la actual administración.

Como se puede apreciar fácilmente en el Cuadro 1, México es el único país de América Latina que vio caer su PIB por habitante durante el periodo 1997-2010; como ya lo mencionamos anteriormente, el PIB per cápita de

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