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La influencia antropogénica en el calentamiento global

pablogreEnsayo24 de Noviembre de 2015

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“La influencia antropogénica en el calentamiento global”

        Podemos definir de una manera muy sencilla al “Calentamiento Global” como un fenómeno en el que se incrementa la temperatura media Global, que es de 15°c, causando un desequilibrio térmico, es decir, se alteran los patrones del clima. La principal causa es el “Efecto invernadero”, proceso por el cual los gases de efecto invernadero, que se emiten desde el Planeta tierra no permiten que la radiación solar que logró entrar a través de la atmósfera salgan de ésta, como en acto de rebote o reflejo. La principal consecuencia es el desequilibrio climático, creando una serie de condiciones naturales extremas alrededor de todo el mundo. Muchas investigaciones afirman que en el futuro la peor de las consecuencias sería la extinción de la raza humana sobre la faz de la tierra.

        Los gases de efecto invernadero pueden ser producidos por la misma naturaleza, pero la actividad humana contribuye de manera importante con la concentración de estos gases en la atmósfera. De aquí surge el principal debate que se discute a escala Global: ¿La actividad humana contribuye de manera elemental al calentamiento Global?

        En la actualidad, a pesar de que algunos científicos afirman que el calentamiento Global se debe a factores naturales y no antropogénicos, hay un contraste  muy notable con la cantidad de científicos que aseguran que la principal causa del calentamiento global se provoca por algunas de las actividades humanas, siendo estos últimos la mayoría.

        Debido a que la Ética es la ciencia del actuar humano, no cabe duda de que la influencia antropogénica en el calentamiento Global, es un tema de estudio para ésta, y con más  razón si la extinción de la raza humana se considera como una posible consecuencia de este problema. Siendo más específicos, la rama de la ética que abarca este tema es la Bioética, disciplina que estudia los problemas éticos que surgen de la vida cotidiana. Y es así debido a que cada día contribuimos a la emisión de gases de efecto invernadero, a través de nuestro hacer cotidiano, la rutina.

        Una de las principales cuestiones en relación al tema, es el origen de este problema, su génesis. Podríamos considerar 2 factores, el primero sería la misma naturaleza, debido a que los gases de efecto invernadero se encuentran de manera natural en la atmósfera, de forma “balanceada”. El segundo factor sería el hombre, quien altera ese balance alterando la concentración de dichos gases en la atmósfera. De la misma manera se ha dividido el transcurso del humano sobre la tierra en épocas: Prehistoria, Edad Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad contemporánea. En cada una de éstas, las actividades humanas eran distintas debido a que los valores que la humanidad perseguía cambiaban.

        Lo más seguro es que nunca se sepa la fecha exacta de cuándo empezó el exceso de emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, pero hay teorías que afirman que lo más próximo al génesis del problema se dio entre la Edad Antigua y la Edad Media, a consecuencia de la edificación de civilizaciones y la creación de los imperios antiguos.

        Actualmente vivimos en la Edad Contemporánea, la humanidad experimentó una transición demográfica, concluida para las sociedades más avanzadas (el llamado primer mundo) y aún en curso para la mayor parte (los países subdesarrollados y los países recientemente industrializados), que ha llevado su crecimiento más allá de los límites que le imponía históricamente la naturaleza, consiguiendo la generalización del consumo de todo tipo de productos, servicios y recursos naturales que han elevado para una gran parte de los seres humanos su nivel de vida de una forma antes insospechada, pero que han agudizado las desigualdades sociales y espaciales y dejan planteadas para el futuro próximo graves incertidumbres medioambientales.

        Hoy en día hay un aproximado de más de  7,046 miles de millones de personas en el mundo, todas éstas con necesidades básicas humanas, viviendo en las distintas culturas del mundo. Las escalas de necesidades no son las mismas en todas las naciones, en los países tercermundistas tienen por objetivo principal la sobrevivencia debido al conjunto de factores presentes en esos países que no permiten el pleno desarrollo para sus habitantes. Mientras que en los países primermundistas, donde la ciencia ofrece nuevas tecnologías día tras día y la medicina lucha por aumentar la calidad y durabilidad de la vida, la comodidad se presenta como uno de los principales objetivos de la escala de necesidades entre los habitantes de éste. Lengua española, define “comodidad” como la cosa o conjunto de cosas necesarias para vivir a gusto y con descanso, por lo cual podemos inferir que para adquirir estos productos se necesita de capital. Cabe aclarar que la comodidad no la podemos considerar como un valor negativo, pero en la mayoría de los casos la naturaleza brinda dichas comodidades y por ende resulta afectada.

