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LA DISCIPLINLA

CESARNERIEnsayo8 de Enero de 2017

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LA DISCIPLINLA

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La disciplina tiene como propósito el respeto que el alumno debe guardar al maestro y a sus compañeros.

En el siglo XX la educación sufrió una transformación en diferentes países que afecto la disciplina. Se impulso la educación

mixta especialmente en Estados Unidos.

En la actualidad la manera de disciplinar ha cambiado radicalmente ya que ahora se ha disminuido la disciplina física por medio de golpes; ahora se sanciona quitando privilegios que puede tener el alumno, por ejemplo, quitar la hora de descanso, encargar tareas extras, entre otras.

Las medidas correctivas deben aplicarse evitando la humillación, especialmente delante de los demás compañeros. Lo conveniente es recurrir a otro lugar y en otro momento para hablar con el estudiante. El estado de animo del docente no debe influir en las medidas correctivas ya que puede agravarse el problema; se debe evitar el favoritismo; todos los alumnos tienen comportamiento diferente, asique debe tomarse decisiones de cómo sancionar dependiendo del comportamiento de cada uno de ellos. Desde que se empieza un desorden se debe poner fin, tales como las payasadas, el lenguaje vulgar etc. Esto evitara que las cosas se salgan de control.

Respecto al sistema preventivo de Bosco dice Lemoyne: "La disciplina estaba basada en una confianza mutua entre el profesor y el alumno; si la corrección era necesaria, había, según el pensamiento de Bosco,

un momento psicológico para ello. Ante todo, "la escuela no era el fin; era más bien el instrumento para mejorar en la vida".

Anteriormente el alumno le tenia mucho respeto al docente pero al paso del tiempo esto ha cambiado, ahora el alumno es lo primero que pierde en el aspecto disciplinario, un ejemplo es, al poner apodos al maestro o inclusive contestarle; esto tal vez puede haber afectado por el dicho cambio de la manera de disciplinar.

La disciplina fue evolucionando y se dice que fue gracias a los padres de familia que se quejaron con la secretaria de educación, estos tomaron cartas en el asunto para cambiar la manera de disciplinar. Incluso no ha cambiado totalmente ya que hay ocasiones que por los medios de comunicación nos enteramos de que aun existen casos en donde el docente abusa físicamente del alumno al momento de sancionarlo.

En conclusión estoy convencida de que la disciplina es un recurso importantísimo en el aula de educativa. Es un medio para potenciar el aprendizaje y pues aquel que tiene autodisciplina se libera de esclavitudes como la pereza, el capricho o el conformismo. “Aplicar la justicia no es aplicar castigo”.

INTRODUCCIÓN



Por este motivo, no debemos dejar en nuestras clases nada a la improvisación, ya que el hecho de no captar la atención de los alumnos adecuadamente va a provocar el murmullo y la conversación, y sobre todo si tenemos 25/27 niños en clase.



Hay que ajustar todos los nudos dentro de la disciplina de los alumnos y verificar minuciosamente el porqué de los desajustes y cuáles son las principales causas que las genera, los niños no son instrumentos que solo con el mover un tornillo o cambiar una pieza mejoraran su comportamiento, sino personitas que necesitan el amor, cariño, confianza, libertad, y el generar en él su autoestima
LA CONDUCTA Y DISCIPLINA DE LOS NIÑOS EN EL AULA ESCOLAR.


De esta forma el alumno se sentirá vivo e importante, sabrá que es tomado en cuenta ymejorara su conducta y forma de interactuar con sus compañeros, así también mantener una postura firma para aquellos que interrumpen las clases, mantener una presencia docente en toda la extensión de la palabra, no caigamos en el error de pensar ¿quiero que mis alumnos me tengan confianza, voy a dejar que ellos hagan lo que quieran? ¡No…, ese sería el máximo error que se pudiese cometer, hay que formar en el alumno la autonomía con responsabilidad, orden, organización, disciplina y respeto, esta hegemonía hará tener un grupo más estable y funcional. Si se le da al alumno el libertinaje considerara que todo lo malo está bien y todo lo que el realice será para poder tener un nivel jerárquico mayor al de cualquier compañero e incluso al del asesor.

Mantengamos un grupo con libertad de expresión y sentimientos y corrijamos sus dudas con veracidad y no con mentiras.

De esta forma los alumnos tímidos o callados tenderán a ver a la educación de otra manera.

Pero el verdadero reto empieza con los alumnos más Inquieto, Agresivo, violento, irrespetuoso, berrinchudos, rebeldes, barberos e Irresponsables. Aquí el docente tiene que ver varios factores, como lo es la familia, la sociedad, sus amistades, sus programas de TV.

¿Por que se tomo como primer punto la familia?, - sencillo, la mayor parte de la formación del niño es en el núcleo familiar, con mamá, papá, sus hermanos (as), con los que convive una tercera parte de su vida. – si la familia está separada o enconstante conflicto, violencia, el niño se desarrollara y formara con las mismas condiciones y serán reflejadas en la escuela con sus compañeros.

Como segundo factor tenemos a la sociedad, ya que el niño observa el comportamiento de los vecinos, de las personas que ve cuando va al mandado, o sale a una fiesta, o cualquier tipo de interacción que tenga con su localidad. Ya que aquí aprenderá nuevas formas de comportarse, hablar, comer, caminar, gestos y manías.

Recordemos que el ser humano es un ente social, y debe de buscar un grupo con el cual debe de encajar y para ello debe de aprender las mismas actitudes que sus integrantes o ser simplemente lo más parecidos a ellos.

Es por ello que los padres deben de acercarse a sus hijos, platicar con ellos, preguntar que les molesta, quienes son sus amigos, adonde sale, que le gusta, entre otras cosas, de esta manera los padres podrán actuar de manera rápida y oportuna si es que su hijo – hija está en malos pasos o con malas compañías, de igual manera el docente debe de acercarse a los alumnos y observar su conducta que presente día a día en el salón de clases y corregir su comportamiento a través de asesoría y reflexiones.

Y por ultimo tenemos los programas de televisión si se exponen a programas con mucha violencia el niño – niña puede reflejarse con uno de esos actores y va querer semejar su mismo comportamiento el cual puede ser perjudicial para su desarrollo es por eso que debemos saber si lo queestá viendo nuestro hijo es sano para su desarrollo infantil.

Estos son algunos ejemplos que se pueden encontrar en el aula escolar y los problemas que enfrentan los maestros en su escuela.

Se mencionaron algunos ejemplos y sus posibles soluciones, estas pueden corregirse de acuerdo al entusiasmo de cada individuo y el interés que tenga el receptor o receptores. Nada es fácil así que hay que poner mucha dedicación y enjundia.

Eviten atacarse entre padres de familia y docentes, mejor busquen una solución de manera conjunta para poder salvar una vida y no dejarla caer para ver quién es el culpable.















CONCLUSIÓN

El docente frente a grupo, es un ejemplo a seguir para cualquier profesión ya que este enfrenta retos que están más allá de su labor e incluso de su saber, lo que lo conduce a seguir preparándose y actualizar su saber.

Nosotros (as), que estudiamos la licenciatura en psicopedagogía debemos de retomar y buscar las herramientas necesarias que nos ayudaran a enfrentarnos a los problemas sociales, educativos, trastornos psicológicos, enfermedades, etc., los cuales fortalecerán nuestra labor.

