Perfil actual de los cuadros de la Administración Pública nacional, estadal y/o comunal

"PERFIL ACTUAL DE LOS CUADROS DE LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA NACIONAL, ESTADAL Y/O COMUNAL ¿ES REVOLUCIONARIO?".

La Administración Pública debe realizar una buena gestión que logren realizar todos los funcionarios que la componen, contándose aquellos que se ubican en los puestos más operativos, hasta los que constituyen los cuadros gerenciales y que, por ende, ostentan la responsabilidad por emitir una serie de acciones estratégicas necesarias para que las instituciones públicas establezcan su gestión según los principios de legalidad, eficiencia, eficacia y transparencia. No obstante, se perciben profundas carencias por parte de quienes constituyen dichos cuadros gerenciales, en gran parte por su falta de formación para la apropiada dirección pública, así como por la designación a dedo de quienes ocupan los cargos gerenciales dentro de la Administración Pública, según las voluntades políticas del momento y sin ninguna selección con base en los méritos y la experiencia en la administración.

Pues en el orden de gobierno más cercano es el municipal y la creada por el comandante Hugo Rafael Chávez  Frías las comunas, donde el pueblo espera que pueda atender sus demandas más sensibles, sin embargo dado el perfil poco profesional de los funcionarios, el manejo ineficiente de los recursos públicos así como la escasa planeación estratégica hacen que, la población se sienta decepcionada y pierda la confianza en sus representantes y autoridades políticas. Igualmente en cuestiones de ética pública, ésta es aún muy débil, puesto que no se promueve más que de manera limitada.

La falta de valores, identidad y sentido de pertenencia  no se cuenta con funcionarios públicos capaces y que tengan un claro objetivo de servicio público. La incorporación en la administración pública de personal con base en el amiguismo genera que dichos cuadros, no tengan como fin servir a la comunidad, sino servir a quien le dio el cargo público, lo cual permite diversos vicios altamente perjudiciales para el desarrollo de las comunidades. Uno de ellos es la corrupción, elemento fatal que afecta tanto a la obra pública al inflar los costos, los servicios públicos al malgastar los escasos recursos de que dispone la administración así como la pésima planeación, personas o productos a cambio de una remuneración económica o en especie. Asimismo resultaría fundamental implementar servicios profesionales estatales que formasen a los administradores públicos del futuro.

Por lo anterior, es impostergable la formación de cuadros en el ámbito de las ciencias políticas, publica administrativas y gerenciales, tanto para el caso de las nuevas generaciones como en programas de actualización, capacitación y formación de servidores públicos de base y de confianza; sobre todo en el área financiera pues es ahí donde se debe tener una visión ética, eficiente, eficaz y de largo plazo. Si generamos una nueva generación de administradores públicos con éste perfil, en el mediano plazo podremos modificar las condiciones de vida de la población venezolana con la ética socialista en este nuevo modelo económico del siglo XXI.

Así mismo actualmente todos los programas de estudio se deben retornarse la planeación estratégica, pues resultaría fundamental que los futuros servidores públicos tengan la capacidad de anticipación y de gestionar el futuro. Si de algo hemos padecido en las últimas décadas, es de administraciones públicas improvisadas que no invierten los recursos públicos con visión de largo plazo, por tanto el perfil del administrador público del futuro debe estar basado en varios factores: alta profesionalización es decir capacidad de cumplir con las tareas encomendadas de una forma eficiente y eficaz, un perfil innovador, elevados valores morales y por supuesto visión de largo plazo, para lograrlo debemos modificar los planes de estudio y orientarlos hacia la persecución de éstos fines. Lo anterior con un claro sentido social, nunca se debe perder de vista el fin elemental del Estado, que es conseguir el desarrollo pleno de su sociedad, y cada funcionario público es un empleado que debe coadyuvar al cumplimiento de dicha meta.

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