        El concepto actual de mejor calidad de vida se refleja en todas las actividades que realizamos día tras día: en el transporte en que viajamos, la ropa que usamos, los productos que compramos, los alimentos que comemos etc. Mucha gente, de una manera muy ingenua e ignorante, desconoce los procesos detrás de todos los productos que ofrece el mercado, los cuales son una de las principales causantes de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. Pero por el contrario, debido a los medios de comunicación masiva y de información, un gran porcentaje de la población (mayoría) es consciente del calentamiento global, y tristemente muy pocos son los que toman acción para frenar este problema. La indiferencia se ha convertido en un elemento más de la comodidad, dejar que otros resuelvan el problema al cual yo colaboré en su crecimiento.

        Principalmente la población de los países de primer mundo no presenta ninguna actitud ante el cambio climático, debido a que están invadidos por la cultura de la comodidad, la moda, la belleza y el dinero. De igual manera, en distintas partes del mundo se tienen creencias distintas, hay países muy preocupados por dicho problema, por lo que sus gobiernos dirigen campañas ecológicas a nivel Nacional. Algunos otros son ejemplo de Naciones ecológicas, por lo que usualmente son cedes de las conferencias más importantes a Nivel Mundial acerca del medio ambiente. En resumen, cada cultura percibe de manera distinta el cambio climático, los prejuicios no dejan de cesar y no se conoce la esencia del problema, la cual podemos definir simplemente como la falta de reciprocidad por parte del hombre ante la naturaleza.

        La ética califica como inaceptable la indiferencia, la condena como uno de los peores males en las sociedades modernas. Todas nuestras actividades pueden ser evaluadas por la Ética, para así determinar si nuestras acciones son buenas y malas. Sin embargo, debido a que nuestra indiferencia nos ha permitido seguir realizando las mismas actividades que afectan al medio ambiente, se puede considerar esta situación como un problema ético que se constituye diariamente, en la toma de nuestras decisiones cotidianas. Claramente el no hacer nada, día tras día, ante un problema de esta magnitud, es calificado por la bioética como “malo”, debido a la maleficencia que conlleva el acto.

         La verdadera cuestión radica en el porqué la continua recurrencia hacia esta conducta, el por qué a pesar de que sabemos del problema seguimos contribuyendo a su engrandecimiento. Si usted espera una respuesta mística y compleja a esta cuestión, me temo que quedará fácilmente muy decepcionado. La respuesta es simple: La naturaleza humana. Somos una especie capaz de razonar y cuestionarse el porqué de su existir, razón por la que nos esforzamos tanto en explicar lo que nos rodea, pero la verdad es que la naturaleza siempre está ahí y se mostrará a nosotros tal y como es. Por lo tanto, al investigarla, no deberíamos decidir de antemano qué es lo que intentamos hacer, más allá de tratar de saber más sobre ella. Es mucho más fácil vivir con la dudad, la incertidumbre y el no saber, es mucho más interesante vivir sin saber, que hacerlo con respuestas equivocadas. Tenemos respuestas aproximadas, convicciones posibles y distintos grados de certeza sobre diferentes cosas, pero no hay nada de lo que estemos totalmente seguros, y hay muchas cosas de las cuales sabemos absolutamente nada. Pero no necesitamos saber la respuesta, no debería darnos miedo no saber cosas,  ni de estar perdidos en este misterioso universo sin tener un propósito, que es como en verdad vivimos. En cambio la humanidad se acelera y siente la necesidad de darle respuesta a todo, de crear cosas sin pensar en la solución a las consecuencias que se generarán para la realización de esas cosas. Si algo podemos aprender de la naturaleza, es la forma en la que funciona, la manera en la que realiza procesos que podríamos creer son divinos. La experiencia ya la tenemos, se encuentra escrita en nuestros libros de historia, lo único que falta es la determinación a cambiar la forma en que vivimos, aunque eso cueste redoblar esfuerzos y abandonar el concepto de comodidad que actualmente se tiene.

        Las sociedades primermundistas, que suelen ser las que más contaminan y menos hacen para solucionar el tema son las que más se justifican ante tal catástrofe. Esta gente se encierra en ciudades de hierro, aprendiendo a vivir de una manera tecnocrática, creyendo que su labor es el correcto, justificando su quehacer innatural con la economía, la religión, la disque “búsqueda de la felicidad”, sin darse cuenta de que viven controlados por sistemas que enajenan la humanidad de las personas, sistemas en especial económicos y políticos, con un solo propósito, el poder. Desafortunadamente son tan grandes estos sistemas que pareciese imposible cambiar la conducta que éstos han desarrollado, utilizando armas a las cuales la naturaleza humana es más susceptible, engañando nuestra curiosidad con la censura,  negándonos la verdad de los hechos.

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