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La golondrinita


Enviado por   •  24 de Febrero de 2013  •  Exámen  •  426 Palabras (2 Páginas)  •  379 Visitas

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Cuento narrado en tercera persona, el autor, tras la voz de un narrador, nos cuenta la historia de un príncipe que vivía en el palacio de Sans-Souci, “...donde no se permitía la entrada al sufrimiento...”. Durante

el día jugaba con sus compañeros en el jardín y de noche abría el baile en el gran salón. Una altísima pared le impedía ver lo que había del otro lado. Sus cortesanos lo llamaban el Príncipe Feliz y él pensaba que lo era “...si el placer es la felicidad...” Cuando murió, colocaron su estatua en una columna en lo más elevado de la ciudad, desde donde podía ver toda la miseria y fealdad de su pueblo y desde entonces su corazón de plomo no hacía sino llorar. Pero en su vida tan triste irrumpió una pequeña golondrina, que había abandonado a sus amigas que partieron para Egipto, porque se había enamorado de un junco. Un desafortunado enamoramiento porque cuando ella le propuso partir juntos, él se negó: “...estaba muy apegado a su casa...”

La golondrinita se refugió a los pies de la estatua del Príncipe Feliz, para pasar la noche y protegerse del frío, y sintió que le caían gotas. Pensó que estaba lloviendo hasta que se dio cuenta que era la estatua que lloraba.

A partir de ese momento, el pajarito se convirtió en su fiel compañero y mensajero, para que el Príncipe Feliz -estatua que se erguía inmóvil e impotente ante el dolor de su pueblo- pudiera ayudar a su gente. Noche tras noche, el avecilla sobrevolaba la ciudad y le contaba al príncipe lo que veía; la estatua se iba despojando de sus boatos y de su oro para entregárselo a los pobres,

hasta que quedó desnuda.

La golondrina, no soportando la crudeza del invierno, murió feliz a los pies del príncipe, pero antes la estatua le pidió que lo besara en los labios y le confesara su amor. El corazón de plomo del príncipe se partió en dos.

El Alcalde de la ciudad decidió fundir la estatua porque había perdido su grandeza y parecía un pordiosero. Como el corazón de plomo del príncipe no se derretía, deciden arrojarlo al montón de basura donde estaba la golondrina muerta.

Dios le encargó a uno de sus ángeles que le trajera las dos cosas más valiosas de la ciudad y el ángel le llevó el corazón de plomo y el pájaro muerto.

Dios lo felicitó por su elección y dispuso que el pajarillo cantara para siempre en el jardín del Paraíso y el Príncipe Feliz ensalzara su ciudad de oro.

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