La CONALITEG
AMDODocumentos de Investigación23 de Julio de 2017
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Introducción
La CONALITEG es el organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal que para cada ciclo escolar produce y distribuye de manera gratuita los libros de texto que requieren los estudiantes inscritos en el Sistema Educativo Nacional, así como otros libros y materiales que determine la Secretaría de Educación Pública, en cantidad suficiente, para la educación básica, usando sus recursos de manera transparente y eficiente, y con la calidad de materiales, procesos y acabados adecuada para el uso al que están destinados.
Este programa de “Biblioteca de Aula” es considerado como el esfuerzo más ambicioso que se haya hecho a favor de la lectura por México, después del “Programa de los Libros de Texto Gratuito”, también programa de la CONALITEG iniciado por el presidente Adolfo López Mateos. Ambos son únicos en el mundo y han sido tomados como ejemplo por algunos países para sus propios proyectos de estímulo a la educación y a la lectura.
El programa “Bibliotecas de Aula” consiste en proporcionar a todos los niños y niñas del país en los salones de clase, desde el primer grado de preescolar hasta el tercero de secundaria, materiales de esparcimiento (lectura), formación, información y documentación, con el propósito de despertar, fomentar y alimentar en ellos el gusto por la lectura. Donde se busca responder de manera más directa a las necesidades de etapa lectora de los alumnos de cada grado, así como para apoyar al maestro en el desarrollo del currículo escolar.
A través de las Bibliotecas de Aula, el uso de la Biblioteca replantea la metodología y formas de trabajo en el salón de clases, ofreciendo oportunidades para diversifica las formas de interacción con textos complementarios al libro de texto utilizado en clase; así mismo, la modalidad de préstamo de libros se realiza de manera sencilla y ágil, permitiendo lecturas compartidas y enriqueciendo fundamentalmente los espacios de trabajo y la lectura en el grupo; además de que ofrece la oportunidad a los maestros y alumnos de que se responsabilicen de la organización, uso y conservación del acervo.
Dentro del Sistema de Educación Básica Nacional (preescolar, primaria y secundaria) se registró una matrícula de 24 millones de alumnos y se estimó que cada libro enviado a una biblioteca de aula sería útil durante unos diez años para ser leído dentro de un ambiente de igualdad y equidad, de esta manera se apoyó el cumplimiento del programa federal “Hacia un país de lectores” del sexenio de Vicente Fox.
El programa se diseñó para que los libros sean colocados en estanterías que se instalan en las aulas a la altura de los ojos de los niños y el material de lectura se financia con recursos de la CONALITEG.
Identificación del problema
Mucho se ha dicho de que en México no se lee o se lee poco; según la Encuesta Nacional de Lectura de 2013, los mexicanos leen en promedio 2.9 libros al año, donde el mayor número de lectores se encuentra entre la población joven de 12 a 22 años, que es precisamente donde se encuentra buena parte de la población escolarizada, que además de los libros de texto, recurre a otras publicaciones para complementar sus estudios o por placer, lo cual nos deja una gran interrogante, ¿cómo fomentar la lectura entre los niños y jóvenes mexicanos?
Desde los años 80´s, el esfuerzo educativo ha sido intenso. Durante el sexenio de Vicente Fox, según su sexto informe, México ocupaba 1.7 millones de maestros en el ciclo escolar 2006-2007: más del doble que en 1980-1981. Desde entonces, la población escolar ha subido de 21.5 a 32.7 millones, también subió la escolaridad promedio de la población económicamente activa: de cinco a nueve años. El gasto en educación (casi todo público) subió del cinco al siete por ciento del PIB. Según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), las familias dedicaban el dos por ciento de sus gastos a la educación en 1977 y el once por ciento en 2005: cinco veces más.
Entonces, si en base a lo anterior, tanto la población como el gasto en educación ha aumentado, ¿porque el promedio de libros leídos al año no?; para darnos una mayor idea de la problemática de la falta de lectura en México según la Encuesta nacional de lectura del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, dos de cada tres entrevistados declaran leer lo mismo o menos que antes, a fines del 2005. Sólo el 30% declaró leer más. El 13% dice que jamás ha leído un libro. Y cuando se pregunta a los que no están en ese caso cuál fue el último libro que leyó, la mitad dice que no recuerda. El 40% dice que ahora lee menos. También un 40% dice que nunca ha estado en una librería. Dos años antes, en la Encuesta nacional de prácticas y consumo culturales, también de Conaculta, el 37% dijo que nunca había estado en una librería. Al 40% que dijo leer menos se le preguntó a qué edad leía más. El 83% (del 40%) dijo que de los 6 a los 22 años, o sea la edad escolar.
