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ASPECTOS PSICOLÓGICOS EN EL PACIENTE PEDIÁTRICO


Enviado por   •  7 de Mayo de 2015  •  1.483 Palabras (6 Páginas)  •  169 Visitas

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Antes de los años sesenta las personas con una enfermedad terminal morían en su casa, rodeadas de sus familiares y vecino. El médico se limitaba a informar el sombrío pronóstico. Los amigos y algún religioso daban apoyo al moribundo y a sus familiares.

Al progresar la tecnología terapéutica (uci, quimioterapia, etc) los pacientes con enfermedades crónicas fueron a pasar sus últimos días a los hospitales. El personal de salud asumió una nueva y angustiante tarea: acompañar en la agonía.

Los usuarios comenzaron a solicitar atención e información sobre cómo afrontar esta situación del enfermo terminal. Los humanistas se interesaron por la tanatología que había pasado a ser una ciencia casi exclusiva de la biología desde el siglo XIX. En la universidad de Chicago, Elizabeth Klüber Ross estudió a fondo el proceso psicológico de agonía; muerte y su psicoterapia.

En 1969 publicó su famoso libro sobre la muerte en el que describe cinco fases del proceso de agonía:

o Shock y negación

El paciente entra en un estado de perplejidad y rechazo a aceptar el diagnóstico fatal. Niega la enfermedad y busca alternativas. En esta fase el trato empático por parte del médico y resto del personal sanitario es importante para ayudar al paciente y su familia.

o Rabia

Se asume la irreversibilidad de la enfermedad, pero se niega a aceptarla. Se siente frustración y rabia. Se rebela contra todo. Puede desarrollar conductas agresivas. Necesita mucho apoyo para que tome actitudes más realistas permitiéndole expresar sus sentimientos.

o Negociación

El paciente hace promesas: al personal de salud a los amigos, a los santos, etc. Con la esperanza de recuperarse. Cumple estrictamente con el tratamiento pensando que tal vez asi pueda salvarse.

o Depresión

A medida que la enfermedad progresa toma conciencia de lo irremediable del fin, lo inútil de su esperanza y entra en una depresión. Si el paciente lo solicita se le dará apoyo espiritual y psicoterapia. Si se hace necesario se deben administrar analgésicos e hipnóticos para evitar que el paciente sufra.

o Aceptación

Por fin entiende que la muerte es inevitable y la acepta. En este momento puede hablar con sus familiares, ya no teme a la muerte si no al sufrimiento.

Estas cinco fases se solapan entre ellas o pueden avanzar y retroceder. El médico debe estar atento a los cambios que se sucedan a fin de dar el apoyo e información necesarios.

La fase final:

El colapso físico y mental se va acentuando rápidamente hasta llegar al coma. La angustia y la inquietud del enfermo van cediendo hasta llegar a un estado de calma total. El tono muscular va perdiéndose hasta llegar a la atonía. Se presentan los estertores agónicos, debidos a la acumulación de secreciones en el tracto respiratorio bajo. La hipotonía muscular y la deshidratación dan la típica “facies hipocrática”: nariz perfilada, ojos hundidos, boca entreabierta, etc.

Al cesar los signos vitales el médico debe anotar fecha y hora de la muerte.

Generalmente los familiares están perplejos o confusos y debemos orientarlos en todo lo relacionado a los trámites administrativos (certificado de defunción) y preparación del cadáver. Debe permitirse ver y tocar el cadáver el tiemplo que lo desee el doliente.

Debemos estimular dar el nombre adecuado a los fenómenos naturales y normales: “la muerte” “el cadáver”, “el entierro”, etc. para facilitar el duelo; respetando el “tempo psíquico” de cada doliente.

El desarrollo del concepto de muerte en la infancia:

La edad del niño en el momento de la pérdida es el factor más importante en la comprensión del concepto de muerte y de sus consecuencias emocionales (Villanueva y García, 2000).

 Durante el primer año de edad:

El niño está ocupado en distinguir entre él mismo, el entorno que le rodea y la persona que lo atiende. Por ello, reaccionan con angustia ante la pérdida de la principal persona que los cuidaba (usualmente la madre). Además, es posible que capten el dolor de quienes les rodean cuando éste toma forma de llantos, de cambios en el programa y en las rutinas, y de ruidos y estímulos adicionales en el ambiente del hogar. La ausencia de rostros sonrientes y de períodos de juegos, o que ya no lo sostengan en brazos, puede tener un efecto acumulativo.

A partir del año estará muy ocupado explorando su entorno, desarrollo la consciencia de la permanencia de un objeto que esté fuera de su campo visual, es decir, que aunque no lo vea, existe. Desarrolla una representación o imagen mental del objeto. Por ello, los niños menores de 3 años tienen una escasa comprensión de la causa o finalidad

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