ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Insania

Centauro212Apuntes1 de Septiembre de 2020

829 Palabras (4 Páginas)123 Visitas

Página 1 de 4

INSANIA

De haber sabido que iba a ser un personaje de esta historia, habría hecho cosas más interesantes; pero no me dio tiempo… morí. Morí antes de tomarme el tiempo para pensar seriamente en las cosas importantes de la vida; ¡no sé por qué se escribe sobre mí! Pude haber sido un personaje intrigante o encantador, pero no fui ni lo uno ni lo otro; pude haber recorrido caminos míticos e insospechados o realizado tareas hercúleas que justificaran reseñas heroicas, pero lo único que hice fue vivir… vivir y ya.

Fui tan simple y ordinario que estuve en todas partes todo el tiempo, y nunca, nunca, nadie me vio; nadie me escuchó, nadie se interesó en mí. Si pudiera describirse mi vida con una palabra, esta sería intrascendencia; si tuviera que asociar mi personalidad con una característica particular, esta sería la transparencia, o, más bien, la invisibilidad. ¡Aunque estuve en todas partes todo el tiempo, nadie me vio!

Creo que se escribe sobre mí porque morí, no importa cómo, pero morí; y todas las personas transparentes que mueren son buenas. Se dice cosas bonitas de ellas y se entierran en el olvido; y conmigo no será diferente: de mí todos se olvidarán. Me olvidarán porque mi vida y mi muerte conformaron una historia opaca y aburrida, nada atractiva; y yo, que jamás hice nada digno de mención, ahora voy a contarla para que los personajes que forman parte de ella se reconozcan, aunque no me reconozcan.

El amanecer del día en que morí fue inusualmente caluroso, la pesada humedad del ambiente se pegaba al cuerpo y hacía difícil respirar. Muchos de los personajes de esta historia se entremezclaban en los alrededores de la plaza, procurando el refugio de los frondosos cedros cuyas hojas apenas se alteraban con la tenue brisa; el campanario de la iglesia parecía el lugar ideal para el solazador aislamiento, especialmente para alguien solitario. ¿Quién podría imaginarse que esa rara ave iba a invadir mi soledad?

–No te asustes –me dijo– ¡vas a morir! No preguntes cómo, no preguntes por qué; sólo escucha: hoy vas a morir y cuando mueras debes contar esta historia a todos, porque esta historia debe ser contada y nadie mejor que tú para contarla. No importa que las palabras sean toscas o que se agolpen sin orden, lo importante es que las pronuncies de tal forma que todos puedan escucharte.

¿Por qué yo? –pensé–. Yo quise ser importante, pero no sabía absolutamente nada sobre la ambición; el valor de una persona –me dije– no se mide por el tamaño del pedestal que la sostiene. Quise, entonces, hacerme útil; pero la desconfianza y la intriga pusieron barreras tan escabrosas que finalmente me rendí. ¿Habrá forma de ayudar a quien lo necesita sin afectar a quienes todo lo tienen?; ¿habrá manera de dar sin tener que pagar el ominoso precio de la ingratitud? Mi ignorancia me impidió ser importante, no supe tampoco ser útil; por ello, mientras vivía pensaba que con vivir tenía suficiente. Pero ahora debía servir para contar historias, o, cuando menos, esta historia.

El sofocante bochorno del día en que morí apenas se había disipado cuando cientos de aves alzaron vuelo para acercarse y susurrar sus cánticos a los más atentos, o para gritar al oído de los más sordos; hubo a quienes sólo mostraron sus alas y con eso fue suficiente, pero a otros tuvieron que darles de picotazos para hacerse oír. Cada ave tenía algo que decir, todos los personajes de esta historia tenían algo que escuchar; incluso San Francisco de Asís, que desde el imponente frontispicio de la iglesia había ignorado el afable trino de un pequeño pájaro gris, nadie supo por qué.

Las aves ya habían volado antes, habían cantado antes, habían hablado antes. Y se habían ido dejando tras de sí las cansadas huellas de jornadas agotadoras; pero aún tenían la extraña y frustrante sensación de una labor inconclusa. Volvieron ese día

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (5 Kb) pdf (35 Kb) docx (9 Kb)
Leer 3 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com