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Origen y desarrollo histórico de la neurociencia.


Enviado por   •  13 de Septiembre de 2015  •  Trabajo  •  3.639 Palabras (15 Páginas)  •  188 Visitas

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Capítulo I: Origen y desarrollo histórico de la neurociencia.

Este tratamiento histórico no pretende ser exhaustivo. Pretende encuadrar la historia de la Neurociencia en la historia de la Medicina y enmarcar la exposición posterior y objetivo principal del trabajo que es la antropología de la Neurociencia ya que los descubrimientos neurocientíficos están teniendo unas repercusiones importantes y una de ellas es la compresión del hombre que se está dando.

El cerebro en la antigüedad y en el periodo medieval

La importancia del cerebro no es nueva ni tiene la impronta de las neurociencias. El primer escrito sobre el cerebro parece tener una antigüedad de unos 3000 años; un papiro de la tradición médica del arquitecto y médico egipcio Imhotep (2690-2610 A. C.) En dicho papiro se describe con cierto detalle el diagnóstico, tratamiento y pronóstico de dos pacientes con heridas en la cabeza; se menciona también la práctica de perforaciones ya que entendían que algunos de los trastornos de la cabeza son debidos a la acumulación de gases o humores en esa zona y esto ayudaba a liberarlos.

 La segunda referencia de la historia sobre la importancia del cerebro llega de la antigua Grecia;  Alcmaeon de Crotona (540-500 A. C.) destacó la importancia del cerebro para las funciones superiores del hombre; Demócrito (460-370 A. C.) adscribe el pensamiento al cerebro y afirma la existencia de una cierta comunicación nerviosa. Hipócrates, Platón e incluso Aristóteles recogerán estas ideas.

Posteriormente, en el S. II de nuestra era, Galeno (129-206) realiza descubrimientos importantes para el estudio del sistema nervioso: control de la musculatura por la médula espinal, presencia de nervios pares en las estructuras craneales, control de la voz por parte del cerebro y que, en general, este era el encargado de controlar los cuatro humores que catalizan el funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestro personalidad somática y psíquica.

Hasta el inicio de la época Moderna, fueron admitidas las descripciones y supuestos morfo-funcionales y anatomo-clínicos de Galeno. Un personaje que quiero destacar, antes de hacer referencia a esa época, es al pensador medieval Avicena; es importante porque introdujo el pensamiento de Aristóteles en el Medievo y traduce sus obras al latín teniendo una gran repercusión los autores posteriores; pero además expresa como algo aceptado la tesis de que el cerebro es el órgano implicado en la actividad cognitiva y afectiva del hombre, y el que explica enteramente la conducta animal[1].

La anatomía moderna y Thomas Willis.

El desarrollo de la medicina moderna está vinculado al cambio de paradigma que se produce en el periodo tardomedieval; se comienza a dar prioridad al desarrollo de las investigaciones sobre la naturaleza y aparece en escena la Ciencia experimental. Este desarrollo, en la medicina, se corresponde con un conocimiento más exacto de la anatomía y la fisiología del cuerpo humano.

Leonardo da Vinci es el precursor en el análisis de la anatomía, también del cerebro. Pero a mediados del S. XVI tiene lugar un hecho decisivo: la publicación en 1543 del libro de Andreas Vesalius (1516-1564) De humani Corporis Fabrica. Este libro rompe con la concepción anatómica de Galeno y con la biología estática; sus descripciones morfológicas tan certeras permiten establecer principios y aproximaciones importantes entre ellos el de que la forma y la función de las estructuras biológicas permanecen, de alguna manera, muy íntimamente unidas.

Pero Vesalius dejó sin detallar el sistema nervioso central que será precisado por el médico británico Thomas Willis (1621-1675). Este científico ha sido denominado como el fundador de la neurociencia moderna; sus trabajos de investigación completan la organización morfológica del sistema nervioso central. En 1664 publica su libro Cerebri Anatome que es el primer gran intento de conocer a fondo la morfología del sistema nervioso y, muy especialmente, del cerebro. Influido por Descartes, se interesa en particular por las implicaciones de la filosofía cartesiana en la comprensión de los trastornos mentales.

Según la doctrina de Descartes, el espíritu no puede ser la sede de la enfermedad mental, sino que este debe de encontrarse en algún lugar del cuerpo al que se encuentra unido. Los descubrimientos de W. Harvey sobre la circulación sanguínea le motivan a buscar la causa en el cerebro del hombre; en la actualidad, también es recordado porque fue el primer científico que intentó asignar determinadas funciones mentales a áreas concretas del cerebro.

Algunos rasgos características de la neurociencia moderna

El S. XIX es un periodo de extraordinaria importancia para el estudio del cerebro y para la historia de la Neurociencia. Uno de los desencadenantes , en gran parte, es que comienza a darse importancia a los estudios anatomo-clínicos de las funciones cerebrales:

  • El Alemán Franz Joseh Gall (1758-1828) estaba convencido de que las funciones mentales residen en áreas específicas del cerebro que determinan el comportamiento de la persona
  • El médico francés Marie Jean Pierre Flourens (1794-1867) (antilocalizacionista[2]) llegó a la conclusión después de sus estudios en cerebros de animales de que el daño conductual producido por la lesión del cerebro no dependía de la zona concreta que se extirpase sino de la cantidad de masa encefálica lesionada
  • También hubo algunas investigaciones que muestran que lesiones de zonas específicas del cerebro producen alteraciones de conducta como la lesión cerebral del capataz de ferrocarriles Phineas Gage (1823-1860) por una barra de hierro, o las investigaciones del francés Paul Pierre Broca (1824-1880) sobre las lesiones en los cerebros de pacientes que habían muerto con una incapacidad para el habla o el neurólogo alemán Karl Wernicke[3] (1848-1905) que observó que los trastornos del lenguaje eran más complejos de lo que perecía en un primer momento ya que se podían deber a problemas cerebrales

El descubrimiento de la teoría celular, junto al posterior desarrollo del estudio de los órganos y tejidos, es otro momento importante en el S. XIX, que dio lugar a la neuromorfología y a la neurofisiología. El italiano Camilo Golgi (1843-1926) descubrió una técnica histológica con el que Ramón y Cajal posteriormente pudo estudiar de forma sistemática todo el sistema nervioso; identificó de forma clara las unidades celulares independientes del sistema nervioso (neuronas y células de glía) e intuyó su funcionamiento estableciendo morfológicamente la conocida teoría neuronal. Ramón y Cajal (1852-1934) consiguió presentar de modo convincente a la comunidad científica un mapa morfológico muy completo de la constitución histológica del sistema nervioso y demostró que con un profundo conocimiento de la morfología del sistema nervioso se pueden hacer inferencias funcionales. En ambientes anglosajones, sobre todo, es considerado el iniciador de la etapa más moderna de la neurociencia. Con esta base, muchos investigadores se adentraron en el estudio neurofisiológico de la respuesta neuronal y sináptica, entre ellos el premio Novel Sir Chatles Sherrington (1857-1952) que analizó la comunicación entre las células nerviosas.

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