Crisis_economica__internacional__y_sus_efectos_en_Chile
cristiano1219 de Noviembre de 2013
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Crisis Económica en Chile: La evidencia de problemas
profundos
Análisis de de la Crisis Económica Internacional y sus impactos en Chile.
Sebastián Ainzúa, economista
Antecedentes
La crisis actual que vive el mundo es similar –en origen- respecto de otras que
hemos experimentado en los últimos 30 años: la de deuda externa del 82, la del
98 surgida en Asia y, la iniciada en Estados Unidos durante el año pasado. Todas
ellas se han originado debido a "excesos", falta de regulación y malos manejos en
los sectores financieros.
La crisis del 82 nace producto de la excesiva acumulación de deuda externa por
parte de los países de América Latina, basada, entre otras cosas en un sesgo hacia
un endeudamiento externo de corte monetarista neoliberal. Ésta fue la base
posterior de los Programas de Ajuste Estructural que sirvieron de origen a la
implementación de modelos liberarles en el Cono Sur.
La crisis del 98 en Asia se origina por la excesiva liberalización de los sistemas
financieros, lo que aumentó la vulnerabilidad de las economías ante
comportamientos especulativos, lo que a su vez facilitó la aparición de burbujas.
La crisis actual también proviene del sector financiero, donde la excesiva
desregulación del mercado, permitió exacerbar la "creatividad" de los
especuladores financieros en la creación de instrumentos de origen dudosos, pero
de alta rentabilidad. Eso, hasta que ocurrió lo que ya es conocido por todos: esos
"instrumentos financieros" no eran otra cosa que papeles con muy poco valor
real.
Además del origen financiero, las tres crisis poseen algunos resultados comunes:
en primer término, luego del derrumbe financiero inicial, éstas se transformaron
en crisis de confianza, las cuales son más difíciles de manejar que la propia
debacle financiera; en segundo lugar las tres han puesto en evidencia las fallas de
los sistemas económicos liberales a ultranzas, cambiando la percepción respecto
de los "exitosos" modelos económicos liberales –América Latina en los 80; los
Tigres Asiáticos en los 90; y el modelo norteamericano hoy en día-. En tanto, el
tercer factor común es que las crisis terminan afectando fuertemente a los países
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más pequeños y subdesarrollados, que poco tienen que ver con las causas del
problema.
Las Crisis en Chile
Aunque sea un frase repetida, es cierto que "Chile está mejor preparado para
enfrentar la crisis económica mundial" de lo que ocurrió en crisis anteriores. Sin
embargo, poco se ha señalado respecto a qué parte importante de la recesión en
la que entrará Chile este año, se debe a los malos manejos económicos previos a
la crisis americana.
Chile fue pionero en este tipo de crisis financieras. En el año 82, nuestro sistema
financiero quebró producto de la fuerte desregulación de la banca comercial.
Luego de ser privatizada, después del golpe militar, se liberalizaron las tasas de
interés y se desregularon todos los aspectos comerciales y de riesgo. La diferencia
con la crisis norteamericana es que en Chile el desequilibrio del sistema bancario
llegó hasta la médula del sector: la banca comercial, mientras que en Estados
Unidos, afecta principalmente a los banco de inversión y entidades dedicadas a la
colocación de créditos hipotecarios.
Producto de la crisis del 82, el PIB chileno disminuyó en un 14,3%, el desempleo
alcanzó al 23,7% y a su vez el gobierno decidió devaluar el peso en un 18%.
En el caso de la crisis asiática, las principales dificultades venían dadas por la alta
dependencia de nuestra economía respecto de los mercados internacionales y la
baja diversificación de nuestros destinos de exportación. Hasta ese momento
Chile tenía una economía muy abierta, pero poco diversificada, lo que dio origen
al concepto de los 3 tercios que hacían referencia a que nuestros envíos se
dividían en: un tercio hacia Estados Unidos, otro para Japón y otro para Europa.
En ese contexto, la caída de Asia se tradujo en reducciones de las exportaciones,
en la caída del PIB a –0,9% y aumento del desempleo a tasas del 10%. La crisis
se vio agudizada por el sobre-ajuste monetario aplicado por el Banco Central que
casi duplicó la tasa de interés (pasando desde 8,5% hasta 14%) en respuesta al
fuerte endeudamiento de las familias y a la especulación financiera.
