Supercalifragilístico Ultraperiférico
altahaysl7 de Julio de 2013
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Si a Paulino Rivero le ponemos un paraguas, y tenemos en cuenta su cambada y extraña manera de sonreír - con permiso de Soria -, tendremos la versión canaria de Mary Poppins.
"Con un poco de dinero, es la píldora que me dan", nos canta cada semana para justificar su manifiesto nacionalismo de mano tendida, para dársela amablemente a quién se preste o quién le preste.
Y es que la niñera de Canarias, como buena "nacionalista" que es, es bien agradecida, tanto con sus clientes de España, como de Canarias. Por eso, la que en otros tiempos pudiera haber sido canción del verano, tiene actual vigencia a la hora de "negociar" en España o Europa cualquier asunto relacionado con Canarias.
"Supercalifragilístico-ultraperiférico, aunque suene extravagante, raro y espantoso, si lo dice con sultura sonará armonioso". A pesar de su difícil pronunciación, no existe mejor definición para explicarnos lo que sucede en Canarias, un Archipiélago enclavado en el norte del continente africano, a 2.000 kilómetros del país del que depende política y económicamente, que se rige por leyes especiales que le dan estatus de Región Ultra Periférica, aunque realmente merezca el de república bananera, y no por los plátanos precisamente.
Y eso Mary Rivero lo sabe bien. Sabe de sobra, que para pedir carreteras hay que sacarse el "disfraz" de mago y enfundarse el cachorro canario. El nuevo nacionalismo del siglo XXI no reclama derechos, pide dinero. Así me lo recordó el otro día un muchacho que me encontré por el Parque de San Telmo, "hermano, déjame un euro para ir a Jinamar". Sobre la marcha me acordé de Paulino. Igualito. Sólo que el pibe se veía realmente necesitado, todos sabemos para que era el euro, y uno se puede llegar a imaginar a dónde van a parar los euros que pide Paulino.
Con este panorama, ya uno ve hasta normal que Paulino sea ahora amigo de Soria, o que NC vaya de la mano del PSOE. "Uh, vaya lío, y los amigos de sus amigos, son sus amigos". Aquí, en la ultraperiferia, no sólo nos regimos por leyes especiales, y no solo disfrutamos de las bondades europeas que tiene un "trato diferenciado" con nosotros. También tenemos la oportunidad de disfrutar de unos políticos hechos a nuestra medida. Se nos queda pequeño el territorio, pero ellos siempre nos vienen grandes. ¿Quiéres autonomía? Pues toma competencias, toma Sanidad y listas de espera, toma Educación y apréndete los ríos de España, quieres energías alternativas, pues prepárate un concurso, y coge lo que quieras mi niño, que invita la casa.
Así es la vida en la ultraperiferia, la niñera de turno pide que nos compren cosas, juguetes con los que pasar el rato, para así poder olvidar que algún día podríamos haber sido lo que nos hubiera gustado ser, que en algún momento podríamos haber cogido lo que nos corresponde sin pedir permiso a nadie que se encuentre a más de 2.000 km de aquí.
Un turismo mal planificado, un territorio depredado, una economía monocultivista y dependiente, una sociedad sumisa y servil pese al precio de la vivienda o de la compra, de las 65 horas semanales - y las que nos echen -, o del aumento de la cola del paro, es el precio que hay que pagar por ser ultraperiféricos. Ultraperiféricos de Madrid y Bruselas. Y por nuestro autogobierno, no hay que preocuparse, que está bien asegurado con nuestra niñera.
¿Llegaremos a ser algún día lo suficientemente adultos y maduros para comprender que los ultraperiféricos no somos nosotros, sino ellos, y que la mejor fórmula de autogobierno es gestionar nuestros propios recursos?
¿Se imaginan una Canarias con un banco pesquero, una economía diversificada, un turismo planificado, una agricultura y ganadería potenciada y una gestión directa de los puertos y aeropuertos?
Bueno, por ahora mejor dormir, que viene
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