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Anorexia Y Bulimia

coromotovillalba28 de Abril de 2014

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QUÉ ES LA ANOREXIA?

La anorexia nerviosa es un conjunto de trastornos graves de la conducta alimentaria que comprende periodos de privación del consumo de alimentos (anorexia), alternados en ocasiones con periodos compulsivos de ingesta alimentaria y purga (bulimia), asociados ambos periodos a otros trastornos de la conducta alimentaria no especificados.

TIPOS DE ANOREXIA

Anorexia nerviosa restrictiva

Se trata de un cuadro clínico donde los pacientes logran un bajo peso a través de dietas muy restrictivas, ayuno muy prolongado, y abundante ejercicio de intensidad elevada. Estos pacientes no recurren a atracones compulsivos y purgas posteriores.

Anorexia nerviosa purgativa/compulsiva

Son pacientes que recurren de forma puntual o sistemática a atracones o purgas (vómitos, laxantes, diuréticos…). Existe un subgrupo que no presenta atracones pero sí recurren a la purga de forma sistemática. Debido a la pérdida del control de los impulsos propio de este grupo, estos sujetos son más susceptibles de padecer una mayor variabilidad emocional, así como de sucumbir al consumo de sustancias adictivas (alcohol, tabaco, etcétera).

CAUSAS Y FACTORES DE RIESGO DE LA ANOREXIA

Es extremadamente complicado establecer parámetros comunes responsables de este trastorno alimentario debido sobre todo a su componente psicológico y a la gran variación de signos y síntomas entre unos pacientes y otros.

Los estudios desarrollados que han intentado determinar la etiopatogenia (origen de la patología) de la enfermedad no han sido concluyentes, apuntando como origen la suma de algunos de estos factores predisponentes:

Factores individuales

Alteraciones psiquiátricas

Depresión

trastorno obsesivo-compulsivo.

Factores familiares

Presencia de alcoholismo y/o trastornos psiquiátricos en familiares de primer grado (padres y hermanos).

Factores culturales

Cánones de belleza inalcanzables impuestos por la sociedad y un excesivo culto al cuerpo.

Además de estos factores, el inicio de dietas restrictivas es un factor precipitante de la enfermedad.

Síntomas de la anorexia

• Pérdida excesiva de peso en un corto espacio de tiempo.

• Sentimiento constante de obesidad no fundado y deseo férreo de seguir adelgazando, con control activo (mirarse repetidamente al espejo, pesarse varias veces al día, contar las calorías…).

• Retraso del crecimiento y desarrollo (en niños y adolescentes).

• Alteraciones de la menstruación o ausencia de esta.

• Realización de ejercicio físico constante y excesivo.

• Empleo de ropa holgada, principalmente pantalones.

• Evitar comidas en compañía.

• Huir de la mesa después de comer.

• Disimular la comida para no ingerirla (partir en trozos pequeños y esparcirla por el plato, tirarla al suelo, esconderla…).

• Aislamiento progresivo y pérdida de vínculos sociales.

• Alteraciones anímicas con tendencia a la depresión y la ansiedad.

• Obsesión por el contenido calórico de todo lo que se consume, tomando solo alimentos bajos en calorías.

• Empleo no controlado de diuréticos y laxantes.

• Baja autoestima.

• Sequedad de la piel, con posibilidad de presencia de grietas.

• Aparición de vello fino (lanugo) en mejillas, espalda, muslos y antebrazos.

• Pigmentación amarillenta en la piel, principalmente en las plantas de los pies y las palmas de las manos. Esto se debe a un aumento de carotenos en sangre (precursores de la vitamina A) por un trastorno en su metabolismo.

• Extremidades frías.

• Uñas quebradizas y caída de cabello.

• Hipertrofia de las glándulas salivares, como las glándulas parótidas y las glándulas submandibulares.

• Alteraciones dentales, con tendencia a la corrosión del esmalte dental y presencia de caries. Esto es especialmente patente en pacientes que se purgan a través de la autoinducción del vómito.

• Alteraciones gastrointestinales: flatulencia, hinchazón, dolor abdominal y estreñimiento (excepto si se emplean laxantes que pueden ocasionar diarreas que alteran el equilibrio electrolítico).

• Alteraciones cardiovasculares: tensión baja (hipotensión), descenso de la frecuencia cardiaca (bradicardia), alteraciones del ritmo cardiaco (arritmias), etcétera.

• Alteraciones del riñón: indicativos de un mal funcionamiento. Pueden encontrarse niveles de potasio bajos (hipopotasemia), niveles elevados de compuestos derivados del nitrógeno (azotemia), y elevación de los niveles de creatinina sérica.

