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Poemas Al Dia De La Madre


Enviado por   •  18 de Mayo de 2014  •  426 Palabras (2 Páginas)  •  304 Visitas

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MI REGALO PARA MAMÁ

Le regalo a mi mamá

una sonrisa de plata

que es la que alumbra mi cara

cuando de noche me tapa.

Le regalo a mi mamá

una caperuza roja

por contarme tantas veces

el cuento que se me antoja.

Le regalo a mi mamá

una colonia fresquita

por no soltarme la mano

cuando me duele la tripa.

Le regalo a mi mamá

una armadura amarilla

que la proteja del monstruo

que espanta en mis pesadillas.

Le regalo a mi mamá

el lenguaje de los duendes

por entender lo que digo

cuando nadie más lo entiende.

Le regalo a mi mamá

una chistera de mago

en la que quepan mis besos

envueltos para regalo.

EL CONSEJO MATERNAL

Ven para acá, me dijo dulcemente

mi madre cierto día.

(Aún parece que escucho en el ambiente

de su voz la dulce melodía)

- Ven y dime qué causas tan extrañas

te arrancan esa lágrima, hijo mío,

que cuelga de tus trémulas pestañas

como gota cuajada de rocío.

Tú tienes una pena y me la ocultas;

¿no sabes que la madre más sencilla

sabe leer en el alma de sus hijos

como tú en la cartilla?

¿Quieres que te adivine lo que sientes?

ven acá pilluelo,

que con un par de besos en la frente

disiparé las nubes de tu cielo.

Yo prorrumpí a llorar. Nada le dije.

- La causa de mis lágrimas ignoro,

¡pero de vez en cuando se me oprime

el corazón y lloro!...

Ella inclinó la frente pensativa,

se turbó su pupila,

y enjugando sus ojos y los míos,

me dijo más tranquila:

- Llama siempre a tu madre cuando sufras,

que vendrá muerta o viva;

si está en el mundo, a compartir tus penas;

y si no, a consolarte desde arriba.

Y lo hago así cuando la suerte ruda,

como hoy, perturba de mi hogar la calma,

invoco el nombre de mi madre amada,

¡y entonces siento que se me ensancha el alma!

MADRE DEL ALMA

Madre del alma, madre querida,

son tus natales, quiero cantar;

porque mi alma, de amor henchida,

aunque muy joven, nunca se olvida

de la que vida me hubo de dar.

Pasan los años, vuelan las horas

que yo a tu lado no siento ir,

por tus caricias arrobadoras

y las miradas tan seductoras

que hacen mi pecho fuerte latir.

A Dios yo pido constantemente

para mis padres vida inmortal;

porque es muy grato, sobre la frente

sentir el roce de un beso ardiente

que de otra boca nunca es igual.

...

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