Nuestra profesión nos ayudara a mejorar en gran parte la educación de los niños a comprender sus inquietudes, a estimular los buenos hábitos de conducta, a saber escuchar y sobre todo el poder ver lo que pasa en nuestro alrededor.

Para terminar, no hay alumnos malos sino malos instructores, no hay problemas difícilessino pocas respuestas, la educación que llevemos nosotros será el reflejo de nuestros docentes (asesores), los cuales serán reflejados en nuestros alumnos (pacientes).












RESEÑA

Ejemplo: si nos ponemos en los zapatos de los niños que sufren de agresión en casa, (gritos, regaños, golpes, daño psicológico) y luego en la escuela por los errores que cometa se le trata de la misma manera, en donde está la ayuda que nosotros vamos a dar hacia estas personitas, que no por ser pequeñas debemos de abusar de su debilidad.

Nuestra cercanía debe de ser con respeto e integridad en los alumnos, no aprovecharnos de su diferencia con los otros niños, no discriminarlos o tratar de hacerlos menos. Pues esto empeoraría las cosas.

Los psicopedagogos somos los nexos para salvar el desarrollo formativo de un (a) niño (a), con problemas que lo agobian, ayudemos a construir y no a destruir, nuestra preparación será de muchaayuda para las nuevas y futuras generaciones.

Adaptar nuestra experiencia docente a los estudios realizados por los psicólogos e investigadores de antaño como los que respaldan este trabajo nos ayudaran a realizar nuestro trabajo más exacto y con fundamentos reales.

LA RESPONSABILIDAD EDUCATIVA FRENTE A LAS GENERACIONES FUTURAS

Javier Bascuñana Soler*

Sin llegar a asumir la dureza de la tesis defendida por Hanna Arendt cuando afirma que educar debe consistir en "asumir la responsabilidad del mundo"1 como empeño concreto de padres y maestros de cargar con la doble responsabilidad de asegurar la vida y desarrollo del niño y la continuidad del mundo, lo que sí es cierto es que el niño y el joven reclaman y exigen una protección frente al mundo y éste, a su vez, necesita ser protegido de las innovaciones caóticas o simplemente destructivas de las nuevas generaciones. Lo importante es, pues, que el joven sea introducido en un mundo, y hacerlo es la función de los adultos. Pero hoy todo el mundo rechaza la responsabilidad frente al mundo, los adultos rehusamos asumir la responsabilidad del mundo en el cual hemos colocado a nuestros chicos. La autoridad ha desaparecido, y ha sucedido así tanto en la vida pública, como en la privada, en la familia y en la escuela, pues esa parece ser la forma en que el hombre moderno expresa su descontento o disgusto ante la realidad: negándose a asumir la responsabilidad de sus hijos2.

En definitiva, nadie que asuma su mayoría de edad puede inhibirse de dar respuesta a los requerimientos con que se encuentra. Tiene que responder porque se le exige hacerlo. Es decir, tiene que ser responsable, pero para poder serlo tiene que ser interpelado. El movimiento ha de ser doble: asunción de unos compromisos y exigencia de que esos compromisos se cumplan satisfactoriamente. Laresponsabilidad es la respuesta a una demanda, implícita o explícita, a una expectativa de respuesta y nosotros, como docentes, tenemos la nuestra respecto a la convivencia en los centros educativos. En ellos, la indisciplina juvenil no es más que la consciencia de ser una colectividad frente al enemigo: el profesor, que es el representante de la ley de los adultos ante la que nuestros alumnos se sienten contrarios.

La rebeldía estudiantil, contrariamente a lo que pudiera pensar una mayoría desconocedora de lo que ocurre en los colegios e institutos, no es producida por un profesor injusto o blando. El profesor injusto o falto de autoridad no es más que un punto débil de la sociedad adulta y contra el que el ataque resulta más fácil. Hay que tener en cuenta que el profesor afectuoso y querido, el profesor hábil o temido, no hacen sino desviar hacia otros la furia de la indisciplina. Es corriente ver en un instituto alumnos buenos en su conducta con el profesor de matemáticas, convertirse en auténticos diablos con el de inglés que es más blando y torpe. Pero esto no quiere decir que el profesor de inglés sea la causa del desorden; él no es más que la víctima. La causa real del desorden es la animosidad de los alumnos contra la sociedad adulta según se expresa en la disciplina escolar.

De cuando en cuando, este desorden lleva a la víctima, el profesor, a reaccionar con una violencia que denota lo mucho que ha venido padeciendo. Otras, el endurecimiento del profesor se va gestando día tras día hasta que al cabo de unos años se convierte en un "hombre dehierro". Otras veces, por el contrario, algunos profesores víctimas habituales de la insumisión de sus alumnos, establecen en sus clases una especie de equilibrio entre la hostilidad de los alumnos, su griterío y las amenazas y castigos del profesor. Seguro que conocemos casos de compañeros que han abandonado la enseñanza porque no podían soportar la tensión de esta lucha día tras día, clase tras clase.

Vistas algunas de las consecuencias a las que puede conducir este fenómeno y puesto que éste va en sustantivo aumento en la mayoría de los centros, cabría preguntarse ¿por qué un fenómeno tan extendido y grave ocupa un lugar tan pequeño en las leyes educativas e, incluso, es tratado de forma tan escasa y sucinta por técnicos y pedagogos?.

Sería ingenuo sostener que nuestra sociedad desconoce la existencia de tal insumisión más aun cuando, con cada vez mayor frecuencia, encontramos en la prensa diaria referencias a estas cuestiones. Este silencio no es, evidentemente, normal y entre las razones por las que los propios profesores, los pedagogos y demás expertos, guardan silencio respecto a la indisciplina cabe contar al menos con dos, como fundamentales. El primer motivo es de orden profesional. El profesor que se enfrenta con la insumisión de los alumnos, el que no domina su clase, es considerado un mal profesor. La indisciplina es perjudicial para el avance de la clase y el profesor que sufre las consecuencias de ella tiene interés, para salvar su propio prestigio, en disimularla cuanto puede3.

El segundo motivo es de orden humano. Es ridículo que unadulto sea víctima de la insumisión infantil o juvenil. El profesor que padece de tal insumisión suele ser objeto de burla, por lo que el profesor que se encuentra en esa situación, procurará ocultarlo a sus colegas, a sus amigos e incluso a su propia familia. Si se queja de su trabajo, será, de ser posible, bajo un pretexto distinto: de la pereza o de la ignorancia de los alumnos, de un dolor de garganta por haber hablado demasiado alto para vencer el ruido de fondo de la clase, de exceso de trabajo, etc. Es posible que admita, en algún caso, que los alumnos son duros, pero no que los encuentra confabulados contra él, que les tiene miedo o que el enfrentarse a ellos en clase se ha convertido en una verdadera obsesión para él.

La insumisión o la indisciplina constituyen, pues, un problema serio. Lo es no sólo porque hace profundamente incómoda la labor de muchos docentes, sino porque a fin de evitar esta insumisión, más que por motivos pedagógicos, en los centros educativos se impone a los alumnos el silencio, la inmovilidad, la prohibición de comunicarse entre sí, etc., hasta tal punto que ciertos profesores adoptan una actitud tan severa que hace que impere el terror en sus clases, actitud esta nada beneficiosa para el aprendizaje. También suele darse la actitud contraria por parte de algunos profesores que claudican de antemano frente a los alumnos y se entregan, para ganarse sus simpatías, a una desaconsejable demagogia.

