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Enviado por   •  8 de Marzo de 2018  •  Resúmenes  •  575 Palabras (3 Páginas)  •  111 Visitas

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31 años de Resurrección y Esperanza.

Por Oscar Díaz

Profesor de la facultad de Ingeniería y Arquitectura

Universidad de El Salvador.

oscardiaz@hotmail.es

La muerte por asesinato de Monseñor Romero, desde aquel 24 de marzo de 1980 hasta hoy, constituye un verdadero  escándalo: a los hombres y mujeres que se comprometen con el Reino de Dios, es decir con los pobres y la justicia, el sistema injusto les da muerte, y más escándalo aún, muerte violenta por asesinato.

Como la de Jesús, la muerte de Monseñor Romero ha producido y seguirá produciendo vida. Para un cristiano esta «vida en abundancia» se manifiesta muchas veces como un impulso interior que nos acompaña a lo largo de todo nuestro proceso de conversión y que nos mueve a comprometernos con los pobres y la justicia, y además nos revela ―a veces de maneras insospechadas― que aquellos asesinados por el sistema injusto, siguen vivos de alguna manera, que Dios y el pueblo los resucitó,  los exaltó y les dio la razón. Personalmente, me gusta pensar que el milagro de la resurrección consiste en esto, en un acto que de alguna manera hace justicia a la víctima y no tanto en devolverle a la vida en forma milagrosa.[pic 1]

Para las mayorías pobres y oprimidas la resurrección introduce la esperanza, pero una esperanza en relación directa con las víctimas: éstas pueden esperar la justicia y la vida que les ha sido negada una y otra vez. "Ustedes comerán, reirán" (Lc. 6,21s) en contraste con los ricos que "pasarán hambre y llorarán" (lc 6,25) ¡es que Dios no es imparcial! ¡está de lado de las víctimas! Por supuesto, Dios no intervendrá milagrosamente, pero como le fue revelado a un querido amigo, Dios nos dice: «se tú Dios para ellos». Se tú Romero para ellos.

Y usted y yo que "no somos víctimas" es decir que tenemos medios ¿que nos significa una muerte y posterior resurrección como la de Romero? en primer lugar, procurar que nuestra vida sea como la de Romero: invadida del amor por los pobres y la justicia. Solo así podemos participar en la esperanza de la resurrección. Fuera de esto es solo una posible supervivencia.

Pero fundamentalmente la resurrección nos plantea el cómo afrontamos hoy la muerte y la vida de las víctimas, pues resultaría absurdo que viviendo Romero en plenitud (de lo cual no tengo ni las más mínima duda) nada de esa vida revirtiese en nosotros. Entonces ¿cómo se puede vivir ya, en este mundo como resucitado? en primer lugar siendo libres para amar, es decir amar ―sobre todo a los más pobres― sin obstáculos (nadie me quita la vida, sino que la doy Jn 10,18) como Romero que amo por sobre todo a los pobres y no lo paralizó el miedo.

En segundo lugar, viviendo con alegría y gozo aun en las dificultades viviendo el «con este pueblo no cuesta ser buen pastor» de Romero. Porque lo que paraliza y mata no es el sufrimiento sino la tristeza. Se puede sufrir, pero no estar tristes «que no hayan resentimientos en el corazón». Sólo así triunfamos.

Y finalmente comenzar a bajar de la cruz a tanto crucificado, entregarse y desvivirse por ellos, es decir, hacer lo contrario de los victimarios, de los asesinos. Si morimos así, tendremos la certeza que como Jesús, Romero y muchos otros y otras resucitaremos. «Allá donde hay amor, los pobres pueden tener esperanza, y nosotros con ellos».

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