Psicoimnunoendocrinología

RESUMEN DEL ARTÍCULO. Psicoinmunoendocrinología.

En el campo de la medicina existen interacciones entre sistemas cubiertos por diferentes campos. Un vínculo entre los hallazgos de la psiquiatría, la neurología, la inmunología y la endocrinología se ha observado durante muchos años. Desde las perspectivas funcional, anatómica y fisiológica, la correlación entre el sistema nervioso central (SNC) y el sistema endocrino es compleja e involucra a varios actores, como citocinas, receptores y neurotransmisores. El sistema inmunológico está conectado a los sistemas endocrino y neural a través de una serie de vías que integran las funciones del hipotálamo, las glándulas pituitarias, las glándulas suprarrenales, las glándulas tiroides, las gónadas y el sistema nervioso autónomo.

Muchos estudios han descrito los efectos negativos del estrés sobre la salud. Ader y Cohen en 1975 estudiaron los efectos del estrés en el sistema inmunológico. Estos hallazgos previos son actualmente aceptados, y se ha desarrollado una nueva área de estudio centrada en la inflamación, la autoinmunidad y la hipersensibilidad secundaria al estrés.

Se ha encontrado que el estrés, la ansiedad y la depresión no sólo afectan a la función protectora del sistema inmunológico, sino también alterar su función reguladora. El estado socioeconómico, así como las enfermedades crónicas como las enfermedades autoinmunes y reumáticas, el asma, la rinitis alérgica, la dermatitis atópica, la urticaria, las enfermedades cardiovasculares, la hipertensión y la diabetes mellitus afectan el estado de ánimo al generar estrés, ansiedad y depresión. regulación. Por ejemplo, el asma se conoce históricamente como "asma nerviosa" en relación con la vida con una madre histriónica, y la dermatitis atópica se conoce como "neurodermatitis".

La psiconeuroimmunoendocrinología se describió por primera vez en 1936, estudia las interacciones entre la psique, funciones neuronales y endocrinas y respuestas inmunes. El objetivo de la psiconeuroimunoendocrinología es aplicar los conocimientos médicos al tratamiento de diferentes patologías, alérgicas: inmunes, autoinmunes, reumáticas, neoplásicas, endocrinas, cardiovasculares y dentales, entre otros trastornos. Los factores epigenéticos y las principales tensiones de los diferentes tipos de estímulos que actúan a través de diferentes vías y neurotransmisores son los implicados en la alteración del eje psiconeuroinmunoendocrino, dando lugar a la aparición de la enfermedad.

El estrés afecta negativamente la calidad de vida del paciente, lo que lleva al desarrollo de la depresión, la ansiedad y los estilos de vida poco saludables, junto con los problemas secundarios tales como el sobrepeso y la obesidad, que influye negativamente en el control de enfermedades atópicas.

En una investigación se evaluó la calidad de vida de los pacientes adolescentes con dermatitis atópica y trastornos psiquiátricos subyacentes: se encontró una alta prevalencia de ansiedad y depresión en estos individuos. Los estudios han demostrado un vínculo entre la calidad de vida y la pérdida del sueño y la depresión inducida por la dermatitis atópica. Recientemente, se ha determinado la asociación entre rinitis alérgica y enfermedades psiquiátricas como la depresión y la ansiedad. En nueve de 11 estudios, hubo una asociación entre la rinitis alérgica y la ansiedad, y en 10 de 12 estudios, hubo una asociación de trastorno depresivo con rinitis alérgica. Los pacientes con trastorno por déficit de atención / hiperactividad tienen una mayor incidencia de asma, rinitis alérgica y dermatitis atópica que la población general. Los niños con enfermedades atópicas están expuestos a niveles más altos de citoquinas inflamatorias que se liberan debido a una respuesta alérgica, y estas citocinas pueden cruzar la barrera hematoencefálica y activar mecanismos neuroinmunológicos involucrados en las emociones y el comportamiento. Además, se ha encontrado la activación en regiones de la corteza prefrontal, potencialmente debido a la liberación exagerada y sostenida de mediadores inflamatorios.

Existe una relación entre la obesidad y las enfermedades alérgicas. Las adipocinas, que son proteínas grasas que funcionan como citoquinas, quimiocinas y receptores de citocinas tienen un papel importante en esa relación. En la actualidad, la mayoría de los estudios sobre la obesidad, las enfermedades alérgicas y el asma se basan en el papel inflamatorio y metabólico de la leptina y la adiponectina.

Por eso puedo concluir diciendo que la educación para la salud debe considerarse prioridad para evitar y controlar todo lo mencionado, orientar a las personas en el manejo de las emociones para facilitar la adecuada canalización y expresión de las emociones, que es una forma de prevención de enfermedades y, por consiguiente, un reflejo de salud y bienestar.

Promover el proceso de abordar las luchas o percances de la vida y de resistir, superar y transformar la adversidad para salir fortalecida o incluso renovada. El desarrollo de estrategias fundamentales para la prevención de la enfermedad y la recuperación de la salud a través de intervenciones de educación sanitaria da como resultado una adaptación positiva en contextos de gran adversidad. Además, las intervenciones de educación sanitaria deben ayudar a las personas a aprender a tomar medidas que mejoren su capacidad para combatir la enfermedad y que armonicen y equilibren adecuadamente la función mente-cuerpo.

Como se mencionó anteriormente, los cambios de estilo de vida que aumentan la resistencia al estrés y mejorar las defensas del sistema inmunológico son indispensables. Descanso diario adecuado; una dieta que disminuye el estrés oxidativo, incluyendo el consumo diario de frutas, verduras, legumbres, ácidos grasos esenciales y oligoelementos; y los ejercicios físicos que activan el sistema inmune, tales como ejercicios de respiración que aumentan la capacidad de respiración, y la eliminación del uso de cigarrillos, drogas y alcohol están entre los cambios de estilo de vida a considerar. Además, se centra en los aspectos psicológicos como el seguimiento de los objetivos de vida, ser flexible, manteniendo una comunicación armoniosa con los demás, tener una actitud coherente en la vida, el optimismo y la gestión adecuada de las emociones, también puede ayudar a controlar el estrés.

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