ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Wemenomics

erick3693 de Diciembre de 2014

7.494 Palabras (30 Páginas)242 Visitas

Página 1 de 30

FUNDAMENTOS DE LA WOMENOMIA

Hubo un tiempo en que las grandes empresas contrataban mujeres porque eran baratas, hacían buen café, sugerían diversidad y, la verdad, eran, mucho más atractivas que la mayoría de los hombres. Los tiempos han cambiado. Un sinfín de cerebros empresariales, ha descubierto un ratio “activos-estrógenos” que sugiere dos cosas: que un mayor numero de mujeres en la empres puede significar mayores beneficios, que y que a todas las empresas del mundo occidental les convendría tratas bien a sus mujeres profesionales. Resulta que las mujeres son increíblemente valiosas y tremendamente costosas de reemplazar.

BENEFICIOS ROSAS

Los sesudos académicos de la Universidad de Pepperdine creyeron que sería buena idea restarle un poco de emoción al debate sobre la utilidad de la mujer trabajadora e inyectarle en su lugar una buena dosis de saludable análisis económico. Durante diecinueve años, llevaron a cabo un colosal estudio de doscientas quince empresas del índice Fortune 500. Los profesores de Pepperdine querían averiguar si a las empresas con más mujeres en cargos de responsabilidad les iba mejor o peor que a las que tenían menos. Siendo economistas, con mejor o peor se referían a más o menos rentables. Se trata de un difícil juego numérico, no lo olvidemos. ¿Contribuye la mujer al bienestar económico de la empresa? Los investigadores analizaban estas empresas todos los años mediante una compleja fórmula digna de sus licenciaturas. Iban sumando puntos según el número de mujeres de la empresa y su antigüedad en ella, después aplicaban tres coeficientes distintos de rentabilidad, dado que cada sector cuantifica sus beneficios de forma diferente. Los resultados fueron casi revolucionarios. El estudio de Pepperdine reveló que, en todas las mediciones de rentabilidad (por acciones, ingresos y activos), las empresas que más promovían a la mujer funcionaban mejor que la competencia. De hecho, las empresas que registraban los índices más elevados de promoción de la mujer superaban la media del sector en un 116 por ciento en cuanto a acciones, un 46 por ciento en cuanto a ingresos y un 41 por ciento en cuanto a activos. No somos economistas, pero hasta nosotras vemos que, se mire por donde se mire, la contratación de mujeres genera beneficios (el estudio se llamaba precisamente «Correlación entre la adjudicación de puestos directivos a mujeres y el incremento de los beneficios corporativos»).El profesor Roy Adler, responsable del estudio, cree que la correlación entre mujer trabajadora y elevada rentabilidad corporativa podría deberse a que los directivos de las grandes empresas toman decisiones inteligentes y por eso les va bien. Una de esas decisiones inteligentes es abrir al fin la pesada puerta de la cúpula ejecutiva para dar paso a más mujeres, bien formadas y con capacidad crítica. Y eso, como bien sabemos, significa poder en tus bien cuidadas manos. ¿Todavía no estás convencida? Estos hallazgos no son nada descabellado.

La Facultad de Empresariales de la Universidad de Davis, California (UCD) concluyó en 2005 que las empresas que cuentan con mujeres en puestos directivos mantienen relaciones más sólidas con los clientes y los accionistas, y su actividad es más diversa y rentable. Según su estudio, «la diversidad de pensamiento y experiencia en la dirección constituye una buena estrategia comercial». Y ésa es la clave: la contratación de mujeres ya no es un generador políticamente correcto de diversidad, sino una buena estrategia comercial.

También Catalyst, el organismo independiente de investigación especializado en la mujer en los negocios, llevó a cabo un estudio de 353 empresas del índice Fortune 500 a finales de los noventa. Querían explorar la relación entre la diversidad de sexos en los equipos directivos y el rendimiento financiero de las empresas estadounidenses. Al igual que Pepperdine, Catalyst descubrió que a las firmas cuya dirección contaba con una mayor representación femenina les iba mejor. Presentaban un mayor rendimiento sobre el capital invertido y un mayor rendimiento del capital de los accionistas en más de un tercio. Como periodistas que somos, cuando leemos distintos informes que llegan a conclusiones similares, lo llamamos noticia; cuando los resultados son tan categóricos y notorios, puede considerarse incluso un titular. Sin embargo, como periodistas, también somos prudentes. No podemos afirmar que la diversidad sea la única razón por la que a las empresas con más directivos femeninos les va mejor. Obviamente podría haber otras razones, pero no cabe duda de que estamos ante un patrón.

