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Pre Anestesico Animal


Enviado por   •  21 de Febrero de 2015  •  2.940 Palabras (12 Páginas)  •  211 Visitas

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LA FASE DE PREANESTESIA

Es el periodo que precede a la inducción y en el que se prepara al paciente para la anestesia en sí. Incluye el ayuno, la venoclisis, la administración de fluidoterapia, la corrección de desequilibrios preexistentes y el empleo de fármacos que facilitarán el desarrollo de la anestesia propiamente dicha (fármacos preanestésicos).

PREPARACIÓN DEL PACIENTE

Incluye el ayuno, la venoclisis y administración de fluidos y la corrección de desequilibrios preexistentes.

Ayuno

La anestesia abole el reflejo deglutor, por los que si se produce regurgitación o vómito durante la misma el contenido gástrico pasará a la tráquea y desencadenará una neumonía por aspiración, complicación muy grave. Por ello el ayuno es fundamental para prevenirla. En general, se recomienda un ayuno de alimento sólido de 8-12 horas y de agua de 2 horas. Diversos estudios indican que el estómago se vacía en menos de 10 horas.

Los pacientes pediátricos y neonatos corren el riesgo de hipoglucemia y deshidratación, por lo que el tiempo de ayuno debe reducirse. Los animales con enfermedad renal o que estén deshidratados deben mantenerse con fluidoterapia durante el ayuno. Por otra parte, en cirugía gastrointestinal y para asegurar la evacuación, los tiempos deben alargarse.

Venoclisis y fluidoterapia

La venoclisis es obligatoria. Siempre es necesario coger una vía, y si es posible, dos, porque como dice la Ley de Murphy, seguro que se pierde cuando hace falta. Es imposible coger una vía cuando aparece una emergencia y es necesario administrar algo intravenoso. Además, permite la fluidoterapia durante la anestesia. Y es imprescindible para la anestesia intravenosa.

Hay dos clases de vías, las periféricas, como la cefálica, y las centrales, como la yugular. Estas últimas son las que hay que emplear en pacientes de alto riesgo, pues permiten la administración de volúmenes grandes muy rápidamente y la administración de fármacos que no se pueden emplear por una vía periférica.

La fluidoterapia en fundamental durante la anestesia. La dosis de mantenimiento durante la anestesia es de 10 ml/kg/h. En el hospital es suficiente 2-4 ml/kg/h. Hay que reducir la dosis en pacientes con enfermedad renal o cardiorrespiratoria para no provocar una hiperhidratación. Es importante controlar la presión venosa central a la hora de administrar fluidos.

Si hay una hemorragia profusa, las dosis son de 20 ml/kg en los primeros 15 minutos, hasta administrar 3 ml de cristaloide isotónico por ml de sangre perdida. En caso de shock hipovolémico, las dosis son de 4 ml/kg de solución salina hipertónica al 7,5% y 8 ml/kg de dextrano, administrando cristaloides simultáneamente para prevenir la deshidratación celular.

Corrección de los desequilibrios preexistentes

Otro punto que hay que tratar es el que hay que corregir los desequilibrios preexistentes antes de la anestesia. Los que citamos a continuación hay que corregirlos de forma obligatoriamente antes de la anestesia o el paciente morirá casi con toda seguridad:

deshidratación severa

anemia o hemorragia (Hto<20%)

hipoproteinemia (Alb<2 gr/dl)

alteraciones electrolíticas severas

alteraciones del pH. Especialmente la acidosis (pH<7,2)

neumotórax

hipoxia y cianosis

oliguria

fallo cardiaco congestivo y arritmia severa.

De todos modos, en casos de vida o muerte a veces hay que meterles mano antes.

PREMEDICACIÓN ANESTÉSICA

Ya hemos dicho que aparte de preparar al paciente, en la preanestesia también se administran diversos fármacos: los preanestésicos. Cuando se utilizan adecuadamente, estos medicamentos facilitan que la anestesia se realice de una forma segura y eficaz, ya que reducen el estrés, facilitan el manejo, contrarrestan algunos de los efectos adversos y corrigen las deficiencias que puedan tener los anestésicos generales que empleemos. Se consideran preanestésicos los sedantes/tranquilizantes, los analgésicos y los anticolinérgicos, aunque se pueden emplear en otras fases de la anestesia.

Los objetivos de la premedicación anestésica son:

Facilitar el manejo preoperatorio del animal, calmándolo, lo que ayuda a sujetarlo, y reduce su ansiedad y estrés.

Facilitar la fase de inducción, reduciendo o eliminando el periodo de excitación. Los preanestésicos también reducen el delirio y la excitación durante la recuperación.

Suplir las carencias de los anestésicos generales, sobre todo en el apartado de la analgesia, ya que los anestésicos convencionales carecen de una acción analgésica potente y no proporcionan una cobertura suficiente al dolor quirúrgico y postquirúrgico. Asimismo, diversos preanestésicos proporcionan la relajación muscular que no producen algunos anestésicos.

Disminuir la dosis del anestésico general, reduciendo de este modo el riesgo de sobredosificación.

Evitar o disminuir los efectos no deseados de los anestésicos generales o de algunas maniobras que se realizan durante la anestesia -intubación-, como vómitos, hipersecreción de saliva o moco, reflejos vagales, depresión cardiorrespiratoria, etc.

En la clínica, diferenciamos la premedicación anestésica, que persigue los objetivos arriba citados, de la sedación. Cuando sedamos un paciente lo que buscamos es calmarlo para poder realizar alguna cirugía menor (generalmente asociada a analgesia local) o facilitar la realización de alguna prueba diagnóstica, pero sin llegar a hacer una anestesia general.

Hay que tener en cuenta que los fármacos preanestésicos también tienen efectos adversos. Sin embargo, el conocimiento preciso de sus efectos y de su interacción con otros fármacos permite obtener el máximo beneficio y reducir al mínimo los riesgos.

SEDANTES Y TRANQUILIZANTES

Los tranquilizantes son fármacos que, por definición, actúan calmando al animal, que aparece despierto, relajado y despreocupado del entorno, así como potencialmente indiferente a pequeños estímulos dolorosos, aunque un estímulo suficiente alertará lo alertará. Actúan a nivel del hipotálamo y el sistema de activación reticular. A alta dosis provocan signos extrapiramidales, como temblores o convulsiones. Los sedantes son fármacos que provocan depresión de la corteza cerebral; el paciente está despierto, pero calmado; mediante un estímulo suficiente es posible alertar al paciente. Hay una depresión de la corteza cerebral dependiente de la dosis, por lo que a alta dosis hay una gran depresión del SNC y pérdida de la consciencia, lo que recuerda los estados inducidos por los anestésicos generales. En la clínica, ambos términos se emplean como sinónimos.

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