Análisis poema Preludio - Gorostiza

Iconismo poético

El poema inicia con dos versos que nos inducen al tema central del mismo. Pues define a esa palabra ausente, pues “jamás se asoma”, “desfallece”. Luego, escribe Gorotiza, “que se hiela en el aire de tu voz, sí, como una respiración de flautas” donde tiene un desprendimiento que recae en figuras físicas que parecen darle una definición  supuestamente real  a la palabra.

Supone entonces, distinguir que hay una necesidad de apertura, mas una deformación la detona. A lo largo del texto, encontramos al pronombre personal “Se” que precede verbos los cuales fortalecen estas dos premisas (“se hiela”, “se coagula”, “se abre” se astilla”, se ahoga”, “se calcina”). Premisas que en un principio, fueran meros íconos de pensamiento, son a la vez las imágenes que pretenden evocar estos enunciados.

La siguiente estrofa procede con el flujo que pretende la solidez de este. Pues apunta a la imagen de unos “Muros de cristal” (fuertes/débiles, opacos/traslúcidos) que concluyen en una imagen, que hasta sonoridad sutil “silencios de agua”. Ambas frases las encajona entre exclamativos que refuerzan la hipérbole distinguida a lo largo del texto.

En la tercera estrofa se encuentra lo que mencionamos párrafos anteriores, el pronombre “Se”, con el que define de nuevo otra cuestión física “se coagula”. Y aunque la garganta se ve imposibilitada (una vez más) debido a este coágulo produce un “grito de ámbar”, una búsqueda por la emanación de la palabra, que la denota bella por ser de ámbar. Y produce esta excitación hiperbólica que invita a tocar en “mira, ay tócala” esta nueva definición, que a diferencia de la primera estrofa donde convoca a la persona “tú” indirectamente a tocarla y mirarla, se ve turbio el hecho de lograrlo pues se topa con “bruma de magnolias” y “nimias de vaho”

Ahora le ejerce una “decantación” a la palabra, en esta estrofa muestra las cualidades que significa el permanecer en silencio una palabra, encontrándose “desnuda, hiriente e inequívoca”. Dándole muerte y dándole cifra; dando consciencia de su vida y su muerte. Y así “cuando negro de oráculos retruena el panorama de la profecía”, encuentra una ligera ilustración y significado en la palabra en silencio.

En la quinta estrofa comienza una interrogativa que no había aparecido sino hasta que en la estrofa anterior, la palabra comienza a denotarse más clara, pues ha logrado fraguar el universo, que ahora sí nace, sale. Emerge “incendiada en un eco de nenúfares”, retoma contra la primer estrofa donde nada estaba claro, donde la palabra era silente. Y comienza con una retórica al lanzar la comparativa con su pobre resultado en la primera estrofa. Ya en el aire echó “sus cándidas mariposas de escarchar” ya no “se hiela en el aire”.

“Qué, en lugar de esa fe que la consume hasta la transparencia del destino” Supone aquí que suplanta a la fe, que la palabra va más allá de ella pues lo afirma al decir que “escapa al dardo de la estatura”. Trae una imagen más, la palmera que “estalla” en otra hipérbole pues asume que no es maestra en el fuego sino en “deleites de artificio”.

Al final revienta ya dando un dignificado rotundo a la palabra, en la que ya le atribuye significados simbólicos, donde describe rápidamente que aquella desfalleciente palabra que gira con su uso cotidiano se rompe, “se astilla”, “se desalienta”. Que encuentra sus vocales ácidas, que se congelan, “se calcinan” y resultan una lágrima, producto de una emoción que no puede ser descrita, es un silencio poético. Y sin más recae en un “deleite de artificio” que exhorta a mirarla ahora ya descrita, ausente de agentes físicos, sino trazándose “en muros de cristal amores de agua”.

...