«Las empresas que contratan, retienen y promueven a mujeres pueden llegar a introducirse en un segmento de profesionales cada vez mejor formados y más preparados», señala el estudio de Catalyst. Echemos un pequeño vistazo a ese segmento. ¿Qué se sabe de las mujeres y de sus talentos? Nos quedamos pasmadas. En el ámbito docente: ¿Qué porcentaje de los estadounidenses con bachillerato son mujeres? ¿Un 40 por ciento? ¿Un 50 por ciento? No, un 57 por ciento. ¿Y el título que cuenta de verdad para los profesionales, la licenciatura? También las mujeres están por encima. De todos los titula-dos superiores, un 58 por ciento son mujeres. Incluso en la empresa, las mujeres ostentan un tercio de las licenciaturas.

En el ámbito laboral:

Casi la mitad de la población activa es femenina y, con la recesión, las mujeres trabajadoras pronto serán una mayoría. ¿Directivas? Un 46 por ciento. En los puestos más altos de la pirámide ejecutiva, las cifras son menores pero van en aumento. La representación femenina en los cargos de mayor responsabilidad de las empresas del Fortune 500 pasó del 10 por ciento en 1996 al 16 por ciento en 2002, lo que supone un incremento de más del 50 por ciento en apenas seis años. Este reconocimiento del peso de las mujeres en la empresa se manifiesta también más allá de las costas estadounidenses.

En Noruega, el gobierno está tan convencido de la importancia de la mujer profesional que el Ministerio de Industria exige que un 40 por ciento de la junta directiva de cualquier empresa esté formado por mujeres, no por compromiso político sino para que sus firmas sean más competitivas en el ámbito internacional.

En Gran Bretaña, los investigadores de la Escuela de Dirección de Empresas de la Universidad de Cranfield publican ahora un índice anual al que llaman el FTSE femenino y que mide el progreso de las mujeres en las principales empresas del país. También ellos han descubierto que las empresas cuya cúpula directiva está ocupada por mujeres funcionan mejor que sus competidores menos propensos a la diversidad. Está claro: una empresa que te “permite” trabajar como quieres no te está haciendo un favor, está tomando una decisión estratégica. Las empresas buscan empleados que incrementen los beneficios. Además, en una economía plana o inestable, la valía es aún más importante. Nuestras virtudes son aún más visibles. Así que la próxima vez que veas pasar la hora de salida sentada a tu escritorio, que te estés perdiendo por enésima vez el entrenamiento de fútbol de tu hijo, que temas la cara del niño cuando te vea aparecer tarde y te preguntes si al final no será demasiado y si no tendrás que presentar tu dimisión al día siguiente, no desesperes. Detente un momento. Respira hondo y recuerda los beneficios rosas. ¿Conoces el dicho de «Toda buena profesional está a un mal día de dejarlo»? Pues no tiene por qué ser cierto. No tienes que dejarlo.

DISTINTAS, EN EL BUEN SENTIDO

Lo bueno de que se nos abran las puertas de la cúpula directiva es que las empresas no amplían su caudal profesional porque sí, sino para dar cabida a las mujeres. Y las mujeres, como bien sabemos, somos distintas de los hombres. Distintas, por fortuna, de formas útiles. Sabemos instintivamente que las mujeres hacemos negocios de forma diferente a los hombres. No lo podemos evitar. Lo llevamos en los genes. Sin embargo, durante décadas, hemos pensando que teníamos que ser como ellos para salir adelante. Teníamos que hablar más alto, ocultar más nuestras emociones y exhibir espaldas más anchas. Pensemos en Margaret Thatcher, la Dama de Hierro.

Pues bien, ese intercambio de papeles no nos va, y menos mal, porque estamos mucho mejor como estamos. Mucho mejor en todos sentidos. Las empresas se están dando cuenta de que son más rentables cuando cuentan con la combinación perfecta de directivos y directivas. Se ha estudiado mucho la doctrina de gestión de «Marte frente a Venus». Todos sabemos que las mujeres tenemos un estilo directivo más abierto y participativo que el del otro sexo. Somos más dadas a promover la participación en las reuniones y tendemos a cuidar más de nuestros subordinados. Preferimos el consenso al enfrentamiento y la empatía al ego. A propósito de egos, la Harvard Business School ha realizado estudios que revelan que las buenas directivas femeninas son más valiosas que sus equivalentes masculinos.

Está demostrado que las superestrellas corporativas no son muy dadas a cambiar de empresa: su captación no es fácil y no rinden igual en la firma nueva que en su antigua empresa. A menos que la empresa contrate a la estrella y a todo su equipo, es muy probable que el mega sueldo del directivo en cuestión resulte un desperdicio, porque a éste le costará mucho volver a relacionarse. Sin embargo, a principios de 2008, el profesor Boris Groysberg publicó una investigación en la que se insinuaba que esta pauta de reubicación no se cumple en las mujeres. Groysberg recopilaba datos de casi mil analistas de Wall Street según los cuales la mujer que destacaba en su antigua empresa sigue destacando igual en la

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (46 Kb)
Leer 29 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com