El Esbirro

Este súper libro narra una historia real. El protagonista y autor se llamaba Sergei Kourdakov. Que nos narra su historia, empezando por el desenlace, y después regresando a su infancia, donde va contando paso a paso como fue su vida, y los logros y fracasos que tuvo en ella, así como todos obstáculos que tuvo en ella, comienza hablando de su abuelo. Al abuelo de Sergei, Iván, le había desterrado Stalin a la Siberia por no haber querido entregar todos sus bienes a uno de sus emisarios. Iván Kourdakov murió en 1937, destrozado de la espalda y el abdomen. A Nikolai, padre de Sergei, fiel oficial de Stalin, lo mató Krushchev, quien, para consolidar su propio poder, mandó eliminar a los partidarios de Stalin. La madre de Sergei murió a los pocos meses. La muerte de su esposo la mato a ella de tristeza.

Sergei quedó huérfano antes de cumplir los cinco años. Vivió vagabundeando y como su pequeña mente le enseño, hasta que el gobierno lo mando a uno de sus orfanatos. El 1 de marzo de 1957 cumplió siete y en la escuela le inscribieron en los Octobristas. “A partir de hoy (les dijo la maestra) ya no pertenecéis a vuestros padres, a partir de hoy pertenecéis al Estado comunista”. Los Octobristas tenían la peculiaridad de poseer el honroso título de ser “los nietos de Lenin”.

Tres años después, Kourdakov fue trasladado al orfanato de Verkh-Irmen. Ahí aprendió a sobrevivir de los “tíos” y las “tías” que les formaban y educaban, sobre todo a base de severas dosis de vitamina P (pryazhka, palabra rusa equivalente a la hebilla del cinturón.). En más de una ocasión, uno de estos “tíos”, le dio una buena paliza con la hebilla a Sergei, que siempre estuvo con el orgullo por delante y nunca dejó notar el dolor tan grande que sentía.

Des pues de varis años, en que Sergei aprendió a curtirse en la vida, a base de las enseñanzas que obtuvo de los orfanatos donde vivió, aprendiendo a base de vitamina P, tomo la importante decisión de hacerse militar. Y voló alto. Con los antecedentes comunistas que tenia, ya que fue líder de las juventudes comunistas en el pasado, tuvo la fortuna de llegar a serlo dentro del ejercito, donde era una persona con un historial impecable e impresionante, es lo hizo llegar a ser “sobrino” de Lenin (después, como miembro del partido comunista, sería ya su “camarada”).

Luego, a finales de septiembre de 1968, se enlistó en la Academia Naval de Petropavlovsk, capital de la provincia de Kamchatka. Aquí, además de ser escogido como jefe de las juventudes comunistas, se le asignó a las órdenes del capitán Nikiforov, para tener un nuevo grupo de actividades policiales, cuyo inicio parecía ser para eliminar broncas y peleas en las calles y los bares de la ciudad, cosa en la que eran ejemplares, ya que el grupo estaba formado, por miembros del ejercito expertos en artes marciales o boxeo, y el uso de la fuerza bruta aparte de ser divertido era sencillo para ellos, pero después de demostrar aptitudes para este oficio, el capitán Nikiforov les hizo saber sus verdaderos planes, los cuales distaban mucho de los anteriores, ya que en teoría era desbaratar clandestinamente a los enemigos del estado, el capitán utilizo estas palabras para describirlos: “Hay unos criminales que representan una amenaza mucho mayor para nuestro país y para nuestro modo de vivir —Kourdakov se figuró que esas abominables bestias eran matones armados y violentos, contrarios al régimen—. Las personas de que hablo parecen inocentes, pero no os engañéis. Propagan sus creencias envenenadas, amenazando la vida de nuestra sociedad; envenenan las mentes de nuestros niños con sus enseñanzas falaces y combaten las doctrinas del leninismo y del marxismo. Se trata de los religiozniki, los creyentes cristianos”.

Desde esa entonces, Sergei y su grupo se encargo de asistir a la mayoría de las reuniones clandestinas que se llevaban a cabo, donde se les propinaba palizas tales que en algunas ocasiones llegaban a matar a alguna persona, uno de los objetivos de esas masacres era recuperar todo el tipo de literatura impresa que poseían estas personas, ya fueran Biblias folletos u otros escritos (Samizdat). Entre más crueldad se aplicaba a estos “peligrosos” creyentes, a los que por lo general se les encontraba en “peligrosos” grupos de diez, rezando “peligrosas” oraciones, mejor se quedaba con los supremos jefes. Lo único que le enfurecía a Nikiforov es que el resto de la población se enterara de las carnicerías de sus muchachos.

Durante

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