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A Mi Mismo


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2012  •  414 Palabras (2 Páginas)  •  569 Visitas

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En Canto a Mí Mismo, un hombre pone su destino en la mesa y nos dice: “Yo soy el que riega las raíces de todo lo que crece, y la prueba de quién soy la llevo yo en mi rostro; lo que diga sobre mí, debes tú señalarlo como tuyo, porque sólo lo que nadie puede negar existe”. Ese hombre, Walt Whitman (1819-1892), y su destino, llegan a confundirse tanto que éste siempre es aquél, y ambos somos nosotros mismos, porque, a la larga, lo que constituye este poemario es una declaración de todo lo que vive.

Para mí es una obra simplemente perfecta para un momento en concreto de nuestras vidas. En ella Walt Whitman con su "canto" nos hace soñar, aprender, sentir y amar todo lo relacionado con la naturaleza, la vida y la muerte, la humanidad y sobre la figura de Dios. No sólo se abre ante el lector mostrándote cada átomo de su cuerpo o cada rincón de su alma; sino que hace que nosotros mismos nos abramos, nos conozcamos un poco mejor a nosotros mismos a través de la reflexión y el contacto con la naturaleza y el mundo que nos rodea. Sin duda alguna te hace ver lo hermosa que puede ser la vida, en cada uno de sus niveles. Está lleno de positivismo y energía. Pero nada mejor para expresar la idea de este libro que ésta cita sacada de la propia dedicatoria: "Esto no es un libro. Quien lo toca está tocando a un hombre".

Poema dedicado a la tolerancia, a la comunión de las personas y a la unión de las culturas. Un gozador y antropocéntrico por excelencia, aunque no deja atrás tampoco la presencia de Dios. Un libro esperanzador y que muestra que al buscar lo bueno en la vida si se puede ser feliz.

Con estrépito de música vengo,

con cornetas y tambores.

Mis marchas no suenan sólo para los victoriosos,

sino para los derrotados y los muertos también.

Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.

Pues yo digo que es tan glorioso perderla.

¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!

¡Hurra por los muertos!

Dejadme soplar en las trompas, recio y alebre, por ellos.

¡Hurra por los que cayeron,

por los barcos que se hundieron en el mar,

y por los que perecieron ahogados!

¡Hurra por los generales que perdieron el combate y por todos los héroes vencidos!

Los infinitos desconocidos valen tanto cmo los héroes más grandes de la Historia.

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