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Cuáles son los rasgos generales que la educación deberá tener en cuenta para vivir con pertinencia la incertidumbre de una sociedad injusta y violenta


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2020  •  Ensayos  •  2.801 Palabras (12 Páginas)  •  135 Visitas

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Centro Universitario Mar de Cortés

Doctorado en Desarrollo humano y Educación

Seminario de Desarrollo humano y valores

Profesor: Dr. Rodrigo López Zavala

Análisis y comentario final sobre el eje temático: ¿Cuáles son los rasgos generales que la educación deberá tener en cuenta para vivir con pertinencia la incertidumbre de una sociedad injusta y violenta, teniendo como base ética los principios de la especie humana moderna y los desafíos en un horizonte humanista?

Introducción

Es innegable percibir que vivimos en una sociedad donde el ritmo del cambio social se presenta más rápido e intenso que en cualquier otro momento de nuestra historia. Para Fernández Enguita (2001) la sociedad presenta diversos cambios, haciendo énfasis en el cambio intrageneracional que nos hace ser testigos, y protagonistas de un mundo que cambia de manera continua durante nuestra vida y que nos obliga a adaptarnos a multitud de situaciones a lo largo de ésta. En este sentido, la educación debe adaptarse a estos nuevos cambios resguardando la esencia de ser humano, que no es otra sino la de encontrar plenitud y autorrealización.

La educación es esta época que Bauman (2006) ha bautizado como modernidad líquida debe ser un esfuerzo conjunto desde la cúspide política hasta el trabajo de las aulas para recomenzar procesos educativos humanistas que integren un modelo reciproco entre el bien personal y el bien social enfocados en un horizonte profesional atractivo, pero al mismo tiempo comprometido por un verdadero cambio. Las situaciones actuales de la sociedad en México hacen eco del pensamiento de Rousseau el cual afirmaba que el hombre hacia bueno y la sociedad lo corrompía. Innumerables situaciones parecen darle la razón a Rousseau, sin embargo, parte de un proceso crecimiento son también las caídas y en esto el humanismo enseña que no se debe perder la esperanza de un cambio personal que pueda hacer diferencia en un cambio social.  

Argumentación

La humanidad en base a su libertad ha alcanzado logros y construidos escenarios tanto positivos como negativos, es una paradoja el intentar escapar de la libertad; en esta perspectiva aparece la ética como un conocimiento que ayuda precisamente a que esa libertad sea autentica y plena, es decir, que el ser humano sea conciente y responsable de sus decisiones. Ahora bien, un escenario fundamental para el desarrollo de la ética es la escuela, espacio privilegiado de encuentro con uno mismo y con los demás, espacio de búsqueda de la verdad y construcción de una visión social. En relación con lo anterior, la ética se vincula a la educación en el fundamento de que todo acto humano refleja un acto moral. Todo acto educativo encierra un comportamiento ético debido a la naturaleza del proceso educativo que es sacar lo mejor de la persona; toda educación además de ser ética también es un acto político, no solo por el ejercicio formativo en sí mismo, sino por sus consecuencias en la vida social con el comportamiento del futuro ciudadano.

El propósito fundamental de toda educación es preparar a los estudiantes para el mundo de la vida. Este propósito hace necesario que se tenga una visión humanista dentro de los fundamentos teóricos del currículo, así como en planeaciones de las actividades en las escuelas. De esta manera, la moral educativa implica abarcar explicitar dos dimensiones de comportamiento: el mundo de la vida desde el cuidado y la atención de uno mismo, y el mundo de la vida desde el cuidado y la atención a los demás o lo que genéricamente llamamos.

Centrando la pertinencia de un proceso educativo ético ad intra, se puede decir que toda educación debe significar para el educador una oportunidad de transmitir un legado de vida, un reflejo que se traduce en opciones para que los alumnos pueden vislumbrar algo mejor para ellos. El docente no puede desentender la repercusión de su moralidad en las escuelas y no solo en los alumnos, sino al contrario, es poseedor de un compromiso innato transformador en sí mismo con consecuencias en la vida social.  

De aquí, que la moral dentro de las escuelas, sea la moral de los docentes y directivos; esto exige de forma natural un análisis de la propia persona en el ejercicio de la práctica docente. Se trata de un esfuerzo muchas veces mal entendido, debido a la desmoralización que se vive actualmente en muchas profesiones, en donde solo se trabaja por un salario y no se comprende el impacto social que se puede provocar en cualquier profesión y más en la docencia. Tal importancia tiene la profesión educadora que está sumamente regulada por la misma constitución y es objeto de numerosos análisis y programas de mejora, siendo esto lógico, ya que una sociedad mejor educada es una sociedad con más oportunidades de progresar.

Cabe señalar, que una moral social concretamente una moral en la vida profesional comenzó, además de la familia, remotamente en una escuela. La clave para que la moral se convierta en una oportunidad real en la vida de los estudiantes, detonando su desarrollo humano se encuentra en la propia visión humanista de la práctica docente. Un docente que entiende que los estudiantes no solo necesitan conocimiento académico sino experiencia de vida y valores le da a la escuela su auténtica razón de ser. Como dice Spencer (1992) tanto el conocimiento como el ejemplo que imparte el docente hace a los alumnos capaces de adaptarse a cualquier profesión y poder adquirir oportunidades honestas de mejorar su vida en todos los aspectos.

De igual importancia es detenerse a analizar los fundamentos éticos que deben predominar en la práctica docente para lograr formar alumnos capaces académicamente, pero al mismo tiempo ciudadanos responsables, democráticos y críticos.  

Los fundamentos éticos de los valores radican en la naturaleza del ser humano, es decir, en aquella búsqueda natural de la verdad, justicia, amor, lealtad, belleza, etc., es innegable que los valores más allá de la polaridad fruto de una construcción social están inclinados hacia el desarrollo integro de la persona.

De esta manera, Delors (1994) da la pauta a seguir en este tema señalando la importancia de los cuatro pilares de la educación. Así la moral que sostiene la práctica de valores para formar estudiantes justos y democráticos debe cimentarse en una ética de aprender a ser, es decir, de formar el ser como prioridad, como núcleo de la enseñanza en las aulas. También debe fundamentarse, más que nunca, en el aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a vivir juntos, aprender a vivir con los demás, debido a la importancia y responsabilidad de la educación en el contexto actual en la formación de ciudadanos críticos, responsables y democráticos.

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