Resulta difícil valorar cuál de las soluciones anteriores es la peor. Por una parte, el método del terror para mantener elorden da como resultado la paralización de la clase: el orden exterior al reducir la iniciativa de los niños impidiéndoles colaborar con libertad, entorpece enormemente el funcionamiento del mecanismo escolar y reduce otro tanto el trabajo útil. En el terreno del rendimiento de la instrucción, este método es rudimentario y costoso y, en el campo educativo, resulta puramente negativo, puesto que el alumno, reducido en clase por el temor, no adquiere por ello la costumbre de comportase bien y explota al disminuir la presión ejercida sobre él. Si absurdo es intentar imponer el mecanismo de la suma, no es mucho más sensato pretender que el alumno sea sociable, cooperativo o libre por real decreto del profesor. Por otra parte, los métodos liberales que rechazan el empleo de la coacción y dejan que el alumno haga más o menos lo que quiere y que aprenda lo que quiere, cuando tenga ganas, son la negación de toda formación social4. La obligación de educar comporta la de "no destruir o estropear ninguna de las posibilidades que el alumno contiene y de las que la sociedad será la primera en beneficiarse, en lugar de permitir que se pierdan importantes fracciones de las mismas o de ahogar otras" 5.

Hemos de recordar aquí que existen, al menos, dos tipos muy distintos de disciplina y que sólo por equívoco se los denomina con el mismo nombre: la disciplina educativa, cuyo objeto es integrar al niño y al joven en la sociedad, y la disciplina represiva, cuyo objeto es impedir que el niño o el joven hagan daño mientras no estén integrados en ella. En la teoría,siempre tendemos a tratar de la primera, en la práctica, con demasiada frecuencia es la segunda la que actúa.

También conviene recordar que la insumisión juvenil se debe, con razón o sin ella, a la queja de que no tienen bastantes derechos ni responsabilidades en la sociedad actual. Además, no olvidemos que se trata de un fenómeno sociológico de base de la civilización contemporánea6 y como tal, tiene su reflejo en una de las parcelas más importantes de esta: la escuela.

El problema, no lo dudemos, es grave; no hay más solución que la de una reforma de la educación y una revisión de los estatutos de la juventud. La primera se supone se está llevando a cabo. La segunda, en el mejor de los casos, se encuentra en un estado mucho más embrionario.

Si el problema estudiantil se presenta hoy de forma tan aguda, es quizá porque hasta ahora había sido minimizado y banalizado sistemáticamente, y porque uno de los elementos esenciales de esta crisis es la incapacidad de los adultos para apreciar la significación real de ella. En este sentido, "es urgente observar, estudiar, analizar con mayor detenimiento la figura y las actuaciones del profesorado; es sorprendente la diferencia que existe entre su visión y la que de él tienen sus alumnos"7.


En el enfrentamiento de la juventud contra la sociedad adulta los estudiantes constituyen (y así lo han venido haciendo años atrás de forma más o menos espectacular) una especie de punta de lanza o fuerza de choque. Situados en el límite de la juventud biológica y, por así decir, en espera de la edad adulta, los estudiantes sienten más vivamente la tensión de las generaciones, poseen (más que lo obreros jóvenes) los medios intelectuales de expresarse y, finalmente, representan una fuerza más o menos organizada.

La indisciplina de los jóvenes no constituye, por tanto, un fenómeno aislado referido al área de la enseñanza, sino que es un ejemplo y un síntoma, particularmente notable, de la inquietud de la juventud frente a una sociedad queparece incapaz de asignarle un lugar conveniente. Por ello, el centro educativo no puede asumir en exclusividad la formación moral de sus alumnos, a riesgo de cargar con culpabilidades que no le pertenecen en propiedad8. Si los centros docentes deben tender a ser "verdaderas escuelas de ciudadanía y firmes impulsores de actitudes éticamente valiosas", como sostiene nuestro Ministerio de Educación y Ciencia, paralelamente demanda compartir esta función con la implicación directa de los padres, de la llamada "comunidad educativa" y de otras instituciones de mayor rango. Es preciso, entonces, reconocer que esta tarea no es sólo de la escuela y de sus maestros y profesores. Un desentendimiento de estas otras instancias sociales no puede servir de excusa para cargar a los centros educativos con obligaciones que están fuera de ellos.

Así, este fenómeno de la indisciplina juvenil presenta, bajo formas muy diversas y a veces contradictorias, una cierta unidad fundamental. Por una parte, los estudiantes querrían ser reconocidos como un grupo social ampliamente independiente y artífice de sus propias decisiones, y, por otra, este grupo social se opone (con o sin violencia) a una sociedad y a una cultura que, con razón o sin ella, consideran absurdas9.

Hagamos notar, finalmente, que la cultura no significa una especie de ornamento literario y artístico de la vida, sino un modo de vida, y tal vez es aquí donde las diferencias aparecen de la manera más sobresaliente, especialmente en lo concerniente a la moral del trabajo y del éxito, al código de la sexualidad yal estilo de las relaciones humanas. Es, pues, la sociedad actual en su conjunto lo que contestan los jóvenes, por tanto también los estudiantes, con su actitud indisciplinada.

Nos corresponde a todos los adultos (no sólo a maestros y profesores) tratar de integrar a nuestros jóvenes en la sociedad que hemos diseñado. Posiblemente esta responsabilidad sea mayor en aquellos que nos dedicamos a la enseñanza pero, en cualquier caso, no es exclusivamente nuestra. Quizá el primer paso hacia la solución sea, por parte de los adultos, reflexionar sobre nuestra propia actitud, sobre nuestros temores, sobre nuestras reticencias con respecto a las nuevas generaciones con el fin de llegar a ver, ya que no a aceptar, a la juventud tal como es y no como se desearía que fuese10. Toda solución real del problema estudiantil supone un esfuerzo de comprensión de las posiciones más ofensivas, la apreciación de las posibilidades nuevas que revelan esas posiciones y el deseo sincero de utilizar esas posibilidades con vistas a una organización renovada de los centros educativos. Dicho de otro modo: toda solución debería no sólo tomar en consideración las fuerzas que se revelan en el desorden para combatirlas, sino acogerlas e integrarlas.

Algunos chicos que son considerados "malos alumnos" en determinadas asignaturas, podrían haberlas asimilado y superado si se los hubiese llevado por otro camino en su aprendizaje. Estos alumnos pueden llegar a dominar perfectamente las cuestiones que parecen no entender, a condición de que se sepa llevarlos a ellas de maneraadecuada. Lo que los alumnos muchas veces no comprenden no es la materia, sino el sistema a través del cual esa materia les es "enseñada"11. Posiblemente, esta reflexión aplicada en el terreno del aprendizaje intelectual, pueda ser aplicada también en la educación moral de nuestros alumnos12. No en vano, el nuevo sistema educativo propone la educación en valores como la vía que permite inscribir la educación moral como componente curricular inmerso en todas las áreas, uniendo conocimiento y actitudes, educando así para la vida al tiempo que se enseñan conocimientos y destrezas. El profesor se afana en habituar a sus alumnos a hablar correctamente, a no comerse palabras, a no emplear determinadas expresiones vulgares, a respetar la ortografía tradicional. Pero, en cuanto sale de clase, la sociedad abastece a esos mismos jóvenes de revistas, periódicos ilustrados y programas televisivos de la boca de cuyos personajes escapa un lenguaje sistemáticamente deformado. No se puede siquiera hablar de faltas de ortografía, pues se trata de otra ortografía totalmente distinta. Parecida escisión se da entre la enseñanza que el alumno recibe de la historia en la escuela y la que sobre él recae de los restantes sectores de la sociedad: prensa, televisión, cine. Y lo mismo sucede con el gusto. La escuela, desde la primaria hasta la universidad, pretende mantener una especie de gusto refinado o noble. Se preocupa de infundir a los alumnos el respeto hacia los grandes escritores, los grandes pintores, los grandes músicos. Ahora bien, la cultura de nuestras sociedades actuales(la cultura del cine, de la radio y la televisión), no omite sarcasmos para con esa cultura "refinada" de la escuela.

