DESCUBRIMIENTO DE LOS ÁCIDOS NUCLEICOS A PARTIR DE 1940

DESCUBRIMIENTO DE LOS ÁCIDOS NUCLEICOS A PARTIR DE 1940

Indudablemente, más allá de lo que dicen los libros y lo que se aprende en la escuela, la historia siempre podrá ser reescrita y revisada, cuestionada y vuelta a descifrar. Sucede que la información que llega acerca del pasado no escapa de aparecer filtrada por un punto de vista, por una manera de ver las cosas o por los prejuicios propios de una época determinada. Lo sorprendente es que esto puede suceder inclusive en temas concernientes a la ciencia. Por ejemplo, en el caso del estudio de los ácidos nucleicos, sobre lo cual tratará este ensayo, se atribuye a los científicos James Watson, Francis Crick y Maurice Wilkins el descubrimiento de la estructura del ADN. De hecho, recibieron el Premio Nobel de Medicina por tal hazaña. Sin embargo, hubo una mujer implicada en la proeza, cuyo nombre fue Rosalind Elsie Franklin, londinense y nacida en 1920, y que fue ignorada desde aquellos tiempos hasta el pasado reciente. ¿Por qué no se le concedieron a esta heroína científica los honores que sin duda mereció?

El descubrimiento de los ácidos nucleicos comenzó en 1871 gracias a Johan Friedrich Miescher, biólogo suizo quien fue capaz de identificar unas moléculas ricas en fosfatos en los núcleos de las células a las que llamó nucleínas. Posteriormente,  gracias a Albercht Kossel, se descifra la composición química de dichas nucleínas, concluyendo que en ellas estaban involucradas una base, azúcar y un grupo fosfato. En cuanto a las bases, distinguió la adenina, la citosina, la guanina, la timina y el uracilo. Gracias a este descubrimiento, se establecieron las bases para que en el futuro se llegara a comprender la estructura del ADN.

Ahora bien, una vez que la comunidad científica fue entreviendo que los genes no eran proteínas sino que estaban compuestos de ADN, y de que era el ADN el responsable de la transmisión genética, faltaba comprender a fondo su estructura. Al respecto, Rosalind Franklin, quien hacía sus labores de investigación en el King’s College de Londres, observó imágenes de rayos x, derivadas de cristales de ADN. Ella sostenía la idea de que las unidades de azúcar y de fosfatos conformaban la estructura central del ADN ubicada en la cara externa de la molécula. En una conferencia en la que exponía su teoría, se encontraba el genetista James Watson, quien trabajaba en conjunto con Francis Crick en el estudio del ADN. Catalina Lara (2006), en un artículo titulado Rosalind Franklin y el descubrimiento de la estructura del DNA. Un estudio de caso sobre la (in)visibilidad de las mujeres en ciencia,  afirma lo siguiente:

Rosalind Elsie Franklin cristalizó el DNA como nadie lo había hecho hasta el momento. Resolvió dos formas de cristalización, dependiendo del agua de hidratación de la molécula, y obtuvo cristales de extraordinaria pureza de cada una de ellas. Sobre esos cristales realizó estudios de difracción de Rayos X que le permitieron obtener patrones de difracción con un alto grado de resolución, desconocidos hasta entonces, que indicaban que el DNA tenía estructura helicoidal y permitían deducir su conformación (…) En base al alto contenido en agua de hidratación del DNA dedujo que las cadenas debían orientarse a lo largo de la fibra con los grupos fosfato ionizados hacia fuera y las bases nitrogenadas hidrofóbicas hacia dentro. Supo que eran dos cadenas coaxiales antiparalelas que se cruzaban a intervalos no idénticos. (…) Todas las características que hoy conocemos de la doble hélice están deducidas y discutidas en sus cuadernos de laboratorio del King´s College de Londres desde enero de 1951 a marzo de 1953, y en los artículos que publicó en Nature y Acta Crystallographica en ese mismo año. (Lara, 2006)

Por su parte, Lozano Teruel (2014), en un artículo titulado Rosalind, la heroína relegada, relata cómo ella había obtenido un conjunto de imágenes de difracción de rayos x. Especialmente, hubo uno que se conoció como la fotografía 51, en la cual se puede observar una muestra de ADN que daba cuenta para muchos expertos de la forma helicoidal de la molécula y de la mayoría de sus características. A principios del año de 1953, mientras Watson se encontraba visitando al King’s, Wilkins le enseñó la fotografía al científico, sin haber obtenido ningún permiso por parte de Rosalind, lo cual ayudó enormemente a Watson para llegar a sus conclusiones.

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