Guatoso
Ruben AgudeloApuntes5 de Mayo de 2018
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PERFIL: Francisco Javier Peñaloza
Por: Ruben Dario Montañez Agudelo, estudiante de comunicación social sede Villa Del Rosario
El vuelo del chulo al son de las tamboras
Al ritmo de las gaitas de San Jacinto, la métrica de los golpes gruesos, el sacudir de las palmas sobando el cuero templado de la tambora alegre, la guacharaca de lata haciendo ruido y los cantos ancestrales que entonan los más profundo de nuestras raíces, el ´Guato´ se desenvuelve personificando en cada una de sus presentaciones, la esencia de la música colombiana.
Nacido en Labateca- Norte de Santander en el año 1962, Francisco Javier Peñaloza más conocido como Guatoso, es un indígena Uwa de sangre y corazón, ha trabajo toda la vida por darle identidad a la ́ cultura que ha heredado de la Pachamama.
Su pasión por los ritmos étnicos comenzó a latir cuando era percusionista y gucharaquero de la murga del colegio de Málaga y desde entonces no ha parado de estudiar y experimentar con él arte. Su voz, es extravagante, el estilo al hablar es inconfundible, la narración ha fabricado en él una vida de cuentero, Bocadilo1 “las mentiras son fragmentos de ficción e historias que transfiguran la realidad para darle suspenso” por eso es sensacionalista ocasionando una atmósfera sin igual cuando se convierte en poeta.
Realizo sus primeros estudios en la Escuela de varones de Labateca, su pueblo natal. Lugar donde vivió una juventud muy inquieta entre cafetales, grandes hectáreas de árboles frutales, praderas acobijadas por montañas empapadas de paramos y horizontes adornados por atardeceres cayendo por los acantilados de agua.
Siempre demostró cualidades que lo llevaron a incursionar en espacios donde la música era parte de la rutina, generando en él, hábitos y facetas. La universidad lo empodero de las herramientas que ofrecía el alma mater, comezón a crear espacios culturales, artísticos y sociales dentro y fuera de las instalaciones. Fundando grupos de tamboras, entre esos Los Hijos Del Cují, semilla sembrada, que hasta el momento sigue arrojando frutos.
La musa lo entrelazo con la incursión de géneros ancestrales. Los sonidos del caribe empezaron a escucharse gracias a un proceso de transculturización entre dos regiones del país. Las escuelas de baile y de música de profesores como el negro Luigi, Juan Becerra, Rosalba Salcedo y Francisco Peñaloza. Lograron crear un impacto y forjar una vena artística en la ciudad de Cúcuta.
Las tamboras, el sonido del alma, lo han convertido en maestro de cumbias, Porros y Bullerengues. Su vida es reflejada entre relatos de caciques y el sentimiento de los cantos ancestrales, de las historias cotidianas de los primeros pueblos y de la labor del campesino que como el afirma “lucha en cada jornada para mantener el equilibrio de las ciudades”. Por eso Bocadillo 2- “cree que la máxima expresión de la miseria es “tener conocimientos y guardarlos””. Se inspira en transmitir su sabiduría abriendo las puertas de la mente para que las personas tengan la oportunidad de disfrutar.
Las raíces intactas en Guatoso, heredadas de su padre, son cultivadas con el pasar del tiempo para las nuevas generaciones. Las historias de los Caciques Uw´a y Chitareros, simbólicamente han despertado una tradición oral que él no quiere dar como perdida.
Los años lo han colmado de pericia, de golpes bajos y satisfacciones inexplicables. La experiencia de su voz gruesa y autóctona, la sencillez en cada situación, una mirada brillante, la serenidad y su humildad, son características claves de un hombre que respira arte, impulsado por un motor de ideas.
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