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Narrativa


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2014  •  1.048 Palabras (5 Páginas)  •  166 Visitas

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Personaje: La zorra

Características; es inteligente, desconfiada, distraída, juzga, es torpe, ingeniosa.

Se desarrolla en el espacio del bosque, el camino del bosque a la casa del campesino y la cueva.

Identificación de los personajes:

- La zorra le da la idea al campesino de que mienta al oso, diciendo que los cazadores andan en el bosque, esto a cambio de 12 gallinas.

- Pregunta el paradero del oso y al enterarse que han logrado engañarlo cobra las 12 gallinas.

- Sigue al campesino para ir por las gallinas prometidas.

- Huye al darse cuenta de que el campesino había llamado a los perros.

- Se esconde en la cueva y cuestiona a la vista, el oído, a las patas y al rabo, para saber que hicieron para que la zorra huyera.

- Al darse cuenta de que el rabo no coopero con la huida lo castiga sacando el rabo de la cueva, haciendo que los perros la destrozaran.

Secuencia

Un día un campesino estaba labrando su campo, cuando se acercó a él un Oso y le gritó:

-¡Campesino, te voy a matar!

-¡No me mates! -suplicó éste-. Yo sembraré los nabos y luego los repartiremos entre los dos; yo me quedaré con las raíces y te daré a ti las hojas.

Consintió el Oso y se marchó al bosque.

Llegó el tiempo de la recolección. El campesino empezó a escarbar la tierra y a sacar los nabos, y el Oso salió del bosque para recibir su parte.

-¡Hola, campesino! Ha llegado el tiempo de recoger la cosecha y cumplir tu promesa -le dijo el Oso.

-Con mucho gusto, amigo. Si quieres, yo mismo te llevaré tu parte -le contestó el campesino.

Y después de haber recogido todo, le llevó al bosque un carro cargado de hojas de nabo. El Oso quedó muy satisfecho de lo que él creía un honrado reparto.

Un día el aldeano cargó su carro con los nabos y se dirigió a la ciudad para venderlos; pero en el camino tropezó con el Oso, que le dijo:

-¡Hola, campesino! ¿Adónde vas?

-Pues, amigo -le contestó el aldeano-, voy a la ciudad a vender las raíces de los nabos.

-Muy bien, pero déjame probar qué tal saben.

No hubo más remedio que darle un nabo para que lo probase. Apenas el Oso acabó de comerlo, rugió furioso:

-¡Ah, miserable! ¡Cómo me has engañado! ¡Las raíces saben mucho mejor que las hojas! Cuando siembres otra vez, me darás las raíces y tú te quedarás con las hojas.

-Bien -contestó el campesino, y en vez de sembrar nabos sembró trigo.

Llegó el tiempo de la recolección y tomó para sí las espigas, las desgranó, las molió y de la harina amasó y coció ricos panes, mientras que al Oso le dio las raíces del trigo.

Viendo el Oso que otra vez el campesino se había burlado de él, rugió:

-¡Campesino! ¡Estoy muy enfadado contigo! ¡No te atrevas a ir al bosque por leña, porque te mataré en cuanto te vea!

El campesino volvió a su casa, y a pesar de que la leña le hacía mucha falta, no se atrevió a ir al bosque por ella; consumió la madera de los bancos y de todos sus toneles; pero al fin no tuvo más remedio que ir al bosque.

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