Fagoterapia

Fagoterapia

La comunidad científica están buscando nuevas vías de investigación para poder combatir las infecciones causadas por bacterias. Una de los puntos de investigación es cómo combatir las denominadas “células persistentes” las cuales son inmunes a la acción de los antibióticos, ya que permiten que las bacterias se encuentren en “hibernación” durante el ataque de la infección con antibióticos, y una vez finalizado el tratamiento, estas células reactivan la infección. Un ejemplo claro es la tuberculosis, una enfermedad mortal generada por el bacilo tuberculoso el cual forma células persistentes por medio de toxinas que el mismo las produce, agravando el problema en el organismo y con el consecuente impedimento en el tratamiento.

Una alternativa de tratamiento sería bloquear el funcionamiento y por qué no, bloquear la producción de toxinas, así las bacterias no podrían estar en estado de “hibernación” y por consiguiente serían eliminadas con más facilidad por los antibióticos empleados para combatir las infecciones bacterianas.

En un artículo publicado por la revista Structure, científicos del departamento de Biología molecular de la Universidad de Aarhus (Dinamarca) han revelado el funcionamiento del mecanismo de regulación de la cantidad de toxinas presentes en la célula lo cual favorece el desarrollo de nuevas terapias contra las infecciones bacterianas; una de las alternativas de tratamiento es fagoterapia utilizando bacteriófagos.

Los bacteriófagos, también llamados fagos, son virus que infectan y lisan bacterias. Su genoma se compone ya sea de ADN o de ARN el cual es protegido por una cubierta de proteínas llamada cápside. La estructura de los fagos, está determinada por sus proteínas de envoltura o estructurales que se encargan de proteger el material genético fágico.

Los fagos has sido específicos para con sus huéspedes bacterianos permitiendo también ser utilizados en la tipificación de bacterias patógenas; si los fagos se unen a las bacterias, estos pueden ser fácilmente identificados por anticuerpos marcados con el consecuente aumento de la sensibilidad en la detección.

Los fagos utilizados para el tratamiento de estas infecciones, se administraron por vía oral, previo tratamiento de los pacientes con antiácidos y gelatina, para proteger a los fagos de la acidez gástrica y posteriormente se comprobaba que los fagos llegaban a torrente sanguíneo, en este trabajo los investigadores Polacos reportaron que el 90% de los pacientes tratados, se recupero satisfactoriamente cesando la supuración y cerrándose las heridas y las fístulas

Los bacteriófagos son comunes en el ambiente; se calcula que en agua no contaminada hay alrededor de 108 fagos/mL.

Actualmente

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