• Hemograma: niveles bajos de glóbulos rojos (anemia) y glóbulos blancos (leucopenia).

• Niveles bioquímicos: niveles bajos de glucosa (hipoglucemia), aumento de triglicéridos, transaminasas y del proteinograma general, así como del colesterol (hipercolesterolemia). Si el paciente, además, suele emplear purgantes, enemas, o se autoinduce el vómito, existen otros parámetros específicos alterados.

Diagnóstico de la anorexia

El diagnóstico de esta enfermedad se basa en:

• Una entrevista con el paciente y su entorno familiar más cercano, y revisión de su historia clínica y antecedentes familiares.

• Una exploración física y evaluación del ritmo cardiaco, presión sanguínea y frecuencia respiratoria.

• Pruebas clínicas complementarias: hemograma, bioquímica, etc.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-IV) de la Sociedad Americana de Psiquiatría, los cuatro criterios diagnósticos principales de la anorexia nerviosa son:

• Rechazo tajante a lograr y mantener un peso corporal igual o superior al valor mínimo normal considerado en función de la edad y la talla. Por lo general, el peso es inferior al 85% del mínimo correspondiente a la edad y talla.

• Terror patológico a la ganancia de peso y a la conversión en una persona obesa.

• Alteración de la autopercepción del peso y silueta corporal, con exageración de su importancia en la capacidad de autoevaluación, y negación de los riesgos que supone un bajo peso corporal mantenido.

• Amenorrea en mujeres pospuberales (desaparición de al menos tres ciclos menstruales).

Tratamiento de la anorexia

• Modificación de los hábitos alimentarios del paciente: se precisa una “re-educación” del paciente en sus hábitos alimentarios. Para ello, se inicia con una dieta relativamente baja en calorías (1.000-1.500 calorías/día) y se va incrementando progresivamente hasta lograr cubrir las necesidades calóricas del paciente, respetando siempre el espacio personal para no presionarle, pero no permitiendo que coma a solas, y vigilando que haga las cinco comidas diarias fundamentales.

• Control regular del peso: se deben detectar aumentos semanales de 250-500 gramos al pesar a la persona desnuda o en ropa interior (evita la tara del peso de la ropa y posibles engaños del paciente).

• Restricción del ejercicio físico: inicialmente se elimina por completo y se reintroduce muy progresivamente.

• Controles analíticos regulares para evitar complicaciones orgánicas.

• Terapia farmacológica: se centra principalmente en el componente depresivo y/o ansioso de la anorexia. Es un tratamiento individualizado y constreñido a los requerimientos y la situación psicológica del paciente.

• Terapia psicológica: se emplea de forma aislada, o combinada, la terapia conductual, psicoanalítica, interpersonal y la de grupo.

buen apoyo familiar, y la ausencia de antecedentes psiquiátricos en la familia.

Prevención de la anorexia

La detección precoz y ponerse en manos de especialistas para seguir un tratamiento adecuado son las mejores armas para combatir la anorexia, una vez establecida la enfermedad. Sin embargo, es mejor prevenir su aparición con la difusión de programas de prevención y promoción de la Salud en los ámbitos familiares, educativos y sociales, que permitirían reducir el número de personas que desarrollan trastornos alimentarios cuyas consecuencias pueden repercutir sobre su salud de forma irreversible.

• Enseñar a los niños desde pequeños, tanto en casa como en la escuela, la importancia de unos correctos hábitos alimenticios.

• Comer en familia siempre que sea posible, convirtiendo el momento de la comida en una reunión agradable en la que se intercambian las vivencias del día.

• Los menús deben ser variados e incluir todos los tipos de alimentos necesarios para una correcta nutrición.

• Salvo que existan razones de salud, no se deben excluir alimentos de la dieta del niño, pues todos son necesarios en su justa medida, aunque sí se debe limitar el consumo de dulces y postres industriales, sustituyéndolos, en la medida de lo posible, por otros hechos en casa.

• Probar con distintas verduras y frutas hasta encontrar las que más le agraden. Aunque no le guste la coliflor, puede que le encanten las espinacas.

• Establecer horarios de comida regulares. Mejor si la comida se reparte en cuatro o cinco tomas a lo largo del día (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena).

• Fomentar su autoestima. Es importante que conozca sus capacidades y limitaciones, y aprenda a sentirse a gusto consigo mismo. Esto evitará futuros complejos.

• Reforzar su autonomía y estimularle para que tenga sus propias opiniones y resulte menos vulnerable a los mensajes de los medios de comunicación y la publicidad que transmiten la

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