Aplicaciones

Aplicaciones a la ingeniería

El descubrimiento del pararrayos de Benjamín Franklin en 1750, sugirió un experimento en el que se utilizara una varilla metálica sobre un edificio alto. Pero luego Dalibard llevo a cabo el experimento y atrajo chispas de una varilla durante una tormenta. De estos experimentos se deriva el pararrayos, que consiste en una varilla metálica aguzada, conectada mediante un cable a una varilla de metal dirigida hacia el interior del suelo. De esta forma la varilla previene el choque de la nube, o bien si el choque se produce, este es conducido hacia la tierra para seguridad del edificio. La idea es que la varilla elevada intercepte el cabecilla escalonado ionizado de la nube en su viaje hacia abajo, y lo descargue sin peligro antes de que llegue a la estructura o haga contacto con una corriente dirigida hacia arriba.

Las estructuras metálicas que están hechas a partir de acero, son grandes conductores de electricidad debido a las propiedades de conductividad del material, es por esto que durante la construcción de estas edificaciones se deben disponer de puntos en la estructura, de elementos que permitan que la descargas eléctricas del ambiente, lleguen a tierra y que no sean transmitidas por los diferentes elementos que componen la estructura.

La pintura electrostática ayuda a facilitar y optimizar procesos de producción, como la pintura automotriz. Un polvo, similar al talco, es aplicado mediante procesos de recubrimiento electrostático. En el proceso, el producto a tierra está conectado a tierra, mientras el polvo está cargado eléctricamente, como consecuencia se produce una atracción electrostática que permite que el producto sea recubierto por una película de polvo para cubrir la superficie del producto de manera homogénea e íntegra.

Las nociones y primeras estructuraciones del proceso de la xerografía fueron desarrolladas por Chester Floyd Carlson, quien por ello obtuvo una patente para el proceso xerográfico en 1940 (Impresión en seco). El proceso xerográfico se realiza así, se recubre la superficie de una placa o tambor con una película delgada de un material fotoconductor, y se le proporciona una carga electrostática positiva en la oscuridad. La proporción de esta carga se aplica aprovechando las propiedades de los materiales de electrificarse (adquirir o perder carga). Si se quiere que el material fotoconductor adquiera carga positiva, se debe cargar por contacto o frotamiento con materiales que tiendan a ser aceptores de electrones y que ocasionen la pérdida de partículas cargadas en la superficie del material conductor.

La invención del precipitador electrostático se debe al Dr. Frederick G. Cottrell de la Universidad de California en Berkeley que en 1907 solicitó una patente de un dispositivo análogo para cargar partículas y después recolectarlas a través de la atracción

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