¿Quién Se Ha Llevado Mi Queso?

Es un cuento sobre el cambio que tiene lugar en un laberinto, que representa el lugar en donde te mueves para buscar tu “queso” y entiéndase por “QUESO” como una metáfora de lo que una quiere alcanzar: puede ser un trabajo, más dinero, una gran casa, una relación afectiva, un matrimonio estable con una gran familia, paz o armonía, todo aquello que nos proporciones la sensación de felicidad.

Pero, ¿que es en realidad la felicidad? ¿Sabemos lo que es para así poder conseguirla? Definir el concepto de felicidad es tarea ardua. Seguramente sea una de las definiciones más controvertidas y complicadas. El ser humano ha tendido siempre a perseguir la felicidad como una meta o un fin, como un estado de bienestar ideal y permanente al que llegar, sin embargo, parece ser que la felicidad se compone de pequeños momentos, de detalles vividos en el día a día, y quizá su principal característica sea la futilidad, su capacidad de aparecer y desaparecer de forma constante a lo largo de nuestras vidas.

Benjamin Franklin expone: “La felicidad humana generalmente no se logra con grandes golpes de suerte, que pueden ocurrir pocas veces, sino con pequeñas cosas que ocurren todos los días.” Y es bastante acertado al decir que no se logra con golpes de suerte, porque está claro que todo se alcanza con esfuerzo y perseverancia, las “oportunidades de éxito” solo llegan al que está mejor capacitado. Thomas Chalmers dice: “La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar.” Entonces este enfoque que perfecto a la enseñanza que me dejo al leer el libro “Quien se ha llevado mi queso”.

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