Semblanza De Kleber Franco Cruz
ulloa14516 de Octubre de 2013
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Sin desconocer otros valores, Kléber Franco Cruz (Machala, 1920-1957) es un punto de referencia de un modo de decir la poesía de interés ineludible, pues marca la “entrada” de nuestras letras locales en una modernidad que nos funda y nos abre aun mestizaje articulado a corrientes universales. Entre la autenticidad y la fidelidad a la vivencia colectiva local y la imitación europeizante. Todo esto como parte de un proceso cultural que venía de antes, al calor del cual surgían lecturas, coloquios, revistas y periódicos (Sur, posteriormente Cuadernos de El Oro), junto a nombres de intelectuales adscritos o animadores a este movimiento, como Ismael Pérez Pazmiño. David Rodas Cuervo, Alberto Cruz Murillo, etc. animadores de una corriente humanística d cuya tradición se alimenta Kléber Franco Cruz , en el clima cultural tan estimulante del Colegio Nacional Nueve de Octubre, al menos en esos tiempos (década del 50): recordemos los periódicos Destellos y El Octubrino. Desde ahí Franco aborda géneros diversos: la animación cultural, el radio teatro, el relato bucólico, la biografía, además de la poesía, que es lo que nos ocupa, a partir de la lectura de su breve poemario, Poemas de la tierra y de la infancia (CCE, Quito, 1957).
Este trabajo de KFC es representativo de las tendencias temáticas y literarias de lo que podría ser una poesía evocativa, con matices de post romanticismo y modernismo, en la sensibilidad, en el uso del lenguaje y las referencias culturales. Fidelidad a la tierra y al recuerdo, a los afectos filiales, al paisaje y a las instituciones. Así:
América telúrica, extensión, océano verde, / habló siempre tu raza un lenguaje de volcanes, (.....) Maya Quiches, Incas y Azteca,/ciclópeos guardianes de tu grande futuro, (en MACHALA).
Aquí tenemos un acercamiento a un decir de interés terrigenista o telurista. La visión romántica de la región, sublimada por alusiones a símbolos históricos típicos, como un acercamiento a una reivindicación de identidad presente en los nombres, pero que toma su solemnidad y retórica elocuente de los modelos míticos homéricos occidentales. En él se mezclan –como en el canto épico a Junín, de Olmedo-, referencias a la geografía e historia nativa, con símbolos de la mitología clásica (Viejo, blanco, bravío, río nuestro Jubones.../ se movieron las barcas de estos Póceos sencillos, como el Céfiro, el Noto, como Ulises serenos). Esta ambigüedad es típica de los discursos de nuestra modernidad intelectual: la mezcla de lo local con los símbolos y modelos retóricos occidentales.
Otra línea temática de nuestro vate machaleño es la evocación poética familiar. En ellas se nota un decir llano y casi prosaico, descriptivo aunque cargado de emotividad:
(Por estas calles ágiles,/ por estas calles anchas de tierra y sol, / yo pasé mis pupilas).
Las alusiones a objetos y lugares conforman un paisaje que no por tener referencias exteriores, deja de ser fuertemente emocional, filtrado por la memoria lírica del poeta:
(Altos campanarios-locas manecillas-noches plenas de luna florecida-calles límpidas-bullicios de gente-viñedos de mis años dulces) en EVOCACIÓN DE LA INFANCIA.
KFC también intenta a la manera de Jorge Carrera Andrade, hacer su propio “inventario geográfico” para construir por la palabra el lugar de origen, en este caso, la flora: tres poemas al pechiche, al grosellero y al guayabo, donde se destaca, además del elemento visual y metafórico (que es el aporte de Carrera), un diálogo con esos árboles emblemáticos de la geografía local y de la memoria infantil del poeta: (Estás en el mismo muelle barco mío,/ dame la sombra para abrirme del puerto./ allí donde te dí mis cuentos azules, (en PECHICHE), o Grosellero de mi casa mustia:/ te oigo en la brisa acariciando la vieja pared..../
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