CAPERUCITA

CAPERUCITA ROJA

CUENTO

En un pueblo lejano vivía una mujer que cosía unos vestidos lindísimos. Y el día en que su hijita cumplió ocho años, aquella costurera le regalo una preciosa capa roja.

Un día, la madre de caperucita roja le dijo:

Vaya susto que se llevó caperucita roja cuando vio al lobo salir de su escondite y plantarse delante de ella

Mientras se disponía a continuar su camino

Y sin dudarlo un instante, el astuto animal tomo un atajo y echo a correr hacia la casa de la abuela de caperucita.

En esas estaba el lobo cuando caperucita llego a un claro del bosque y dijo:

Y haciendo caso de sus pensamientos, caperucita comenzó a vestir un lindo ramo de flores.

Entretanto, el lobo feroz llego presuroso a casa de la abuela y llamo suavemente a la puerta

Al oír los golpes, la viejecita que hacia un buen rato que esperaba a su nieta dijo:

Grito aterrorizada la abuelita cuando vio aparecer por la puerta al lobo, quien se abalanzo sobre ella y de un gran bocado, se la engullo en un abrir y cerrar de ojos.

Aun se relamía el hocico, cuando se puso el gorro y los anteojos de la abuela y se metió en la cama a esperar a que llegara caperucita.

En efecto, caperucita no tardó en llegar. Estaba muy contenta, pero la dulce sonrisa de la niña se borró de golpe apenas entro a la habitación, la abuela tenía un aspecto horroroso. Entonces la niña muy extrañada se acercó a la cama y le dijo:

Y antes de que caperucita pudiera pedir auxilio, el lobo salto sobre la niña y se la comió toda entera.

Después de comerse a caperucita, el lobo se metió en la cama de la abuela a dormir la siesta y comenzó a dar unos sonoros ronquidos.

Pero la casualidad quiso que pasara por allí un cazador que alarmado por aquel estruendoso ruido, entro a la casa de la abuela y dijo:

Pensó el cazador cuando entro a la habitación de la abuela y vio al lobo feroz con la barriga muy hinchada y durmiendo plácidamente

Menuda sorpresa se llevó el animal cuando vio al cazador apuntándole con su escopeta

El lobo muy asustado, temía que el cazador disparase sino respondía a sus preguntas. Y con voz temblorosa, se arrodillo ante él y confeso toda la verdad.

Y dicho esto el hombre saco de su maleta una pócima mágica y le dijo:

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