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Enviado por   •  6 de Marzo de 2013  •  885 Palabras (4 Páginas)  •  544 Visitas

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EL ESCENARIO

Desde la conquista la ciudad de México fue la urbe más poblada de la Nueva España y, por lo mismo, el principal centro mercantil del virreinato. Además de los artículos para su consumo allí se enlazaban el comercio de importación-exportación, el de metales preciosos-mercancías con los centros mineros, y otros intercambios mercantiles entre diferentes regiones del reino que muchas veces, encontraban un punto de redistribución de financiamiento en la capital. Y es que en ese siglo la ciudad de México fue también el principal centro financiero de la Nueva España.

La concentración de capitales reforzó el papel de la ciudad como plaza mercantil al estar en posibilidades de administrar mercancías o dinero a crédito a otras localidades. Aunque no todos los intercambios mercantiles convergían en la ciudad, donde esta afirmaba su supremacía era en el comercio con el exterior, los grandes mercaderes que traficaban con ultramar residían en la capital virreinal, desde la cual distribuían los productos al interior del virreinato, ya sea valiéndose de sus representantes o bien proporcionando a los comerciantes provinciales los artículos.

LOS COMERCIANTES DE LA CIUDAD DE MÉXICO EN EL SIGLO XVI

Muchos artesanos y obrajeros comercializaban en sus sendas o talleres su propia producción y otros artículos, y los arrieros, además del transporte, con frecuencia despachaban productos por su cuenta o de mercaderes.

Por otra parte los comerciantes constituían un grupo heterogéneo, en el que se encontraban desde los indignas y miembros de las castas que vendían en los tianguis y por los pueblos, los empleados con algún comerciante, que , a cambio de un sueldo o una comisión, despachaban las mercancías de éste, los viandantes, buhoneros o mercachifles, que llevaban cajuelas de mercancías menudas, que vendían por los pueblos.

El convenio se solía efectuar por un viaje o cargarozón de mercaderías, con la posibilidad de prorrogarse, y se procuraba que los comerciantes que se embarcaban a América perteneciesen al grupo familiar. A lo largo de la contratación estos mercaderes se hacían de un capital, que podían invertir por su cuenta en e comercio interno o con el exterior, o en otras actividades, a la vez que ocuparse sobre la plaza, como apoderados o encomenderos, de las negociaciones de otros comerciantes sevillanos y recibir, también, una comisión por su trabajo.

LAS INVERSIONES DE LOS COMERCIANTES

Los grandes mercaderes necesitaron contar con sus propias fuentes de financiamiento, que les brindaran los recursos necesarios para comprar los productos del exterior y distribuirlos a crédito en el interior. Además de abrir tiendas donde despachaban las mercancías del exterior y del interior, se involucraron directa o indirectamente en la explotación minera, participaron como inversionistas en el transporte, se vincularon en el régimen de asiento al

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