El problema es aun más grave cuando se translada del campo de la enseñanza al de la educación. Hay una moral de la escuela y una moral extraescolar. En el ambiente escolar la obediencia, el silencio, la tranquilidad, los buenos modales, la corrección al hablar, tienen rango de virtud. Fuera de la escuela, tanto en las relaciones que los jóvenes mantienen entre sí como en la moral que se desprende del cine, de la televisión, de las revistas y de la conversación de los adultos, las virtudes escolares resultan ridículas. Lo que desde un punto de vista es prudencia y modestia, desde otro es falta de carácter, cobardía y conformismo. El propio trabajo escolar, el estudio, es considerado fuera del mundo de la escuela, objeto de burla e incluso una forma más de parasitismo.

No se pretende discutir aquí si tiene razón la calle o la escuela. Es posible que el estilo de vida del mundo exterior, más duro y más franco, suponga una superioridad moral sobre el estilo de vida que propugna la escuela, más aún si se cree en la incapacidad de ella para preparar a los jóvenes para su empresa futura13. Lo cierto es que el adolescente se encuentra hoy en medio de una sociedad esquizofrénica. Se le enseña, por un lado, una cosa y, por otro, otra totalmente distinta y, a menudo, opuesta. Lo que en un aspecto se le muestra como buena conducta, por otro constituye una conducta mala. Según la hora del día y el día de la semana, el bien y la verdad cambian demedio a medio.

Podría objetarse al argumento que acaba de exponerse, que tales contradicciones son estimulantes, que la sociedad necesita discutirse e irse construyendo en un proceso dialéctico en que se niegue a sí misma para advenir a una síntesis superior14. Con mayor razón, en el mundo liberal en que vivimos es indispensable la diversidad y el sueño de una sociedad integral es infantil e ingenuo. Por duro que pueda parecer, dirían los partidarios de este argumento, es preciso habituar al niño a desenvolverse en la diversidad y a resistir mental y espiritualmente las contradicciones de la sociedad.

Sin duda, hay en ello mucho de verdad. Una sociedad debe tener cierta flexibilidad, cierta holgura de articulaciones, pero esto no justifica la excesiva contradicción entre escuela y mundo exterior. Conviene recordar que esta contradicción no es necesaria ni de siempre, ha nacido con la escuela moderna en cuanto institución especial de educación y es preciso señalar aquí que nuestras escuelas e institutos son una institución relativamente reciente. Hace doscientos años, la inmensa mayoría de los niños era educada por la comunidad en general: familia, ciudad, gremio. La escuela no se distinguía de la sociedad y por ello no existía problema. Cuando la educación en la sociedad moderna se especializa con actividades, locales y personal especializados, queda separada por esto mismo del resto de la sociedad debiendo asumir muchas de las tareas socializadoras que antes correspondían a otras parcelas de la sociedad, incluso a la propia familia. Laconstitución de la educación como actividad especial es técnicamente un progreso, pero este progreso no es gratuito; entre otras servidumbres, necesita vigilar constantemente a la escuela para que no se separe del resto de la sociedad. Hoy día, cuando al menos en teoría la educación se encuentra difundida en toda la sociedad, es preciso mantener artificialmente la armonía entre educación y sociedad, entre escuela y mundo exterior.

La educación actual, nacida de un proceso de análisis en las funciones de la sociedad moderna, ha venido siendo dominada por ese espíritu de análisis, es decir, por el espíritu de división. La educación maternal se encuentra perfectamente distinguida de la educación primaria, la primaria de la secundaria y así sucesivamente. Las actividades escolares están también delimitadas y separadas de las actividades extraescolares. En el seno de los centros incluso la educación física, la educación moral y la educación intelectual se hallan, en mayor o menor medida, divididas y, la educación intelectual, está compartimentada en materias rigurosamente estancas: matemáticas, ciencias, historia, geografía, lengua, etc.

Es preciso que la educación impartida desde los centros educativos no sea un elemento aislado de este proceso global y, por encima de todo, la comunidad debe adquirir conciencia de que es unitariamente un órgano de educación, de los niños en primer lugar, de los jóvenes después, pero también de los adultos.

Ahora bien, nosotros, maestros y profesores, sólo podemos actuar como profesionales en el ámbito infantil y juvenil.Como profesionales, aunque también como simples ciudadanos, posiblemente coincidiremos en la necesidad de reivindicar la función educativa de la escuela como apuesta necesaria aunque, sin duda, fuertemente problemática. Y es que, en el contexto social actual, la institución escolar se encuentra con una debilidad estratégica para formar ciudadanos responsables, tolerantes, solidarios y autónomos como sería deseable. Socialmente nos encontramos con que, aparte de graves problemas de conducta en nuestra sociedad, agudizados en algunos casos en los jóvenes como hemos visto más arriba, ha surgido la necesidad de educar en un conjunto de valores: igualdad frente al racismo, educación ambiental frente a los problemas ecológicos, educación en la paz frente a la violencia de las relaciones sociales, igualdad entre sexos, etc. Además, la pérdida del papel educativo de otras instancias socializadoras (fundamentalmente la familia), el dejar de creer en la enseñanza como actividad técnico-académica, para recuperar su función educativa y, especialmente, la pérdida del papel tradicional de la escuela como hegemónica en la transmisión de información, hace necesario analizar la verdadera función de la educación a las puertas del siglo XXI.

Los centros educativos han de ofrecer el espacio y el tiempo necesarios para que los alumnos puedan replantear, analizar y discutir sus preocupaciones ideológicas, sus modos de ver la realidad y sus chocantes formas de actuar, para proporcionarles claves y experiencias de aprendizaje desde las que puedan ir construyendo un marcomental propio, que contribuya a una autonomía moral primero y política después.


Platón, en la República dice: "No habrá pues, querido amigo, que emplear la fuerzapara la educación de los niños; muy al contrario, deberá enseñárseles jugando, para llegar también a conocer mejor las inclinaciones naturales de cada uno"17. El lema "instruir deleitando" se complementa con el aun más ambicioso de "aprender jugando", tanto es así, que oponerse a este punto de vista parece señal de un talante excesivamente duro y dictatorial18. Por otra parte, es indudable que aprovechando la inclinación al juego de los niños se les puede enseñar muchas cosas. Sin embargo, la mayoría de las cosas que la escuela debe enseñar no pueden aprenderse jugando. Según el dicho de Novalis, "jugar es experimentar con el azar"; la educación en cambio se orienta hacia un fin previsto y deliberado, por abierto que sea. Precisamente lo primero que aprendemos en la escuela es que no se puede estar toda la vida jugando.

