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Enviado por alx616 • 9 de Diciembre de 2012 • 418 Palabras (2 Páginas) • 245 Visitas
Frente a las declaraciones de Mario Vargas Llosa contra el indulto a
Alberto Fujimori, los fieles del ex dictador han exhibido la pobreza
de su Arsenal político y verbal. Un argumento los distingue: Vargas
Llosa respira por la herida que le causó la derrota electoral de 1990.
El Fujimorismo no discute las razones del Premio Nobel: que Fujimori
no está gravemente enfermo, y que indultar al reo de la prisión dorada
arrojaría un baldón sobre la gestión gubernamental de Ollanta Humala.
Expresó el escritor: “Espero que el gobierno no ensucie su gestión
sacando a la calle a una persona que, en juicios absolutamente
respetuosos de la legalidad e impecables, ha sido condenado por
crímenes contra los derechos humanos y por robos cuantiosos”. A eso
tenían que responder los partidarios del indulto.
La ignorancia característica de las huestes Fujimoristas les permite
suponer causas psicológicas para la actitud de Vargas Llosa. El
escritor ha señalado en libros, ensayos y decenas de entrevistas que
el fiasco electoral de 1990 salvó su carrera de escritor y le permitió
nuevos triunfos literarios –incluido el Premio Nobel de Literatura–.
Conocido es que en LA PRIMERA discrepamos frontalmente de las
posiciones políticas neoliberales, a veces fundamentalistas, de Vargas
Llosa. Pero nunca hemos incurrido en la torpeza de regatearle sus
méritos de escritor, o de reemplazar la razón por el insulto, la
discrepancia por la bajeza.
Hace poco exalté, en la segunda edición de mi libro Arguedas. Un
sentimiento trágico de la vida, el ejemplo de Alfredo Torero, el gran
lingüista peruano, quien refuta victoriosamente las ideas de Vargas
Llosa sobre la supuesta “utopía arcaica” de Arguedas y sobre la
comunidad campesina del Perú. Sin un adjetivo agraviante, sin alterar
el tono o recurrir a los bajos fondos de la polémica, severamente,
Torero demuestra que en esos temas esenciales Vargas Llosa
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