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Notas Alrededor Del Calentamiento Global Y Algunas De Las Posturas Científicas


Enviado por   •  20 de Septiembre de 2012  •  762 Palabras (4 Páginas)  •  564 Visitas

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Cada vez que a uno se le cruza por la mente o le mencionan la palabra de calentamiento global, se le pueden venir a la cabeza muchas ideas. Pero por lo general, lo que uno podría pensar, y más si oye noticias y se informa aunque sea un poquito de actualidad, es que es un problema grave y que requiere una solución inmediata de parte de cada uno de los países de la Tierra, pues los causantes somos los mismos seres humanos. Esta postura, frecuentemente asumida por la gente, ignora no obstante toda una serie de debates y problemáticas que se ocultan detrás de aquella idea del criterio científico “unificado”, pues en sí no existe una respuesta única a la pregunta sobre los causantes de este fenómeno físico, o a la de la existencia del mismo. De igual manera, más allá de ser un debate científico, es un debate de definición de la realidad, uno en el que no sólo median científicos, sino también actores políticos de diversos países, en especial de Estados Unidos

Uno de estas posiciones, la más difundida tal vez, es aquella que afirma que el calentamiento global, o mejor el recalentamiento global (por aquello de que es en principio un proceso natural, aunque incentivado a gran escala por la especie humana) es causado por factores humanos, que tienen que ver con la actividad industrial acelerada y a gran escala de Europa, Norteamérica, y más recientemente de India y China. La postura está popularizada hoy día por la figura del ex-vicepresidente de Estados Unidos Al Gore, responsable principal de la película Una Verdad Incómoda y líder en los últimos años de una campaña de uso masivo de fuentes alternativas de generación de energía en EEUU. Aún así, este político no ha sido el único detrás de esta postura, ya que también se encuentran algunos científicos de distinta índole, incluidos varios del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés).

La otra postura, menos conocida por el público, es aquella que o bien argumenta que no hay tal variación de la temperatura global, o que eśta no se debe a factores humanos, sino naturales. Las explicaciones varían con respecto a la causa del fenómeno, pues o bien afirman que los volcanes emiten mucho más CO2 que el total de las actividades humanas, que hay actividad solar que genera este sobrecalentamiento, o que sencillamente los humanos no podemos llegar a generar un impacto de tal magnitud. Los científicos y políticos que apoyan esta visión sobre el problema, suelen criticar Al Gore o en general a los ambientalistas, pues consideran que afirmar que el problema es causado por humanos es absurdo, exagerado o científicamente improbable. Uno de los más conocidos defensores de estas posturas ha sido el ahora expresidente George W. Bush, especialmente durante su gobierno y a raíz de las críticas por no haber firmado el Protocolo de Kyoto.

Aún así, y aunque las dos son posturas aparentemente irreconciliables, en ambas se cumple que existen políticos conocidos de Estados Unidos, principalmente, y científicos que apoyan una u otra de las posiciones. Quedaría por ver entonces qué clase de nexos existen entre estos dos grupos sociales, y qué clase de intereses o de ideas se pueden estar gestando detrás. A saber, uno podría decir que o Bush defendía sus intereses petroleros, o Al Gore tiene algún interés en implantar las nuevas formas de energía alternativa, siendo que estos intenciones se manifestarían en la clase científicos que contratan para que hablen y defiendan una u otra postura.

Pero más allá de esta explicación, habría que analizar que en sí lo que se está dando es una lucha de paradigmas en las diferentes disciplinas que estudian este problema, es decir una lucha por la definición de las disciplinas y de sus principales puntos de vista tal como lo explicaba Thomas S. Kuhn en su libro La estructura de las revoluciones científicas.

Así mismo, se podría señalar que lo que está en disputa no es sólo una realidad científica, sino también una cuestión económico-política: ¿estamos dispuestos a dejar de depender del petróleo y el carbón como fuentes energéticas? O más aún: ¿hasta qué punto tienen nuestras estructuras económico-políticas impacto sobre el medio ambiente? Aceptar una u otra posición ante las preguntas implica, a mi modo de ver, aceptar o no que necesitamos un cambio en la manera en la que hemos organizado y concebido nuestra sociedad contemporánea. Y ante esta posibilidad, y el evidente deterioro generalizado del medio ambiente, comparto más una teoría científica que acepte dicho cambio que una que simplemente lo niega de fondo.

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