La gran verdad de que un empeño laborioso y disciplinado puede ser no sólo gratificante en sí mismo sino requisito inexcusable para comprender desde dentro la tarea cultural que nos humaniza debe ser hoy reafirmada con más fuerza que nunca, precisamente, por las circunstancias de la cultura de consumo en la que vivimos. "Nuestros hijos", dice Lévi-Strauss, "nacen y crecen en un mundo hecho por nosotros que se adelanta a sus necesidades, que previene sus preguntas y les anega en soluciones […] Que en este mundo de facilidad y de derroche la escuela sea el único lugar en el que haga falta tomarse molestias, soportar una disciplina, sufrir vejaciones, progresar paso a paso, pasarlas moradas, eso los niños no lo admiten porque no pueden yacomprenderlo". La cultura no es algo para consumir, sino para asumir. Y no se puede asumir la cultura, ni entender su evolución y su sentido, ni precaverlos de quienes quieren convertirla en pura mercancía, si se la desliga totalmente del trabajo creador que la produce y de la disciplina que resulta indispensable para acometerlo.

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El ejercicio de comportamientos éticamente valiosos es una finalidad que los centros educativos comprometidos con una educación para la ciudadanía, han de asumir. Ahora bien, defender en los centros la necesidad de una educación y no una mera enseñanza, sin recaer en un discurso conservador ni en una educación moral tradicional, significa también ser conscientes de los graves problemas didácticos, ideológicos y sociales que en nuestra actual situación de transición de un sistema educativo a otro tiene esta tarea, sobre todo para no imputar a la escuela responsabilidades que están también fuera de ella.

Lo que de todo esto parece desprenderse es que la educación se juega no tanto en lo que se enseña, como en la forma en que se enseña y, sobre todo, en las relaciones socialesdel aula y el ambiente que se vive en el centro. Un centro educa en actitudes y valores menos por lo que enseña cada profesor en su clase que por el ambiente y relaciones vividas en el centro como organización21. Por eso el lugar natural de la educación debe situarse en el Proyecto de Centro, como espacio en el que maestros y profesores reflexionen sobre qué tipo de valores tratan de promover, qué tipo de relaciones estimular, comprometiéndose a que no haya contradicciones entre lo que se hace y lo que se vive en el centro.



En las últimas décadas ha ocurrido que, bajo una forma equivocada de entender la educación democrática, la mayoría de los claustros de centros educativos ha optado por no intervenir olvidando que este no querer intervenir, bajo una falsa neutralidad, es ya un modo de intervención. Como señala Victoria Camps: "La ausencia de normas -algo que ha sido demasiado característico en nuestros centros de enseñanza durante unos cuantos años- constituye también una formación: una formación negativa"23.

Quizá el problema radique en que al haber transferido un modelo político de participación a una institución educativa, ha dado lugar a contaminarla de las mismas deficiencias y pobreza que tiene la participación en el campo político, a crear problemas innecesarios y, en cualquier caso, no ha servido para educar democráticamente a la comunidad escolar. En parte losdéficits de participación en los centros escolares reproducen los de la participación política y ciudadana en el mundo social26. Y es que la democracia es más un estilo moral y modo de vida comunitario que una forma de gobierno27. Un modelo de democracia que no es fruto de un esfuerzo por un trabajo compartido, como el que hoy opera en nuestros centros, se convierte en burocrático y estructuralista. Si las funciones de los órganos colegiados se limitan a aprobar asuntos triviales o rutinarios requeridos puntualmente por la Administración o dirección, la participación se diluye en reuniones formalistas, acabando por sentirse como una sobrecarga y pérdida de tiempo.

En definitiva, lo que se está reivindicando aquí es el centro educativo como formador de virtudes morales y hábitos, estimados como deseables y propios del ciudadano28. Ahora bien, conviene dejar constancia que ésta no es empresa fácil. Por el contrario, nos encontraremos con graves problemas didácticos a la hora de llevar a la práctica, en las actuales condiciones sociales y realidad interna de los centros, estos procesos. Sin duda, además del propio contexto social en que no podemos incidir directamente, implica rediseñar los espacios organizativos y laborales en los centros para que sean posibles las acciones colegiadas y el grado de participación que se propone.

*Profesor del I.E.S. Alhadra ,de Almería.

1Afirmación esta que Hanna Arendt hace en su célebre obra La crisis de la educación, si bien a propósito de la crisis educativa en Norteamérica que, a su juicio, es motivada poruna serie de innovaciones pedagógicas e ideas subyacentes a las mismas.

2Victoria Camps, Virtudes públicas, Espasa Calpe, Madrid, 1990, pp.59-60.

3Es común que en determinados Claustros de Profesores sea objeto de crítica aquel profesor o profesora que con cierta asiduidad recurre a la Jefatura de Estudios para denunciar en sus clases problemas de conducta.

4Véase La problemática de las reformas educativas, Servicio de publicaciones del Ministerio de E.E.C.C., Madrid, 1974, pág. 159.

5J. Piaget, A dónde va la educación, Teide, Barcelona, 1974, pág. 18.

6De la sociedad posmoderna, diría Vattimo, el cual entiende que una de las respuestas de la democracia a la emancipación del hombre consistiría en la sustitución del ideal de igualdad por el de la reducción de la violencia. (En G. Vattimo, Filosofía, Política y Religión. Más allá del "pensamiento débil", Nobel, Oviedo 1996, pág. 60).

7Varios, La enseñanza secundaria; el estado de la cuestión, ICE, Barcelona, 1988, pág. 140. Véase también a este propósito el estudio realizado en la segunda parte del libro bajo el título "El estado de la cuestión".

8La Resolución de 7 de septiembre de 1994, de la Secretaría de Estado de Educación, por la que se dan orientaciones para el desarrollo de la educación en valores en las actividades educativas de los centros docentes (B.O.E., del 23), dice: "El centro educativo como institución se responsabilizará de la formación moral y cívica de todos sus alumnos y alumnas, que quedará reflejada en sus normas de funcionamiento, en la programación de lasenseñanzas y en las actuaciones de todos los miembros de la comunidad escolar".

9Con frecuencia observamos en nuestros colegios o institutos como, en un principio, es espectacularmente recibida por los alumnos su intervención en el diseño y dirección de cualquier actividad relativa a la vida del centro y como esta euforia primera se desvanece en progresión geométrica en un tiempo relativamente corto.

10En este contexto y sobre la especial relevancia que adquiere el debate sobre los derechos de las generaciones futuras y nuestra responsabilidad hacia ellas véase Giuliano Pontara, Ética y generaciones futuras, Ariel, Barcelona 1996.

11J. Piaget, en L. S. Vygotsky, Pensamiento y lenguaje, La Pléyade, Buenos Aires, 1973, pág. 211.

12Esta parece ser la opinión de J. A. Marina en su conferencia "La historicidad de los sentimientos", en Actas de las IV Jornadas de Pensamiento Actual, Servicio de publicaciones del CEP de Almería, 1995.

13Véase J. Palacios, La cuestión escolar, Laia, Barcelona, 1984, pág. 605.

14Véase, J. Palacios, Op Cit. pp. 127 y ss.