La crisis actual nos toma en mejor pie, porque parte de las dificultades del pasado
que gatillaron– o profundizaron- las crisis, hoy están resueltas. El sistema
financiero está mejor regulado, las exportaciones más diversificadas y el
endeudamiento está acotado. Además, el Banco Central posee reservas de dólares
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por unos 25 mil millones y el Gobierno central acumula en las arcas fiscales casi
20 mil Millones de dólares, producto de los ahorros generados por los sucesivos
superávit fiscales de los últimos 5 años. Pero lamentablemente, no basta con la
solidez macroeconómica y financiera para enfrentar la crisis, porque la
contracción de Chile se verá profundizada por problemas ligados a lo estructural
de la economía, que se hacen más evidentes en los periodos de dificultades.
Problemas estructurales
La rapidez con la cual un país puede enfrentar las crisis económicas depende, en
parte importante, de la capacidad que tenga para modificar estructuras y
comportamientos económicos y sociales. En ese sentido se aprecia que
sociedades más desiguales económicamente (y por ende, más concentradas en
sectores específicos) tienen dificultades en la búsqueda de soluciones que
permitan establecer una amplia base de modificaciones y beneficios para los
sectores más afectados.
En particular, Chile tiene una sociedad con grandes desigualdades sociales y una
profunda concentración económica que hacen más difícil la implementación de
soluciones globales.
· Desigualdades sociales
La desigualdad de ingresos es el reflejo de un
sistema de relaciones sociales surgido en los inicios
de la República en Chile y que se ha extendido hasta
hoy, traspasando la esfera productiva y
desencadenando un cúmulo de consecuencias que
reconocen como pilar una diferencia abismante en
la distribución de los ingresos. Chile tiene uno de
los niveles de desigualdad más altos del mundo. La
medición del Gini nos sitúa como el duodécimo
país más desigual en el mundo, en relación con los
ingresos siendo sólo superado por países de África
y Latinoamérica, con altos niveles de pobreza.
Durante los últimos 16 años hemos reducido la
pobreza a más de la mitad y sin embargo, la
desigualdad se mantiene inalterada. En efecto, en el
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año 1990 la pobreza llegaba al 38,3% de la población, pero se ha reducido a
13,7% en el 2006. En tanto, la desigualdad medida a través del indicador 10/10,
muestra en el año 1990 diferencia entre el ingreso del 10% más rico y el 10%
más pobre era de 30,1 veces. Dicha cifra aumenta a 31,4 veces en el año 2006.
Otros indicadores, muestran mejoras en la distribución, pero son leves cambios
que no alteran la conclusión final: la sociedad chilena padece de desigualdad
crónica.
Por cierto, esa desigualdad se expresa en otras medidas, por ejemplo, en la
participación femenina en el mercado del trabajo (junto con las desigualdades
salariales que de ella surgen, ya que las mujeres ganan, en promedio, un 70% del
salario en comparación a los hombres del mismo nivel de educación). También se
aprecian en la cobertura y las inversiones por alumno en la educación.
Con niveles tan altos de inequidad es difícil pensar que existan reales
oportunidades para que los ciudadanos y ciudadanas logren mejorar
sustancialmente su nivel de bienestar. En efecto, al observar las perspectivas de
desarrollo humano en el largo plazo, el concepto de movilidad se torna
fundamental para entender las enfermedades de la economía chilena. Durante los
años noventa, Chile ha mejorado sustancialmente sus indicadores de movilidad
social, aunque sigue siendo uno de los países con mayor rigidez para nuestro
nivel de ingreso per-capita.
• Desigualdades Económica
La desigualdad social es la cara en el espejo de las desigualdades económicas que
surgen de la creciente concentración que opera en determinados ámbitos de la
economía. La concentración, mirada en perspectiva, es más preocupante que la
Evolución de los indicadores de Desigualdad
Series: Calculados a partir del ingreso autónomo
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propia crisis económica actual, no sólo porque en periodos de crisis el nivel de
concentración aumenta, sino también, porque ésta detiene el desarrollo
productivo y el bienestar: La concentración puede reducir la presión de la
competencia, pero también reduce el número de actores que capaces de resistir la
productividad, la capacidad creativa y la
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