Análisis del Caso Wanninkhof
mayte1499Resumen7 de Abril de 2021
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Interactiva 2: ‘’ Caso Wanninkhof’’
PROCESO PENAL
3º GRADO EN CRIMINOLOGÍA
UNIVERSIDAD DE SANTIAGO DE COMPOSTELA
SARA NIÓN VARELA
MAYTE OSCANOA AGUIRRE
CELIA OTERO AFONSO
ÍNDICE
- Resumen fáctico del caso……………………………………………………… pág. 3.
- Debates criminológicos………………………………………………………... pág. 6.
- Análisis de los debates criminológicos………………………………………... pág. 7.
- Bibliografía…………………………………………………………………..... pág. 9.
- Resumen fáctico del caso.
El caso Wanninkhof trata de la desaparición y asesinato de la joven Rocío Wanninkhof, de 19 años de edad, en un pueblo de Málaga. Así, en la tarde del 9 de octubre de 1999 tras visitar a su pareja, Antonio José Jurado, se dispuso a regresar sola a su domicilio hacia las 21:30 con intención de ducharse y volver a ver a su novio en la feria de Fuengirola. Sin embargo, dicho reencuentro nunca tuvo lugar pues tras este hecho desaparece y se le pierde el rastro.
Al día siguiente, Alicia Hornos, la madre de Rocío, al ver que ésta no regresaba a su casa empezó a preocuparse y le pidió a su otra hija que fuera a casa del novio de Rocío a preguntar su paradero. Una vez allí, Antonio le comentó que no había acudido a las fiestas debido a que se había quedado dormido, pero que alguien le había mencionado ver a su novia en la feria.
Unas horas después, Alicia salió con su pareja a dar un paseo por la zona y enseñarle unas ruinas cercanas. Durante el paseo, encontraron unas zapatillas y un pañuelo en un descampado junto con restos de sangre, por lo que ella decidió llamar a la Guardia Civil para que acordonaran la zona y procedieran al análisis de las prendas y la sangre encontradas, confirmando que pertenecían a Rocío Wanninkhof.
El 17 de octubre, se organizó una búsqueda liderada por la Guardia Civil y finalmente, el 2 de noviembre se encontró su cadáver desnudo y apuñalado en un paraje de la localidad vecina de Marbella a unos 28 kilómetros del lugar donde desapareció. El cuerpo presentaba varios hematomas, ocho puñaladas en la espalda y una en el pecho izquierdo. Además, se encontraba en mal estado debido a que había sido quemado probablemente por haber sido rociado con líquido inflamable y quemado, de modo que fue imposible determinar si había sido violada.
Es preciso mencionar que a poca distancia del cuerpo se encontraron dos bolsas de basura de color negro que contenían dos camisetas, una de ellas era de color blanco con el logo de "Nike". Resulta evidente que dichas prendas eran las que Rocío llevaba puesta cuando la mataron, pues constan de desgarros ocasionados por las puñaladas. Según la declaración de los investigadores, en una de las bolsas que aparecieron junto al cadáver estaba escrito en grandes caracteres el número 8. Además, expresaron que estas bolsas fueron unidas entre sí con cinta adhesiva en forma de sudario. Asimismo, apareció una pegatina de las que repartía el párroco Sr. Tejero mientras participaba en la búsqueda organizada del 17 de octubre de 1999, lo que hizo sospechar que quizá el asesino o algún cómplice fueran del círculo de Rocío o de su familia. Ante todo ello, comenzó una investigación por parte de la Guardia Civil para descubrir al autor o autores del crimen, al tiempo que la presión social iba aumentando.
Se vigiló a varias personas y en un primer momento se sospechó del novio de Rocío, pero al final la investigación se centró en Dolores Vázquez, una mujer natural de Galicia que había mantenido una relación sentimental con la madre de Rocío en la que llegó a convivir con la fallecida y sus hermanos. Los investigadores intervinieron su línea telefónica e introdujeron en su círculo social a una agente femenina, quien definiría a Dolores como “fría, calculadora y agresiva”. Fuentes cercanas al caso comentan que se llegó a ella porque en la zona donde desapareció la víctima se vio un coche de la marca Toyota Celica, rojo, propiedad de Dolores Vázquez, y en el cual se encontraban dos hombres que ella nunca llegó a identificar. De modo que todos los indicios apuntaban a ella como la asesina de Rocío, por lo que el 7 de octubre de 2000, ante la presión social adquirida por la gran repercusión mediática del caso, Dolores fue detenida, interrogada y presionada para que confesara el crimen.
