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Albert Einstein


Enviado por   •  3 de Marzo de 2013  •  Biografías  •  507 Palabras (3 Páginas)  •  250 Visitas

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Albert Einstein

Albert Einstein nacido el 14 de marzo de 1879, en la ciudad de Ulm, Alemania, hijo primogénito de Hermann Einstein y de Pauline Koch, judíos ambos, cuyas familias procedían de Suabia. Fue un niño quieto, tímido y retraído, que tuvo un desarrollo intelectual lento en sus primeros años escolares y con dificultades en el lenguaje. No habló hasta la edad de tres años.

Aún de joven mostró una brillante curiosidad en torno a la naturaleza, pero tenia una habilidad para entender difíciles conceptos matemáticos, cuyo aprendizaje inicial se lo debió a su tío Jakov que lo instruyó en una serie de disciplinas y materias, entre ellas álgebra: “...cuando el animal que estamos cazando no puede ser apresado lo llamamos temporalmente “x” y continuamos la cacería hasta que lo echamos en nuestro morral”, así le explicaba su tío, lo que le permitió llegar a temprana edad a dominar las matemáticas, y a los doce años aprendió geometría por sí mismo. Nunca he visto la comodidad y felicidad como fines en sí mismos —a esta base crítica la llamo el ideal de la pocilga. Los ideales que han iluminado mi camino, y una vez tras otra me han dado valor para enfrentarme a la vida con alegría, han sido Amabilidad, Belleza y Verdad. Sin el sentimiento de parentesco con hombres de mente similar, sin la ocupación con el mundo objetivo, en lo eternamente inalcanzable en el campo de los esfuerzos artísticos y científicos, la vida me hubiese parecido vacía. Los objetivos banales de los esfuerzos humanos —posesiones, éxito exterior, lujo— me han parecido siempre deleznables.

(…)

Mi ideal político es la democracia. Respetar cada hombre como un individuo y no idolatrar a ninguno. Es una ironía del destino que yo mismo haya sido receptor de una excesiva admiración y reverencia por parte de mis congéneres, sin haber faltas o méritos por mi parte. La causa de esto puede ser perfectamente el deseo, inalcanzable para muchos, de entender las pocas ideas que con mis débiles poderes he alcanzado después de una lucha incesante. Soy consciente de que para cada organización que alcanza sus objetivos, un hombre tiene que ser quien piense, dirija y generalmente cargue con la responsabilidad. Pero la dirección no debe ser obligada, ellos tienen que poder elegir a sus dirigentes. En mi opinión, un sistema autocrático de coerción pronto degenera; la fuerza atrae a hombres de moralidad pobre… Lo realmente valioso en el desfile de la vida humana no me parece el estado político, sino el individuo sensible, creativo, con personalidad; sólo ellos crean lo noble y lo sublime, mientras el rebaño como tal queda embotado en pensamiento y embotado en sentimiento.

Este tema me lleva al peor afloramiento de la vida del rebaño, el sistema militar, al que yo aborrezco… Esta plaga

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