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El Rey de la Corona Oxidada


Enviado por   •  25 de Marzo de 2016  •  Apuntes  •  714 Palabras (3 Páginas)  •  121 Visitas

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El Rey de la Corona Oxidada

La bestia de escamas rojas y grandes alas se agitaba furiosamente contra las rocas buscando al hombre que le había causado tales cortes, el rey Cassiel se encontraba detrás de una roca bastante grande, estaba agotado, le costaba respirar por todo el humo resultante de los ataques del dragón, tenía una herida en el costado derecho por no haber esquivado bien un golpe, el metal de su armadura había sido doblado como si papel fuese, la mítica criatura seguía buscándolo, seguramente también se encontraba confusa y exhausta. El rey tomó firmemente su espada y la observó un momento de la punta a la empuñadura como si fuese la primera vez, la recibió de su padre, los recuerdos de su progenitor en su lecho, el acero refulgiendo en sus manos él apenas un niño, su garganta escocía, su pecho vibraba y su respiración se entrecortaba pero sus ojos, al asomarse,  encontraron una saliente bastante cerca del demonio suficientemente alta como para alcanzar su cuello, la mano de su padre pasando suavemente por su mejilla la caricia de un padre que solo dispone de algunos respiros va rozando por su brazo, el rey se apuró a correr ya sus oídos no escuchaban, ni sus piernas sentían el dolor, solo pensaba en saltar, llegó a la cornisa se impulsó con todo su brío y la espada dirigida hacia adelante, Cassiel hizo algo que bien sabía estaba prohibido, cerrar los ojos antes de asestar un golpe, bajando por su brazo la mano temblorosa del moribundo hombre tomó la de su amado hijo; no profirió palabra alguna, el “adiós” en la muerte no necesitaba ninguna, ahora una lágrima corre por su mejilla, se escuchó el bramido de la bestia disminuyendo poco a poco, primero intenso y desesperado, luego apagado y resignado su garganta perforada profusamente sangrando, el rey alzándose encima de ella, exhausto, con sangre cubriendo su rostro y sus ropas, su pecho vibrante y su mirada nublada, ahora también una lágrima cae por su mejilla.

El paso lento y errático, la mirada perdida del rey que después de horas observaba la luz, afuera de la cueva el resto de sus acompañantes lo observaban atónitos, la forma en que un solo hombre derrotó a tal bestia con tan sólo una espada, su amigo Corbet fue el primero en salir de su asombro y correr para ayudarlo  a mantenerse en pie.

-No puedo creer  tu orgullo-decía mientras apoyaba a Cassiel en su hombro-te empecinaste en entrar solo y ahora no puedes ni caminar.

-Si hubiesen entrado conmigo, ahora yo sería el que estaría cargándote a ti y a los diez más que vinieron.

Corbet ya había aprendido a manejar el enorme orgullo de su amigo, se alegró de poder volver a casa con él, pidió vendajes y hierbas para evitar que la herida se infectara con mucha dificultad ayudaron al rey a subir a un carruaje para partir a Merídia donde su gente lo esperaba, al alejarse observaba la oscura cueva donde el sol no alcanzaba a penetrar, parecía que aquellos ojos rojos fulminantes seguían entre el denso humo y las abrasadoras llamas, los caballos jalaban la carroza cada vez más rápido, adentrándose en el camino del bosque.

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