Según dicha encuesta, los mexicanos destinaban casi el 2% del presupuesto familiar a la compra de libros: $220 pesos anuales La mayoría (55%) dice que no gasta ni un centavo, pero muchos estiman que gastan el cinco o el diez por ciento. Ahora bien, según la ENIGH, el gasto corriente monetario en libros, revistas y periódicos fue el 0.4% del gasto familiar. Los libros representan cuando mucho la mitad, digamos 0.2%: diez veces menos que lo declarado en la encuesta.
Y para no dejar dudas sobre la falta de cultura de la lectura en nuestro país, el conjunto de los entrevistados considera que la gente no lee, en primer lugar, por falta de interés o flojera y sólo el 9% dice que por falta de tiempo.
Como bien pudimos observar la problemática no solo es la falta de recursos, sino en gran parte el desinterés y la insensibilidad por la cultura de la lectura, y si a esto le sumamos la carencia de bibliotecas públicas, la ausencia de acervos bibliográficos suficientes para atender la demanda y la falta de actualización de los títulos y la información disponible, pues simplemente la lectura nunca formara parte de la sociedad mexicana.
Una encuesta totalmente centrada en el mundo escolar, seguramente mostraría que los maestros no leen, y que su falta de interés se reproduce en los alumnos, por lo cual multiplicar el gasto en escuelas y universidades sirvió para multiplicar a los graduados que no leen y acentuar más la ignorancia a la que nuestros niños y jóvenes están destinados.
En base a lo anterior, como bien lo plantea Parsons, la identificación de la problemática es:
• El elevado precio comercial que tienen los libros en México, que impide que cualquier niño tenga acceso a ellos y provoca desigualdad e inequidad.
• Carencia económica de los padres para adquirir libros.
• Carencia de una red eficiente de bibliotecas públicas que ofrezca servicio al 100% de la comunidad escolar, incluido los centros de estudios más alejados.
• Ausencia de un acervo bibliográfico suficiente que permita realizar una selección de títulos útil y adecuado.
• Falta de una entidad con estructura suficiente para atender la administración, producción y distribución de un proyecto de esta naturaleza.
• Carencia de sensibilidad social para fomentar la lectura.
• Ausencia de un sistema que permita generar economías suficientes para el desarrollo de proyectos innovadores de impacto social.
Justificación
Los objetivos de la Biblioteca de aula, es favorecer la adquisición de hábitos lectores y escritores que se reflejan en la mejora de las competencias comunicativas y el aprendizaje autónomo de los estudiantes, así como ampliar la información recibida en clases, democratizar la información en el momento requerido por el alumno y, de ser posible, facilita el acercamiento a las nuevas tecnologías.
Impulsar el proyecto de la biblioteca de aula, significa activar a los estudiantes, maestros y comunidad en los procesos de lectura y de acercamiento a la información.
Es así que las Bibliotecas que llegan a las aulas representan una oportunidad inapreciable de lectura en lo individual y grupal. Están destinadas a ser los primeros contactos, o los más inmediatos, de los lectores con el mundo de los libros, y cada uno de los libros, para los salones, ofrece posibilidades de lectura diferentes, pone a disposición temas y formatos que son muestra del acervo mucho más amplio, que podrá encontrarse no sólo en la biblioteca de la escuela, sino en los distintos acervos presentes en la vida cotidiana, es decir, que con la Biblioteca Aula se despliegan lazos de búsqueda, se alimenta la curiosidad y se intenta que con su presencia constante los libros se vayan volviendo elementos de referencia y uso permanente, tan habituales como el resto de los objetos en el salón de clases; son, en suma, un vehículo para convertir la lectura y la escritura en prácticas cotidianas.
De tal modo, que la biblioteca del aula puede ayudar a los lectores a acercarse a las bibliotecas públicas, formando así un circuito de lectura que atraviese por la escuela y la comunidad, ocasionando que esta exploración constante forme parte del crecimiento lector de los niños, jóvenes, maestros y familias.
Por lo tanto, La Biblioteca de Aula acorta la distancia entre el libro y sus posibles usuarios, y permite que los alumnos compartan momentos de consulta,
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