Dolores Vázquez negó en todo momento haber cometido los hechos declarando que el 9 de octubre de 1999 estaba al cuidado de su madre y de una hija de su sobrina, de dos años y medio. También confesó que esa noche realizó algunas llamadas telefónicas desde su domicilio que se podrían comprobar en los registros de llamadas de los correspondientes recibos.
Entre las pruebas encontradas en el cadáver de Rocío, el Instituto de Toxicología cotejó dos fibras correspondientes a la ropa deportiva que Dolores Vázquez vestía habitualmente con otras halladas en el cuerpo de la víctima, correspondiendo casi en su totalidad. Ante esto, la fiscalía se opuso a la libertad de la acusada y el juez instructor de Fuengirola denegó la libertad provisional solicitada por el abogado defensor de la detenida. A partir de ese momento, Dolores Vázquez fue condenada como culpable del delito por la opinión pública que además se veía alimentada por la prensa y televisión.
El Laboratorio de Investigación Criminalística de la Guardia Civil solicitó realizar un nuevo análisis de las fibras debido a que el efectuado por el Instituto de Toxicología no resultaba del todo fiable. Tras dicho análisis de ADN definitivo, se concluyó que las prendas intervenidas no correspondían con las encontradas en el cadáver de Rocío Wanninkhof. Ante esta nueva evidencia, el abogado de Dolores Vázquez volvió a solicitar su libertad provisional pero el Juez Instructor denegó nuevamente la petición.
En septiembre de 2001 comenzó el juicio realizado con un jurado popular y la fiscalía se centró en desacreditar a Dolores Vázquez sin aportar pruebas concluyentes que la inculparan. Además, se concentraron en la relación que la acusada había mantenido con la madre de la víctima, sin que el juez interviniera para frenar este irregular curso del procedimiento. Unos días después, el jurado consideró a Dolores Vázquez culpable del asesinato de Rocío Wanninkhof, y el juez la condenó a 15 años y un día de prisión. Sin embargo, en febrero de 2002, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ordenó la repetición del juicio, fijado para otoño de 2013, poniendo a Vázquez en libertad bajo fianza y el Tribunal Supremo la confirmó al comprender que su condena no estaba suficientemente motivada.
No obstante, en agosto de ese año la investigación dio un giro pues tuvo lugar el asesinato de Sonia Carabantes de 17 años en Coín, Málaga. Las muestras de ADN recogidas en este caso coincidían con las de una colilla de cigarro encontradas en el lugar de la desaparición de Rocío. Fue así que estas pruebas condujeron a Tony Alexander King, un británico residente en Alhaurín el Grande, cuya esposa había denunciado que el día de la desaparición de Rocío, su marido había llegado a casa con manchas de sangre en la camisa. El sospechoso fue detenido junto con un amigo suyo, Robert Graham, como supuesto encubridor del crimen que fue puesto en libertad poco después, aunque cabe destacar que su inocencia sigue puesta en duda actualmente.
Tras estos acontecimientos, la causa contra Dolores Vázquez se sobreseyó sin repetirse un nuevo juicio. En cambio, para King sí lo hubo, también con jurado popular que acabó condenándolo a 19 años de prisión. Cabe mencionar que en la sentencia el juez destacó que el condenado “no actuó solo, sino en compañía de al menos dos personas”. A esta condena se le suma los 36 años de cárcel por el asesinato de Sonia Carabantes. Además, King envió una misiva a la madre de Rocío en la que culpa a Dolores Vázquez, por lo que la familia de la víctima solicita que se abra un nuevo juicio. Por otro lado, el Tribunal Supremo denegó a Vázquez la indemnización de 4 millones de euros que había pedido.
Así, este acontecimiento abre ciertas cuestiones como la importancia de reflexionar sobre si estos casos tan mediáticos y con tanta presión se deben juzgar por un jurado popular, pues en numerosas ocasiones los jurados ya poseen el veredicto preconcebido.
- Debates criminológicos.
A Dolores Vázquez se le arresta en base a suposiciones policiales y a indicios muy pobres, basándose en gran parte en un error cometido por ella en el momento de establecer su coartada, ya que menciona que no abandona su domicilio la noche que asesinaron a Rocío, pero olvida mencionar que salió a comprar tabaco, lo cual es algo habitual y automático en ella.
Se encontraron pruebas que descartaban a Dolores Vázquez como principal sospechosa, en concreto se halló en el lugar de los hechos una colilla de la marca Royal Crown que contenía ADN de un varón, pese a esto esta prueba se archivó y no se empleó en la investigación del caso.
Referente a lo anterior la policía no investigó a varones cercanos a Rocío en profundidad, pese a la muestra de ADN encontrada junto al cadáver. Solamente investigaron al incio al novio de Rocío, que enseguida quedó descartado.
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