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De La Burocracia Y La Educación En Estados Unidos


Enviado por   •  15 de Febrero de 2013  •  2.118 Palabras (9 Páginas)  •  444 Visitas

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De la burocracia y la educación en Estados Unidos

En Estados Unidos no existe un sistema nacional de educación como lo hay en otros países, pues el Gobierno Federal no administra los colegios, aunque sí presta asistencia económica. Cada uno de los Estados que conforman el país cuenta con un Departamento de Educación, que establece las normas para los diferentes colegios que se encuentran en su circunscripción. Así mismo, también es potestad de los Estados el dotar de fondos a los colegios públicos y administrarlos. Luego, cada uno de los Estados está dividido en Distritos Escolares. El Consejo Directivo del Departamento de Educación establece políticas generales para todas sus escuelas, estas políticas dicen qué se debe enseñar, a qué directores, profesores y administradores se deben contratar y también se encargan de la evaluación y supervisión de todo el proceso y el funcionamiento de los colegios.

Esto exige, de la Administración de cada uno de los Estados, un compromiso con los ciudadanos y la necesidad de la puesta en marcha de una serie de medidas de evaluación que garantice la buena marcha del sistema educativo, el aprovechamiento de los recursos, la eficiencia de los directores, el buen hacer de los profesores y, qué duda cabe, velar por la integración de los/las nuevos/as docentes en las escuelas.

Elizabeth M. Eddy nos habla en su texto de las numerosas reglas que tienen que cumplir, tanto las de carácter burocrático como las de trabajo en el aula, de la autonomía con la que cuentan los maestros, del gran poder que tienen los evaluadores que van a los centros, de cómo se inician en su labor como docentes y de cómo se observa a los/las nuevos/as maestros/as que entran a formar parte de la comunidad educativa.

Partiendo desde la perspectiva que tienen los/las profesores/as noveles, de cómo viven ellos la realidad en los centros, de sus relatos y experiencias, nos encontramos con que el primer año de un/a docente es uno de los más duros, de los que más agotamiento provoca de toda la carrera, y es, sin duda, un filtro para que todo aquel/aquella que no se sienta capacitado/a para comprometerse con esta profesión se plantee si realmente quiere ejercerla o no.

Cuando se introduce un/a nuevo/a docente en un Sistema Educativo, se le debe hacer saber el orden y las normas que existen, tanto a nivel de centro como a nivel general de educación. Se presupone que al salir de la Universidad el/la nuevo/a profesor/a ya viene armado/a con toda suerte de mecanismos para hacer frente al aula y, por lo tanto, no se les da formación en lo que a su materia o a sus técnicas para la transmisión de conocimientos se refiere, la administración entiende que ya saben fomentar el amor hacia el conocimiento, el espíritu crítico, la enseñanza del trabajo colaborativo… Sin embargo se sí se lo/la instruye en lo “políticamente correcto”, en lo que deben hacer si quieren conservar su puesto de trabajo dentro de la Educación, lo que se espera de ellos/ellas en definitiva.

Evidentemente, cada centro cuenta con unas directrices, pues tiene una dirección que, de alguna forma, hace que su centro sea su centro y no un clon de otros, esto hace que cada colegio cuente con una cultura propia en tanto en cuando a ideario del centro, normas internas, valores, etc. se refiere, pero a su vez no pueden dejar de tener presente las directrices que le vienen al colegio de los niveles superiores, y de esta mezcla surgen los idearios de cada centro.

Los/as nuevos/as profesores/as deben adaptarse a este ideario o cultura y trabajar acorde a sus postulados, debe adaptarse a lo que hay y aceptar que existen diferentes niveles de poder en el sistema educativo, y que eso niveles no se pueden saltar, la autora nos hace referencia a varios casos en los que se dan conflictos entre ambos bandos (administración y docentes) y de cómo la autoridad genera tensiones en los/as neófitos/as de la educación, lo mismo que genera el inconformismo de un/a adolescente cuando sus padres los obligan a hacer cosas a las que no les encuentran sentido con el argumento de que “tienen que hacerlas porque tienen que hacerlas”.

El/la nuevo/a maestro/a debe, en pocas palabras, acomodarse a lo ya existente, debe ser el heredero de la cultura establecida en el centro donde desarrolle su labor.

Con todo esto nos encontramos ante la realidad de que la autonomía y libertad de los/las maestros/as no es tanta, juegan un rol de herramienta del sistema, la profesión de docente es vista como una pieza de la cadena que, si sigue al pie de la letra las indicaciones y pautas de actuación dictadas, crea un producto determinado.

A todo lo anterior, en cuanto a falta de autonomía del/la docente, hay que sumarle el nulo poder de decisión que tienen respecto al tipo de materiales, de medios o recursos que quieran emplear en sus aulas, pues otros estamentos se encargan de esta labor por él/ella. Al nuevo/a maestro/a se le asigna un aula, unos recursos, unos libros, unos materiales, una forma de hacer. Está claro que el centro debe llevar una línea de actuación que, desde su punto de vista, es la correcta para educar, pero por otro lado se están perdiendo por el camino las nuevas aportaciones que podrían hacer los/as nuevos/as docentes y, quizá, matando esa creatividad y capacidad de iniciativa sin haberle concedido una oportunidad de existir.

Una vez comienzan a trabajar, la administración debe vigilar su iniciación, pues ésta debe decidir si los/as profesores/as deben seguir ejerciendo o deben ser rechazados. Esto genera una situación compleja, como comentábamos antes, ya que están sometidos a una gran tensión que indudablemente afecta de alguna forma a su modo de actuar, a su capacidad como transmisor/a, al clima del aula…. Las visitas de la administración son periódicas y no siempre son tomadas de buen agrado, es más en muchos de los relatos se ven como auténticos malos tragos. También se habla de que si el docente se desenvuelve bien, o sea acorde a lo que los inspectores quieren ver aunque crean que no están haciendo lo adecuado, las visitas se reducen y la situación se torna más agradable y abierta. Está claro, como se detalla en el texto, que un/a maestro/a puede adaptarse al sistema siguiendo unas pautas sencillas: acatar las indicaciones que den los superiores.

Estas indicaciones que hemos venido citando, son un decálogo de aspectos susceptibles

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