Solo Por Desconfiar

Sólo por desconfiar

¿Qué soledad es más solitaria que la desconfianza?

George Eliot (1819-1880)

En un contexto social en el que muchos peruanos ya se sentían excluidos y olvidados por el estado, el conflicto armado terminó por arrebatarles sus fuentes de identidad y soporte social intensificando el sentimiento de soledad y vulnerabilidad. La frase de apertura relata el sentimiento experimentado por innumerables personas violentadas en el conflicto armado en donde no solo perdieron a su familiares, sino que la desconfianza se generalizó incluso dentro de sus comunidades. Sin embargo, esta sensación de desconfianza no sólo es consecuencia de éste conflicto. El presente trabajo pretende ampliar el rol de la desconfianza entendiéndose como algo más que una consecuencia subyacente al conflicto, sino como una problemática constante en la historia peruana que aún en la actualidad, pese a los esfuerzos, no se ha podido solucionar y que es motivo de los principales conflictos sociales en el país.

No es gratuito el sentimiento de desconfianza que se vive en el Perú. Éste se ha ido formando partiendo de las desigualdades que se viven en el País y reforzando por los eventos históricos y violentos que han ocurrido. La desconfianza es una problemática generalizada que se evidencia en múltiples ejes. Se presenta una desconfianza ante el gobierno, las políticas públicas, la seguridad e integridad, etc.

En la historia del Perú se aprecian innumerables hecho violentos como la conquista, la época del caudillaje, los gobiernos militares y autoritarios, las guerras y el conflicto armado contra el terrorismo. Sin embargo, Latinoamérica en general presenta una tasa alta de desconfianza. Latinoamérica es la región con mayor índice de desconfianza del mundo y el Perú lidera esa tasa según una encuesta realizada en el 2010 por EFE (2011). Entre sus datos, presenta que el mayor índice de desconfianza se le atribuyen a los partidos políticos y al poder judicial. Estas actitudes condicionan la relación entre los ciudadanos y el poder político generando una desafección política que viene a ser el resultado de un proceso que tiene más que ver con el pasado político que con el presente (Torcal, 2000). Las razones de la desconfianza se desprenden de los eventos de dictadura, oligarquías, autoritarismo y concepciones patrimonialistas; en suma, de la ineficacia e ineficiencia del funcionamiento del estado (Vázquez, 2002).

Si este sentimiento de desconfianza está presente en Lima, la capital "más atendida" del Perú, en esos lugares alejados de la presencia del estado nunca se percibió un apoyo del mismo, ni se lo esperaba. La desatención y el olvido por tantos años por parte del gobierno generó una idea de abandono en donde ellos tenían que valerse por sí mismos y donde el estado sólo era un nombre incierto y desconocido relacionado con la capital. Por ello, en los inicios de la revuelta armada muchos de los ciudadanos sintieron identificación con este movimiento pues lo sentían más cerca que el estado. Un grupo que los "tomaba en cuenta" y que el cambio que proponían supondría una mejora y reconocimiento de sus intereses. Es así que la desconfianza percibida desde antes, potenció el distanciamiento con el estado y dio cabida al crecimiento de la revuelta.

Durante el conflicto, existió un grupo grande de peruanos que quedaron en medio de la guerra y que fueron violentados inhumanamente por ambos bandos. En el informe final de la Comisión de la Verdad y Reconciliación se alertó sobre los efectos psicosociales de las décadas de violencia ocurridas en el Perú y entre ellas señalan los efectos de la desconfianza, "esta desconfianza se generalizó provocando suspicacias entre las comunidades, al interior de ellas, entre las instituciones e incluso dentro de la familia" (CVR, 2003). Así, si bien se percibía al estado distante y poco confiable, este sentimiento se vio potenciado y completado con un plano general en los distintos ámbitos sociales dejando a la persona "sola" en un mundo incierto y violento, sin antes resquebrajar

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