El epitelio sensitivo olfatorio
BrianAlmeida2 de Noviembre de 2013
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El epitelio sensitivo olfatorio
El epitelio sensitivo, también llamado neuroepitelio, es un tipo de tejido epitelial especializado que forma los elementos receptores de los órganos de los sentidos, por tanto es un epitelio diferenciado y especializado en la captación de sensaciones que se diferencia del resto de epitelios porque el elemento celular determinante son las células sensoriales.
Estructura del neuroepitelio olfatorio
La mucosa olfativa tapiza el techo de las fosas nasales, por debajo de la lámina cribosa del etmoides. Está formado por el neuroepitelio (formado a raíz del ectodermo) y una lámina propia de tejido conjuntivo muy vascularizado. Los neuroepitelios, tipo de epitelio de revestimiento, poseen una disposición seudoestratificada cilíndrica o prismática, de pigmentación pardo clara, y de hasta 60 µm de espesor.
El epitelio sensitivo olfatorio está compuesto por tres tipos celulares: células de sostén, células sensoriales olfatorias (neuronas) y células basales.
Células de sostén
Son células cilíndricas altas, que se apoyan en la membrana basal y llegan a la superficie libre de la mucosa, donde presentan abundantes microvellosidades. El núcleo está ubicado en el tercio apical de la célula, donde también se observan muchas mitocondrias, así como algunos gránulos de pigmento (color pardo dorado del epitelio olfatorio), y producen gránulos de secreción mucinosa. Están unidas a las células olfatorias por medio de contactos celulares apicales (zonulae occludens y zonulae adherens). A parte de una función estructural, estas células aportan factores tróficos y aíslan eléctricamente a las células sensoriales vecinas.
Células sensoriales olfatorias
Son neuronas bipolares pequeñas. Las neuronas adultas se encuentran insertadas en el espesor del neuroepitelio, entre las células de soporte. Se trata de neuronas con una estructura bipolar típica, con el pericarion central engrosado, de donde emerge una dendrita apical que llega a la superficie del epitelio y termina en un botón o vesícula olfatoria del que surgen unos 10 cilios modificados. Los cilios olfatorios son inmóviles y se ubican en el interior del moco; en ellos se produce la transducción quimioeléctrica gracias a los receptores de membrana sensibles a las sustancias olfatorias.
De la región basal de estas neuronas se origina un axón que en la lámina propia se hace mielínico y atraviesa la lámina cribosa del etmoides para llegar al bulbo olfatorio. En la base del bulbo, los axones establecen contactos sinápticos con las dendritas de las neuronas mitrales del bulbo para conformar los llamados glomérulos olfatorios. Cuando las neuronas establecen estas sinapsis, culminan su maduración con la expresión de la proteína G-OLF, una proteína G olfatoria que permite detectar más de 10.000 olores diferentes mediante disímiles receptores asociados a esta proteína que son codificados por distintos genes.
Células basales
Las células basales tienen forma piramidal y se encuentran en la parte más baja del neuroepitelio directamente sobre la membrana basal. Este tipo celular se diferencia cuando las neuronas vecinas comienzan su degeneración, confiriendo una alta tasa de renovación a las neuronas (en mamíferos 30-60 días). Cuando inician su diferenciación, comienzan a alargarse hacia la superficie, por lo que el pericarion y el núcleo se sitúan en la región medial del epitelio, emiten la dendrita apical (cilios modificados) y el axón crece hacia el bulbo olfatorio, donde realiza contactos sinápticos con el glomérulo olfatorio. Así se restablece la vía olfatoria que permite el paso de mensajes desde el receptor al sistema nervioso central.
Tal y como se comentó al principio, la mucosa olfativa no sólo está constituida por tejido epitelial; hay también
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