15Para ampliar esta idea son interesantes algunos de los trabajos publicados por J.A. Marina como El misterio de la voluntad perdida o El laberinto sentimental.

16Malcriados nuestros jóvenes en la cultura del zapping, que fomenta el picoteo histérico entre cadenas y programas, se les hace incapaces de ver o escuchar nada de principio a fin, menos aun aguantar una clase completa de algo que no les apasione y les obligue a esforzarse un poco.

17Platón, La República, 536e-537a

18Montaigne,tan frecuentemente moderno en sus puntos de vista, se decanta fervientemente por no aceptar otro estímulo para la enseñanza que el placer del neófito y descarta cualquier imposición o contrariedad.. Más tarde, Freinet y María Montessori incorporaron esta perspectiva lúdica a sus métodos pedagógicos.

19F. Savater, El valor de educar. Ariel, Barcelona. 1997, pág.109.

20F. Savater, Op Cit. pág.111.

21A. Bolívar, Los contenidos actitudinales en el currículo de la Reforma. Problemas y propuestas. Escuela Española, Madrid 1992. pp 174-178.

22A. Bolívar, Op Cit. pp 151-152.

23V. Camps, Los valores de la educación. Anaya/Alauda. Madrid, 1993. pág. 75.

24La ausencia de una postura explícita frente a las novatadas, por ejemplo, ha ayudado a conservar incluso a extender este hecho reprobable en muchos centros educativos. En otros, por el contrario, la adopción de ella ha conseguido erradicar este fenómeno que era práctica habitual entre los veteranos.

25F. Gil Vila, ha dejado constancia de ello en La participación democrática en los centros de enseñanza. Madrid: CIDE, 1995.

26De igual modo veíamos que la indisciplina en los centros no era más que el reflejo de la rebeldía juvenil frente a la sociedad de los adultos.

27J. Dewey, Democracia y educación, Losada, Buenos Aires 1978.

28A. Bolívar, "El centro escolar: conformador de hábitos deseables", en el n º 145 de Aula de innovación pedagógica, pp. 47-50.

En este artículo se analizan las causas que determinan los comportamientos indisciplinados y se proponen pautas de actuaciónencaminadas, especialmente, a la prevención. Se precisan los factores que determinan dicha conducta considerando cuatro categorías: comportamiento del alumno y del profesor, características de la institución escolar y factores extraescolars o sociales.

¿QUÉ CAUSA LA INDISCIPLINA?



LA PREVENCIÓN A NIVEL INSTITUCIONAL

De todos los factores mencionados, la escuela puede actuar sólo sobre los detipo institucional, es decir, los relativos a los profesores y la institución escolar, mientras que, especialmente a corto plazo, su influencia sobre las disposiciones personales del alumno o sobre las características estructurales de nuestra sociedad es escasa (Rodríguez y Luca de Tena,2001).

Por tanto, una estrategia práctica para que los profesores entiendan y reduzcan la indisciplina empieza por centrarse en lo institucional, más concretamente en su propia aula. No decimos con ello que lo personal y lo social tenga que ser olvidado, sino más bien, destacamos que hay que trabajar sobre aquello que realmente produce beneficios, en nuestro caso, sobre lo que produce cambios reales que permiten la buena marcha de nuestros alumnos.

Las tendencias actuales hacia este tema pasan por una actuación preventiva sobre los posibles problemas de disciplina de los centros escolares y orientada a educar en la convivencia.

Debemos recordar que tanto la prevención como la intervención no dependen sólo del profesor, sino de una actuación consensuada y cooperativa entre los distintos miembros de la comunidad educativa. Incluso, en las ocasiones en donde el problema de comportamiento se limite a un solo docente, el buscar soluciones reflexionadas y pactadas entre todos puede dar al profesor la seguridad y el apoyo necesarios para que en el futuro no se repitan dichos problemas (Rodríguez y Luca de Tena, 2001).

El trabajo en equipo queda patente como una de las características de los centros escolares menos conflictivos, pudiendo señalarse como formas defuncionamiento generadoras de un clima de convivencia y de prevención de la violencia escolar algunas de las siguientes (Trianes, 2000):

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Cohesión interna del claustro de profesores, respeto mutuo, consenso en objetivos y métodos, trabajo en equipo, implicación personal.

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La existencia de nonnas claras y consensuadas que no permitan la violencia e impulsen la cooperación y el trabajo académico.

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Relaciones interpersonales entre los profesores, disponer de espacio y tiempo para discutir, fonnación compartida.

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Profesores con ideologías docentes democráticas y preocupados por el desarrollo integral de sus alumnos.

Por último, cabe mencionar algunas medidas que deberían evitarse como son:

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La detección precoz de alumnos problemáticos, en el sentido de aceptar que las escuelas deberían identificar lo antes posible a aquellos alumnos que pueden ser motivo de conflicto y aplicar medidas preventivas. Con esta idea estamos "marcando" a dichos alumnos, creando para ellos unas expectativas de fracaso que pueden llegar a confinnarse (profecía autocumplida) (Rosenthal y Jacobson, 1968). La atención a la problemática individual del alumno no debe asociarse, por tanto, al etiquetado puesto que podría conllevar a la estigmatización y dificultar el cambio de comportamiento.

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Los mecanismos de separación del grupo del alumno problemático. Si alejamos a los alumnos problemáticos de los que no lo son, llegaremos a crear "escuelas-ghetto", lugares en donde los alumnosdifícilmente podrán aprender a vivir en sociedad, a respetar las normas, a integrarse.

*

El castigo como uso habitual. Creemos que el castigo debe ser siempre la última alternativa a usar como intento de cambiar la conducta de los alumnos conflictivos, tendiendo en cuenta las repercusiones negativas que acarrea (sentimientos negativos hacia el profesor y la tarea; deterioro en la auto estima, etc.).

LA PREVENCIÓN A NIVEL DE AULA


Son numerosos los autores que han intentado analizar las estrategias y técnicas utilizadas por los profesores eficaces, es decir, por los buenos gestores. Partiendo de las propuestas de Kounin (1970), Good y Brophy (1996) y Gotzens (1997) entre otros, destacamos a continuación las orientaciones más interesantes intentando dar respuesta a tres preguntas básicas:

a. ¿ Cómo llevar a cabo una enseñanza cualificada?

Es necesario tener en cuenta ciertos requisitos parallevar a cabo la instrucción de fonna correcta desde el antes (planificación), hasta el durante (enseñanza - aprendizaje) y el después (evaluación,feedback) de la instrucción. Para ello debemos, entre otras cosas:

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Adecuar las tareas a las aptitudes e intereses del alumno: En este sentido los objetivos de aprendizaje deben ser asequibles para los alumnos, facilitando un aprendizaje significativo que reforzará su sentido de competencia. Al ofrecer propuestas instruccionales atractivas e interesantes para el alumno aumentará su motivación por el aprendizaje.

