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TOYOTA


Enviado por   •  4 de Diciembre de 2013  •  Tesis  •  2.526 Palabras (11 Páginas)  •  225 Visitas

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Ahorro y reducción de consumo

Programas de conservación de la energía

Administración de la energía

Proceso de la gestión de la energía

Conclusiones

Anexo

Bibliografía

1. Introducción

El Sistema de Producción Toyota, conocido también como "Just in Time" tomó auge en Japón y luego en el resto del mundo al verse cómo Toyota y otras empresas comprometidas con el sistema de producción "magra" lograban superar los problemas ocasionados por la descomunal suba del petróleo posterior a la Guerra de Iom Kipur.

Hoy cuando el mundo atraviesa una nueva y fuerte tendencia al aumento en el precio de los combustibles, y además se incrementan los niveles de contaminación, se hace nuevamente menester estudiar, analizar e implementar eficazmente un sistema que plenamente comprometido con la detección, prevención y eliminación de los desperdicios permita lograr un uso más productivo de la energía.

El compromiso con la mejor gestión de la energía debe ser no sólo un compromiso de las empresas, sino también de los gobiernos, las empresas generadoras de energía, y los centros de investigación y estudios, estos últimos cómo divulgadores y concientizadores.

Una visión que contemple tanto los factores ecológicos, como el uso más racional de los recursos escasos, al mismo tiempo que se enfoque en un uso más productivo de los mismos, contemplando un más alto nivel de satisfacción para los usuarios, habrá de generar para quienes lo apliquen una ventaja competitiva en los mercados.

2. Ahorro y reducción de consumo

El ahorro es, en cierta forma, un concepto económico y como tal va asociado al concepto tiempo. Un equipo consume tanta más energía cuanto más tiempo funciona. Energéticamente cuesta más dinero cuanto más tiempo funciona. En este sentido, pues, el ahorro debe ser una preocupación del usuario del equipo, del consumidor energético, el cual debe tener también la adecuada sensibilidad frente a la conservación de la energía.

Es dentro de ésta temática que el Kaizen cómo sistema destinado a la eliminación de desperdicios y despilfarros pasa a constituirse en un arma fundamental. En primer lugar debe tenerse en cuenta que la mayoría de las empresas administradas a la usanza tradicional tienen cómo promedio dos veces más personal del necesario, utilizan cuatro veces más espacio del requerido y tardan diez o más veces el tiempo necesario para completar sus procesos. Ello es el producto de un cúmulo de actividades y procesos innecesarios e improductivos, que consumiendo ingentes recursos no producen valor agregado para los clientes finales o para la empresa.

Es esa gran cantidad de actividades improductivas las que generan un alto e inútil consumo no sólo de mano de obra, materiales, dinero, y tiempo, sino también el consumo de energía asociados a estas actividades y procesos.

A ello debe agregarse tanto una mala gestión de los recursos energéticos, cómo del control de las pérdidas de energía.

Bueno es tener en cuenta que a cada uno de los clásicos desperdicios de sobreproducción, exceso de inventarios, procesos correctivos, falencias de procesamientos, excesos de movimientos y transportes, tiempos de espera y maquinarias en mal funcionamiento, son consumidores de recursos energéticos, razón por la que eliminar detectar y eliminar los desperdicios provoca cómo resultado una consecuente disminución en el consumo o utilización de energía.

Por ello mejorar la calidad, producir productos a "la primera", y aumentar los niveles de productividad, son las mejores formas de ahorrar energía y reducir los costos a ellos asociados.

Muchos pequeños y medianos empresarios no alcanzan a ver que mejorar la calidad no sólo incrementa el valor de sus productos generando con ello mayores niveles de satisfacción y como consecuencia una mayor demanda, sino que además contribuye a reducir los costos asociados a los productos desechables o pasibles de ajustes y correcciones. En esos excesos de costos tenemos tanto conceptos salariales, como de materias primas, insumos, intereses, costos de oportunidades, y cómo no puede faltar por supuesto, el costo de la energía.

Hacer las cosas bien desde un principio, significa e implica para toda empresa, producir los bienes y servicios con el menor número de fallas o defectos al menor coste posible, generando de tal forma un clara ventaja competitiva sobre sus competidores.

3. Programas de conservación de la energía

La mayor parte de la energía utilizada en la producción y en los servicios industriales termina por escaparse a la atmósfera. La eficiencia térmica de la mayor parte de los hornos industriales oscila entre el 20 y el 40 por ciento, mientras que las calderas tienen una eficiencia térmica que va del 70 al 90 por ciento. La energía puede conservarse volviendo a utilizar el calor desechado o reorientando la energía mal utilizada.

El éxito de cualquier programa de conservación depende en gran medida del compromiso de aplicarlo por parte de todos los miembros de la organización y de las costumbres y estilos de vida de sus gerentes y trabajadores.

Por consiguiente, el elemento humano es la clave de cualquier programa eficaz de conservación. Como los trabajadores se guían por la dirección, ésta debe iniciar los esfuerzos para conservar la energía.

En el nivel técnico, debe esperarse que participen en la conservación de la energía los especialistas en ingeniería civil, mecánica, de combustibles, del calor, de la ventilación y eléctrica. Estos especialistas deben estudiar qué se puede cambiar y qué equipo se ha de comprar. Los directores y los supervisores deben contar con los conocimientos técnicos de los ingenieros para reunir gran parte de la información básica que se necesita para mejorar la planificación.

Con el fin de obtener los beneficios de la conservación de la energía, ha de realizarse una serie de tareas prácticas de gestión cerca del punto de control, por lo general en la máquina o en el lugar de trabajo. Unos instrumentos analíticos apropiados facilitan la comprensión del proceso y ayudan a encontrar la forma de mejorar el rendimiento; además, suelen hacer posible mejorar la operación antes de introducir cambios más permanentes. La política de la organización con respecto a la conservación de la energía debe basarse en lo siguiente:

una estructura organizativa adecuada;

la capacitación del personal;

el acopio y el análisis de datos operativos

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