Jesucrist

Cristo revela y envía el Espíritu

Para hablar de Cristo como quien revela al Padre es de  fácil comprensión, pero ver a Cristo como quien revela al Espíritu Santo es un poco más difícil; como bien sabemos el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo son absolutamente  inseparables. Por lo cual nunca debemos olvidar que si conocemos al Padre es  por medio del Hijo y si conocemos al Espíritu Santo es también por medio del Hijo.

La primera dificultad nace de ver a la tercera persona de la Trinidad por separado en lugar de hacerlo en unión con el Padre y el Hijo, ya que el Espíritu esta donde está el Padre y el Hijo.

El espíritu es proclamado como Señor dador de vida, el Santo porque pertenece al ser eterno de la divinidad.

Una segunda dificultad nace de pensar en la palabra Padre e Hijo como figuras humanas , en cambio al Espíritu se le da imágenes tomadas de la naturaleza y esto es providencial porque con la voz Espíritu nos recuerda que Dios es absolutamente misterio, es el totalmente el Otro y esta evita el peligro de antropomorfizar a Dios.

En las Sagradas Escrituras las referencias al Espíritu son pocas, hablan de Espíritu en términos de acción y dinamismo, y es de notar que toda la vida de Jesús proclama la acción del Espíritu Santo.

En Mateo y en  Lucas Jesús es concebido por el poder del Espíritu, el Espíritu es el seno en el que el Hijo nace, ahora bien María y el Espíritu tiene papeles paralelos. Ella lleva a cabo su papel a modo humano y el Espíritu Santo a modo divino, por lo tanto Jesús es verdadero Dios y verdadero hombre. Y si queremos conocer a Jesús en lo más profundo de su sr solo podemos hacerlo en y a través de su Espíritu. Si Jesucristo hubiese actuado sin el Espíritu nadie le hubiese creído, hubiese sido como cualquier hombre bueno.

El acontecimiento de la resurrección le corresponde al Espíritu de un modo especial, ya que la resurrección nos revela que Jesús ha entrado en una nueva existencia, una vida en toda su perfeccion infinita y esto es la consecuencia del Espíritu que es el dador de vida.

El Espíritu es el alma de la Iglesia, ya que en Pentecostés el Espíritu se reveló como Don escatológico de Dios para el mundo una gracia que hizo de la Iglesia una comunidad escatológica, el Espíritu la anima por dentro , la hace santa ,católica y apostólica, la envía al mundo a proclamar la Buena Noticia.

Los sacramentos de iniciación, en especial el bautismo y la confirmación, son los medios por los cuales somos incorporados a Cristo y  a la vez regenerados por el Espíritu, por ellos nos convertimos en Iglesia en hijos adoptivos de Dios, enviados al mundo a ser sus siervos en El y lo que nos hace hijos es el Don de su Espíritu.

El Espíritu no es un poder desconocido, sino un todo poder, el poder infinito de Dios.

En Jesús, descubrimos al Dios que se nos revela. En el Espíritu al Dios que se nos oculta.

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