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Determinar claramente los objetivos instruccionales: La mayor parte de los profesores dan por sentado, no sólo el interés del alumno, sino que este es consciente en todo momento de qué se tiene que aprender y cuales son los objetivos finales que se persiguen. Afortunadamente en el aula contamos con una gran diversidad de alumnos que serán más o menos dependientes y su estilo cognitivo encajará o no con nuestro estilo de enseñanza por lo tanto, en este sentido, no se pueden generalizar decisiones sobre el grado de estructuración que se debe dar a los contenidos instruccionales. Aunque podemos decir que nuestra cultura valora la independencia y en nuestras aulas intentamos favorecerla, esto no constituye ningún impedimento para tratar de mantener una estructuración de los contenidos a enseñar que sea lo suficientemente clara para el alumno y que facilite la comprensión. Hacer uso de los organizadores previos que nos propone Ausubel al comienzo de la clase y aclarar alalumno qué objetivos se persiguen y qué aplicaciones puede tener en la vida real, no sólo hace más atractiva la tarea sino que facilita los procesos cognitivos del alumno, ya que habrá recuperado de su memoria a largo plazo aquella información relativa al tema tratado. El supuesto básico que manejan la mayor parte de los estudiosos del tema de la disciplina es que cuando el aprendizaje resulta atractivo, posee un grado de dificultad tolerable y se cuenta con el apoyo del profesor cuando es necesario, no se presentan problemas de disciplina.

*

Supervisar y controlar el proceso de aprendizaje: Es preciso ofrecer un feedback inforlnativo continuo al alumno para poder controlar los avances y dificultades que presenta el aprendizaje. En este sentido la evaluación se convierte en un instrumento eficaz pará determinar las razones por las que no se logran los objetivos académicos, facilitando el diagnóstico de la situación que hace posible tomar decisiones respecto a las estrategias de aprendizaje que se deben entrenar en el alumno para acometer la tarea, los métodos de enseñanza más adecuados en cada situación de aprendizaje y los diferentes tipos de actividades que deben ofrecerse al alumno para superar las dificultades y/o seguir avanzando hacia las metas instruccionales propuestas.

*

Mantener un ritmo de aprendizaje correcto: Aunque parezca una obviedad en muchos casos los profesores están más preocupados por abarcar todo el curriculum que por adaptar el ritmo de su enseñanza al de aprendizaje de sus alumnos. Cuantas veces losalumnos se quejan amargamente del exceso de información ofrecida durante la clase que dificulta la comprensión y claridad de la misma. El desarrollo de las actividades, así como la transición entre las mismas, debe realizarse con suavidad, manteniendo un "tempo" estimulante pero que al mismo tiempo no genere ansiedad en los alumnos por no poder seguir su evolución, ya que tan sólo lograremos que se des enganchen del aprendizaje. Manteniendo el ritmo correcto se aprovechará el tiempo efectivo de aprendizaje al no tener que dedicarlo a aclaraciones innecesarias, procurando simultáneamente mantener el máximo de alumnos implicados en las actividades.

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Solucionar los problemas que se plantean durante el proceso de enseñanza-aprendizaje: Para lograr un aprendizaje significativo es preciso centrar la preocupación de la instrucción en el propio proceso, asistiendo en cada momento al alumno en sus dificultades. A través de la interacción verbal y la comunicación no verbal el profesor puede solicitar al alumno que explicite sus procesos de pensamiento para hacerlos conscientes, animándole a buscar soluciones alternativas y descubrir sus errores. En esta etapa es importante recordar que ciertos alumnos por sus características de personalidad (retraimiento, timidez) son menos propensos a solicitar este tipo de ayuda pero no por ello deben ser olvidados. Debe mantenerse cierta flexibilidad adaptando las estrategias a las dificultades que van surgiendo y al tipo de tarea propuesta. Los profesores disponen además de diversos recursos tecnológicosaudiovisuales e informáticos que, siempre que estén vinculados a los objetivos instruccionales, servirán para mantener y mejorar la atención del alumno así como para facilitar la comprensión de lo explicado en clase.

b. ¿Cómo planificar la disciplina?

Directamente relacionada con la prevención de problemas de comportamiento en el aula se encuentra la planificación de las normas que deben regir el orden del grupo y los procedimientos que se aplicarán para hacerlas cumplir. En este sentido los acuerdos establecidos en el Consejo Escolar dan como resultado el Reglamento de Régimen Interno, documento que recoge las reglas, preceptos e instrucciones mediante las que se pretende regular el régimen de cada centro escolar. Este documento debe tenerse siempre presente a la hora de establecer las normas del grupo clase, recordando que cuanto más contextualizadas estén en función de las características de dicho grupo, mayor eficacia se logrará en su cumplimiento.Apuntamos a continuación algunos aspectos que deben tenerse en cuenta a la hora de realizar la planificación de las normas del grupo clase:

*

El profesor debe reflexionar sobre las características de su grupo así como determinar qué tipo de normas cree necesarias y prever las posibles situaciones de indisciplina a las que se tendrá que enfrentar seleccionando posibles estrategias de intervención.

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Establecer las normas del grupo clase. Es aconsejable recurrir a la negociación de las mismas con los alumnos, tal como propone el modelo democrático de la disciplina (Ausubel,1976), aunque en ningún momento esto signifique que el profesor renuncia a su papel de educador y líder.

A la hora de redactar las normas se deben tener en cuenta que éstas deben ser: necesarias; realistas; claras; estar redactadas en términos positivos y adaptadas a las características de un alumnado concreto.

*

El profesor debe informarse sobre el tema a través de lecturas especializadas, compartir experiencias con sus compañeros y debatir sobre los problemas que surjan ya que de esta forma aumentará su flexibilidad, creatividad y lucidez a la hora de tomar una decisión ante una situación de conflicto.

*

Es importante mantenerse constantemente alerta ante las incidencias de la clase. Los profesores más eficaces supervisan de forma continua lo que sucede en cualquier lugar del aula y se percatan rápidamente de los problemas interviniendo cuando estos son aún menores, mientras que los profesores menos eficaces intervienen tardíamente, de forma excesiva o bien errónea ante los conflictos.

*

Informar durante el primer o primeros días de clase de las normas que van a regir las interacciones entre todos los miembros de la clase. Es aconsejable ser claro y consistente desde los primeros días, informando sobre las expectativas, reglas y procedimientos procurando al mismo tiempo estimular la responsabilidad del alumno no sólo en el cumplimiento de las normas sino también en su implicación en el aprendizaje.

*

No hay mejor inversión que dedicar los primeros días a establecer entre todos lasnormas a respetar y a sentar las bases de la convivencia.

*

Utilizar la red de asesoramiento y orientación de que disponen los centros: director, tutores, coordinadores, jefe de estudios, orientadores etc. Para que funcione la comunidad educativa en temas de disciplina, serán precisas reuniones regulares para analizar los casos o situaciones que aparezcan así como para hacer un seguimiento de los acuerdos. La participación democrática y comprometida de los integrantes de la comunidad escolar es la mejor alternativa para la prevención y resolución de conflictos.

c. ¿Cómo dirigir eficazmente la clase?

En el proceso de enseñanza - aprendizaje adquiere un papel fundamental la interacción profesor alumno. El profesor desempeña el papel de mediador del conocimiento, pero su trabajo se lleva a cabo en un contexto de aula con características únicas, por lo que serán múltiples los factores que inciden sobre los resultados finales de aprendizaje: características del profesor, expectativas, capacidad docente, características de los alumnos, contexto escolar, influencias socioculturales, etc.

Entre las principales características de personalidad que debería poseer un profesor y que facilitan su acción docente encontraríamos (Rodríguez y Luca de Tena, 2001):

*

El carisma o capacidad de atraer o influir en los demás mediante la propia personalidad.

