Estoy trabando en el wey

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Anteproyecto de Titulación para Optar al Título de Ingeniero Civil Industrial

Santiago de Chile

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NOMBRE DEL PROYECTO

Estoy trabando en el wey

ANTECEDENTES DEL PROYECTO

1. Justificación y origen 

Desde tiempos inmemoriales, el mundo de la ingeniería y los sectores de ciencia y tecnología no han sido efectivamente la especialidad de la mujer, por factores sociales, culturales y de género se ha normalizado su exclusión. Aunque la presencia femenina ha iniciado el viaje hacia la igualdad aún queda un largo camino para que esto ocurra.

Desde tiempos inmemoriales, el mundo de la ingeniería y los sectores de ciencia y tecnología no han sido efectivamente la especialidad de la mujer, su participación en este ámbito en nuestro país, ha ido en aumento, aunque a un ritmo bastante lento, producto de factores socioculturales, de género, de la existencia de estereotipos y de la falta de sensibilización en la toma de decisiones a nivel organizacional. A pesar de estos obstáculos las mujeres han sabido posicionarse en el mundo, luchando por sus derechos y dándose el lugar que merecen en la sociedad. Así las mujeres han iniciando un largo viaje, el viaje hacia la igualdad.

1. La discriminación de la mujer en el mundo actual:

Es bien sabido que desde tiempos remotos las mujeres han tenido que luchar por sus derechos, su participación ciudadana y por la igualdad de género. Gracias a estas revoluciones sociales hoy en día, tienen derecho a sufragar, a educarse, a tener puestos de poder, entre otros. Estas revoluciones feministas de a poco nos han llevado a un camino cada vez más igualitario, pero aún nos queda mucho camino por recorrer para llegar a una verdadera igualdad de género. Según la ONU “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos” (Naciones Unidas , 1948) Esto quiere decir que todas las mujeres al nacer, tienen el mismo derecho que los hombres.

Hace 70 años, las naciones del mundo adoptaron el compromiso de fomentar los derechos humanos y libertades sin distinción de sexo, raza, idioma y religión. Desde entonces se han puesto en marcha numerosos mecanismos y leyes, a nivel internacional, regional y nacional, para asegurar que dichos derechos y libertades lleguen de manera efectiva a la mitad de la población, las mujeres.^[1] Aunque la situación de la mujer ha ido mejorando, los derechos y la situación del hombre siguen siendo mejores que los de la mujer.

En general puede decirse que la mujer:

• Percibe menos rentas que el hombre, lo que se define, como brecha de género en el ingreso. Según la Encuesta Suplementaria de Ingresos del 2018, realizada por el INE, esta situación se define como: “Diferencia porcentual que existe en el ingreso medio, mediano o por hora, de las mujeres con respecto al de los hombres” (INE, 2018). Durante el 2018 el ingreso medio mensual de la población ocupada^[2] para ambos sexos se estimó en $573.964, lo que implicó una variación anual de 3,5%. De las 8.063.152 personas ocupadas estimadas, un 55,8% correspondió a hombres, quienes percibieron un ingreso medio de $652.397. Las mujeres equivalieron a 44,2% del total de ocupados y obtuvieron un ingreso medio de $474.911. La brecha de género en el ingreso medio se ubicó en -27,2% en desmedro de las mujeres, la menor desde el año 2010 (-32,8%).

A continuación, se puede ver gráficamente lo explicado anteriormente:

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Gráfico 1: Ingreso medio mensual de los ocupados y brecha de género en el ingreso, según sexo y año (2014-2018)

Fuente: Instituto Nacional Estadísticas Chile, Encuesta Suplementaria de Ingresos 2018.

• Tiene escaso acceso a cargos públicos, viéndose alejada de los centros de decisión política y quedando prácticamente excluida de la toma de decisiones.

• Es violentada a través de la violencia de género la cual se encuentra muy arraigada en la sociedad y está presente incluso en los colegios a una temprana edad. No todos los colegios cuentan con políticas escolares de este tipo, lo que favorece la discriminación por motivos de género y como consecuencia, el abuso y el acoso van tomando más víctimas. Las cifras indican que el 24,7 % del alumnado ha recibido una o más formas de violencia sexual en el interior de los establecimientos y el 34,4 % ha sido discriminado en la escuela como resultado de los estereotipos de género^[3]

• En países menos desarrollados, tiene menor acceso a la educación y la escolarización, como consecuencia los puestos de trabajo más importantes le son negados.

• Las normas sociales también imponen mucho mayores responsabilidades domésticas a la mujer. En todos los países del mundo, las mujeres dedican más tiempo a oficios del hogar, incluso cuando ellas son trabajadoras de tiempo completo. Y esto tiene efectos claros sobre su empleabilidad. Es claro que para que las mujeres trabajen, es fundamental bajar los costos de transporte, reducir la distancia del hogar al trabajo y ofrecer guarderías. En el caso de los hombres estas variables son irrelevantes: después de todo, no son ellos los que deben balancear la carga laboral con las tareas del hogar. Y no son ellos los que, tras la llegada de un hijo, enfrentan una dramática reducción en sus ingresos laborales. Esto es determinante ante la obligación de las mujeres cuando deben optar por su carrera profesional o su vida familiar-personal. Esta realidad refleja que no existe una igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.

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Esta imagen ejemplifica de manera muy asertiva la realidad de muchas si no es todas las mujeres trabajadoras del mundo. Se deja muy en claro que las labores domesticas y el rendimiento en el trabajo es algo en lo que todas deben “rendir”. En pocas palabras se espera que las mujeres trabajen como si no fueran madres y que sean madres como si no tuvieran que trabajar.

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