RENDEZOOK

Seguir a Grenouille en su búsqueda de lo que el considera perfecto ocasiona repulsión en muchas ocasiones. Sin embargo hay algunas situaciones en las que su búsqueda se parece a la de cualquiera, con lo que logra identificar al lector con su protagonista.

Hay una escena en particular que no deja de perturbarme por lo cerca que estuve de sentir al personaje: En algún punto Grenouille huye de todo contacto con la humanidad para rehuir de todos los aromas que frustran su percepción de los humores 'naturales'. Encuentra una montaña, en la cual se percata de que para cualquier lado que voltee no encuentra el característico olor humano. Entonces se siente libre y se queda a habitar el lugar. No tiene demasiadas necesidades más que las básicas.

Es en este lugar donde se realiza una transformación. En donde se da cuenta que el sentido de SU vida es buscar un aroma que sea el más perfecto de todos los perfumes.

Mi percepción personal fue la de añorar un lugar semejante. Un lugar tan apartado de la humanidad que me permitiera descubrirme y descubrir el sentido de mi propia existencia.

Probablemente es la parte más intensa del libro completo.

Desgraciadamente para mi, Grenouille se vuelve una especie de animal. Débil porque busca la satisfacción única de sus sentidos y por sus sentidos realiza las más grandes salvajadas a su propia persona. Para mantenerse vivo consume sus propios desechos y en realidad se convierte en un animal, más precisamente en un autómata que tan solo cumple con las tareas básicas que permiten su subsistencia.

Si demoniaco significa ser más animal que humano, entonces Grenouille es un sujeto MUY demoniaco.

Jean Baptiste Grenouille, protagonista de la novela nace en la Francia del siglo XVIII. Es una persona caracterizada por no oler a nada o lo que es lo mismo, no tener olor corporal, aparte de un sistema inmunitario y unas defensas biológicas fuera de lo común en un ser humano de la época, aunque también sobresale por su horripilante aspecto físico, de baja estatura, encorvado, cojo y con una faz totalmente deformada por numerosas heridas, causadas por enfermedades, que han ido marcando el paso del tiempo a lo largo de su vida. En cambio, él es capaz de apreciar todos los olores que lo rodean, todos los que el viento traía hacia él, esos olores que pasan desapercibidos para las demás personas. Él tuvo esa virtud propia de olfato, con la que era capaz de reconocer cualquier olor. Tenía un olfato perfecto. Su obsesión en la vida era saber el método necesario para poder quitarle el aroma a las cosas y hacerlo suyo. Pretendía obtener olores que luego pudiera usar a su conveniencia. Con

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