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El dominio o la capacidad de obtener control sobre una situación.

*

El poder intelectual o el conocimiento o dominio de una materia determinada.*

Los recursos implícitos al propio poder o la capacidad para organizar todos los aspectos de las actividades de los alumnos.

Por otro lado, es imprescindible reflexionar sobre las dificultades que plantea cualquier acción docente en el contexto del aula. El profesor debe tener en cuenta los múltiples factores implicados a la hora de analizar las situaciones de conflicto y tomar decisiones de forma cautelosa. Doyle (1986) nos ofrece un interesante análisis de las características de cualquier contexto de aula que nos sirven para entender las dificultades para llevar a cabo la acción docente.

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Multidimensionalidad: En las aulas suceden varias cosas al mismo tiempo y se realizan diferentes tareas, lo que dificulta el control de todas las acciones, además es una situación social compartida por diversas personas que difieren en expectativas, necesidades y forma de interpretar la realidad.

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Simultaneidad: Todo sucede al mismo tiempo. Puesto que no podemos atender a varias cosas a la vez es posible que algunas escapen a nuestro control.

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Inmediatez: Sucede aquí y ahora, sin permitir en muchos casos la reflexión profunda al docente. No podemos congelar la acción ni exigir que transcurra más lentamente o en otro momento para poder hacerle frente de forma más calmada.

*

Impredictibilidad: Es difícil predecir que puede suceder en cualquier momento, estamos sujetos a imprevistos.

*

Publicidad: Las aulas son lugares "públicos". Cualquier acontecimiento es observado portodos los participantes, profesor y alumnos, por lo que cualquier decisión tomada actuará mediante los principios del aprendizaje por observación (por ejemplo: a Luis no le ha dicho nada el profesor por hacerse el gracioso y los compañeros pueden pensar que ese tipo de conducta no tiene repercusiones).

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Cronicidad: En las aulas existe una historia común, un pasado, compartido por todos los que conviven en ella. Las experiencias pasadas están determinando los comportamientos actuales e influirán sobre los futuros.

Por último, y respecto a las orientaciones de actuación para la gestión del aula, enumeramos a continuación una serie de normas sencillas que pueden facilitar la tarea basadas en las propuestas de Fontana (1989), Good y Brophy (1996), Gotzens (1997) y Rodríguez y Luca de Tena (2001):

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Desarrollar habilidades de comunicación: El profesor es ante todo un comunicador que a través de la interacción con sus alumnos transmite conocimientos, procedimientos y actitudes. Si bien la comunicación por sí misma no garantiza el aprendizaje, se trata de una condición necesaria, aunque no suficiente. Es imprescindible ser capaz de comunicarse verbalmente de forma clara y precisa no sólo para favorecer el aprendizaje, sino también para evitar los equívocos en las relaciones interpersonales. Hemos de añadir a ello la capacidad de decodificar correctamente los mensajes de los alumnos así como dominar el campo de la comunicación no verbal.

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Rutinas organizativas: Gran parte de los comportamientos del profesor enel aula se inician de forma automática, bien cuando se pone en marcha una actividad en clase, se controla el aula o se planifica la instrucción. La ventaja que reportan las rutinas es liberar al docente de tener que dedicar su atención a aquellas situaciones u acontecimientos que él sabe bajo control. Las rutinas son por tanto aconsejables ya que el docente puede reservar sus energías para aquello que es realmente importante y le permiten concentrarse en aspectos o acontecimientos que requieren atención, deliberación, conclusión y respuesta.

*

Atender individualmente al alumno: Dentro del aula cada alumno desea cubrir sus necesidades básicas de aceptación, competencia y autonomía. El profesor debe mostrar su interés por él y dedicarle el tiempo suficiente según sus necesidades tanto dentro del aula como en las tutorías o en los periodos de ocio escolar. No queremos dejar de recordar los efectos que se producen en las interacciones entre profesor y alumno según las expectativas que cada uno de ellos posee sobre el otro, el conocido como efecto "pigmalión" (Rosenthal y Jacobson, 1968). Mantener expectativas realistas sobre los alumnos facilita una comunicación clara y una relación basada en el respeto mutuo, favoreciendo en el alumno metas realistas que le llevarán a mejorar su competencia y autoestima.

*

Favorecer la autorregulación del alumno: Tanto a nivel de control del comportamiento, como de los procesos de aprendizaje, el camino del alumno hacia la independencia es largo y costoso. Para fomentar su autonomía sepuede delegar en los alumnos gran cantidad de tareas rutinarias aumentando así su implicación en la vida del aula y su responsabilidad. Conviene dar cabida a sus iniciativas y ofrecer posibilidades de elección cuando sea posible en la realización de actividades, agrupamientos etc.

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Mantener siempre una actitud positiva y no perder el sentido del humor: El humor ayuda a modificar la perspectiva del problema y a des dramatizar la situación por lo que es fundamental para enfrentarse productivamente a los conflictos que surgen a diario en el aula. La risa puede ayudar a que nos mantengamos sanos, psíquica y físicamente.

*

Practicar la seducción instruccional: En los estudios clásicos sobre la expresividad del profesor (Ware y Williams 1975) se analizaban las características de los docentes que eran valoradas por los alumnos y que repercutían en el rendimiento de los mismos. La "expresividad" o "seducción instruccional" lo definen como: entusiasmo, humor, amabilidad, carisma y personalidad. Una visión positiva de los conflictos, sin posturas tremendistas o catastrofístas, unida a la habilidad de escuchar de forma activa y empática a los implicados, hace más fácil lograr acuerdos y soluciones ante los mismos. No está nunca de más descubrir la parte amable y simpática de la vida diaria, pues no debemos olvidar que ante todo el profesor es un educador que acompaña al alumno en un periodo de su vida.

CONCLUSIONES



Por otra parte cabe destacar el cambio de enfoque que se ha dado en este campo al dar prioridad a las actuaciones preventivas frente a las propuestas tradicionales centradas en la intervención. Un supuesto básico a considerar es que al ofrecer al alumno situaciones de enseñanza - aprendizaje atractivas, con un grado de dificultad ajustado a sus características y el apoyo necesario, se favorecerá la satisfacción de sus tres necesidades básicas: competencia, autonomía y aceptación, dificultades la aparición de problemas de disciplina. Parece aconsejable por tanto que ante lasmúltiples causas que pueden generar la indisciplina los docentes se centren en aquellas más controlables a través de su ejercicio profesional.

La planificación de la disciplina a nivel de grupo clase, los acuerdos conjuntos entre los integrantes de la comunidad educativa y el compromiso en la toma de decisiones y seguimiento ante los problemas que puedan aparecer, son requisitos necesarios para una gestión adecuada de la disciplina a nivel institucional. La prevención de los conflictos pasa por la mejora de la calidad de los centros en los que se deben comprometer todos los miembros de la comunidad educativa para mejorar tanto los recursos materiales como humanos.

Por su parte el docente debe orientar sus esfuerzos hacia una práctica educativa de calidad centrándose en el perfeccionamiento de sus habilidades pedagógicas y manteniendo un espíritu reflexivo y crítico respecto a su papel social como educador.

La tarea común a realizar se debe centrar en una enseñanza basada en la valoración del individuo en su complejidad y que destaque el carácter educativo y socializador de la escuela.

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