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Cimabue


Enviado por   •  11 de Junio de 2014  •  Tesis  •  2.183 Palabras (9 Páginas)  •  449 Visitas

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CIMABUE

Cenni di Pepo Cimabue (Florencia; 1240 - Pisa; 1302) también conocido como Bencivieni di Pepo o en italiano moderno, Benvenuto di Giuseppe fue un pintor y creador de mosaicos florentino. Se le considera iniciador de la escuela florentina del Trecento.

Su nombre verdadero era Cenni di Pepo, pintor y artista de mosaicos italiano, nacido en Florencia. Fue uno de los artistas más importantes de su época; rompió con el formalismo del arte y la arquitectura bizantinas, que entonces predominaban en Italia, e introdujo un tratamiento más natural en los temas tradicionales. Fue el precursor del realismo que se desarrolló en la escuela florentina de pintura de comienzos del renacimiento fundada por Giotto, del cual se cree que fue maestro. Entre las obras de Cimabue destacan La crucifixión (c. 1260, San Domenico, Arezzo)

UN autor que empieza a liberarse del bizantino será cimabue, sus figuras serán más dinámicas, e incluso, parecen dotadas de “cierta carga sobrenatural”, haciendo desaparecer el “carácter preciosista” de esta pintura.

Su fama se debe a que Dante hace mención de él en la Divina Comedia junto a su discípulo Giotto, a raíz de lo cual ha venido siendo considerado como la figura a partir de la cual la pintura italiana comenzó su evolución desde el bizantinismo hacia el Renacimiento. Si la Majestad de Santa Trinidad y el Crucifijo de Santa Croce son realmente obras de su factura, se le puede considerar el gran maestro de la generación anterior a Giotto.

Vasari encuentra en él la causa inicial de la renovación de la pintura. Puede así decirse que asegura la transición entre dos épocas y dos maneras de ver. Es considerado como el último gran pintor de la tradición bizantina. Cimabue aseguró la renovación de la pintura bizantina rompiendo con su formalismo e introduciendo los elementos del arte gótico, como el realismo de las expresiones de los personajes. Desde este punto de vista se le puede considerar como el pionero de un tratamiento más realista de los temas tradicionales, lo que de hecho le hace precursor del realismo del Renacimiento florentino.

Recientes estudios realizados han demostrado que la renovación operada por Cimabue no fue algo aislado del contexto europeo, ya que, en primer lugar, sus maestros fueron bizantinos, y, en segundo lugar, la propia pintura bizantina mostraba signos de estar evolucionando hacia una mayor representación de los volúmenes y un incremento del diálogo con el observador. A Cimabue le corresponde, sin embargo, un paso fundamental en la transición de las figuras hieráticas e idealizadas de tradición bizantina hacia verdaderos sujetos, dotados de humanidad y emociones, que serán la base de la pintura italiana y occidental. Cimabue fue pionero en una tendencia al naturalismo, pues sus figuras estaban representadas con sombras y proporciones más parecidas a las reales.

Sus primeras obras (crucifijos) conservan el bizantinismo: rigidez, drapeados de las telas marcados por hilos de oro (damasquinado), pero luego se desmarca de estos modelos para entroncar con la herencia de finales de la antigüedad: tratamiento más sutil, más suave, especialmente en las carnaciones; sustitución de los drapeados por pliegues profundos; y uso de un cromatismo delicado de colores sobresalientes. La historia ha considerado en gran medida a Cimabue como el último de una era que fue eclipsada por el Renacimiento italiano. En el Canto XI, 94-96, de su «Purgatorio», Dante lamenta la rápida pérdida del interés público por la obra de Cimabue frente a la revolución de Giotto en el arte:

¡Oh, vanagloria de la grandeza humana!

¡Cuán poco dura tu verdor sobre la cumbre,

Si no se sigue una época de decadencia!

Se creyó Cimabue reinar en el campo de la pintura

Y ahora es Giotto el que tiene la fama,

De modo que la fama de aquél se ha oscurecido.

Estudios recientes han demostrado que en realidad la renovación operada por Cimabue no fue algo absolutamente aislado del contexto europeo, ya que, en primer lugar, sus maestros fueron precisamente bizantinos, y, en segundo lugar, la propia pintura bizantina mostraba signos de estar evolucionando hacia una mayor representación de los volúmenes y un incremento del diálogo con el observador.

A Cimabue le corresponde, sin embargo, un paso fundamental en la transición de las figuras hieráticas e idealizadas de tradición bizantina hacia verdaderos sujetos, dotados de humanidad y emociones, que serán la base de la pintura italiana y occidental.

Cimabue fue pionero en una tendencia al naturalismo, pues sus figuras son más realistas.

La paternidad de la escuela florentina se atribuye a Cimabue (1240-1302), que en su Cristo de Arezzo o en su Madona ya anunciaba los cambios citados.

En su primera época (1293-1303) se manifestó como pintor naturalista, rompiendo con la tradición al conseguir la cristalización unitaria entre figuras, arquitectura y paisajes, aunque estos últimos aparecieran acartonados. Su obra cumbre de este momento fueron los frescos de la Historia de san Francisco de la iglesia superior de Asís. Su segunda época, 1303 a 1306, se caracteriza por la madurez en la técnica y la perfección en el trazo. La expresión dramática se intensificó, como se puede apreciar en Escenas evangélicas de la capilla de los Scrovegni de Padua. Del final de su vida artística datan las escenas de la capilla Peruzzi de la iglesia d4e la Santa Croce (Florencia) y las Escenas de la vida de san Francisco en la capilla Bardi de la misma iglesia.

- Cimabue suele ser considerado como uno de los fundadores del arte moderno y se cree que fue maestro de Giotto. Se le considera el iniciador del movimiento que partiendo de la “maniera greca” (bizantina) tendría que llevar al naturalismo que culminaría en el Renacimiento. Buena prueba del carácter innovador de su obra la proporciona la mención que de ella hace Dante en la “Divina Comedia”: “Creía Cimabue ser el primero en la pintura, pero ahora tiene Giotto esta primacía hasta el punto que se ha oscurecido la fama de aquél”.

El arte pictórico había decaído en Italia; a los hombres de esta época corresponde el mérito de haberle restituido el viejo prestigio. Manos extranjeras y simples copistas de malos modelos eran quienes dirigían la pintura. El mismo Cimabue, con otros jóvenes de su edad, empezó su carrera artística imitando tan defectuosos modelos, pero el espíritu de superación que anidaba en él, pronto lo salvó de la rutina desviándolo de aquel camino y haciéndole pintar hombres, mujeres y hermosos paisajes que le brindaba la Naturaleza. De este modo se convirtió en el precursor del Renacimiento en pintura.

Trecento

Culturalmente el Trecento es un siglo privilegiado que

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