EL AVARO de Moliere ANÁLISIS LITERARIO
Pipi de la MercedMonografía11 de Noviembre de 2015
3.455 Palabras (14 Páginas)1.917 Visitas
EL AVARO.
Jean Baptiste Poquelin Moliere.
Colegio Santa María.
Lengua y literatura.
María Pía de la Merced.
2°”B”.
2013.
I-INTRODUCCIÓN:
En este trabajo se analizará la obra de teatro “El avaro”, de Moliere. Me recomendaron esta obra, también un par de veces escuché hablar sobre ella y desde entonces me quedó la inquietud de saber sobre qué trataba, por eso la escogí.
Es una comedia escrita en el siglo XVIII por un distinguido escritor, poeta, francés: Jean Baptiste Poquelin, quien cambió su nombre a “Moliere”, ya que hasta ese entonces no estaba muy bien visto ser un comediante.
La obra muestra el lado más mezquino y egoísta del ser humano. Se llevan al extremo los problemas generados por el dinero y el poder, los cuales superan todo tipo de sentimientos y se ven opacados y minimizados ante lo material.
Moliere nació el 15 de enero de 1622. Desde muy joven se aprecia su gran inclinación por el teatro, y en 1642 forma una compañía con la que recorre el sur de Francia. Formó parte de los Berjat, una familia de actores profesionales. Perdió a su madre a la edad de diez años. Contrajo matrimonio con una joven proveniente de una familia de comediantes, con quien tuvo un hijo que murió poco después de nacer. Es considerado como el mayor representante de la comedia clásica francesa por su generalidad con la pluma para luchar contra las costumbres de su época, a través de la ironía, y por su dominio de la técnica teatral. En la primera interpretación de su famosa obra “El avaro” interpretó a Harpagón, el personaje principal. Fue muy famoso en su época debido al revuelo que causaron sus obras, ya que hacían una muy fuerte crítica acerca de la corrupción de la sociedad. Para Moliere, la burguesía es ridícula, vulgar y demasiado solemne. En sus comedias resalta aspectos de la vida real remarcando personajes como: el egoísta, el corrupto, el avaro… etc. Falleció el 17 de febrero de 1673, tras sufrir fuertes dolores durante la presentación de su obra “El enfermo imaginario”.
En mi trabajo se analizarán dos personajes: uno principal y otro secundario; los temas que son más notorios, es decir los que más resaltaron e impactaron, y dentro de estos, se desarrollará la trama de la obra.
II-ANÁLISIS LITERARIO:
El personaje principal de esta comedia se llama Harpagón, un hombre con uno de los defectos más rechazables de la humanidad: la avaricia.
“No sé si habré hecho bien enterrando en mi jardín diez mil escudos de oro, son una suma bastante grande…lo difícil que es hoy en día encontrar escudos…sí, mejor esconderlos”.
Solo pensaba en el dinero, conseguir más y más dinero a pesar de tener lo que necesitaba y aún más.
“¡Pluguiera al cielo que tuviese yo otros diez mil escudos! Sería un buen negocio para mí…”.
Es un padre que priva a sus hijos tanto de las necesidades afectivas…
“¡Tantas cosas a las que temer, Valerio! El arrebato de un padre, el dinero que deberá gastar… ¡Y como reprochará por ello!
Como de las materiales.
“Se prefiere que anden con esos harapos hasta que terminen de dañarse, antes que comprar atuendos nuevos sin ningún sentido; sería un mal negocio, siempre es mejor ahorrar”.
En toda la obra, con pequeños actos o palabras, Harpagón va resaltando su avaricia; por ejemplo, aparentando no tener dinero.
“Lo lamento, Frosina, mis bolsillos están vacíos por el momento”.
E inclusive cuando lleva invitados a su casa.
“Solo deben servirles de beber cuando tengan mucha sed. Esperad a que os lo pidan más de una vez y acordaos de servir siempre mucha agua”.
Está tan dominado por la avaricia, que ya hasta cuando todos los problemas se resuelven, en lo único que él se preocupa es en no gastar dinero.
“Como pago, os entrego a este hombre para que le mandéis a ahorcar, no gastaré dinero alguno”.
“¿Pagaréis, entonces, al comisario? Yo iré a ver mi arquilla querida”.
Harpagón es de una clase social muy alta, ya que, además de saber sobre su dinero oculto. Tenía gran cantidad de lacayos, sirvientes y criados. A algunos trataba bien y a otros mal, tenía preferencias.
“Flecha, me has hecho…desear que te marches. ¡Fuera de aquí al momento y que no se me replique! Vamos, toma el pendingue de mi casa, gran maese fullero, verdadera carne de horca”.
“Ven aquí, querido maese Valerio. Te hemos elegido para que nos digas quién tiene razón, si mi hija o yo”.
“Pero ¿creéis, maese Simón, que no se corre ningún riesgo? ¿Y sabéis el nombre, los bienes y la familia de ese por quién habláis?”.
“Meluza y Miajavena, os encargo de lavar los vasos y de servir de beber”.
“Doña Claudia, os recomiendo el trabajo de limpiar por todas partes, y tened cuidado de no frotar los muebles con demasiada fuerza”.
“Maese Santiago, necesito hablarle a usted, tanto como cochero como cocinero”.
Se nota mucho que a Harpagón le gustan los halagos, ya que cuando le dicen un cumplido reacciona bien, como cuando habla con Valerio y Maese Santiago
-Valerio: “¡Tenéis razón! Eso lo dice todo, todo lo que usted dice tiene un sentido, señor. Hay que inclinarse ante lo que usted dice”.
-Harpagón: “¡Sin dote! ¿Lo ves, Maese Santiago? Hombres como Valerio se necesitan para trabajar, disciplinados, educados, que sepan lo que hace bien; no como usted, Maese Santiago, cretino, deshonrado…”
Tanta era su avaricia que en lo único que pensaba al buscar pareja para sus hijos era en el dinero.
“El señor Anselmo es un caballero noble, tierno, sentado, probo, muy rico y a quien no le queda ningún hijo de su primer matrimonio…”
Y hasta cuando él mismo estaba por casarse quería gastar el menor dinero posible en su futura esposa.
“Mariana come poco y siempre viste con viejos y sucios harapos; está acostumbrada a ello, por lo que no requeriré de muchos gastos”
Hay momentos cómicos e indignantes que genera este personaje. Hasta en cosas más simples muestra su avaricia.
“Ahora apaga esa vela, se terminará la cera y durará menos. Habría que comprar una nueva y sería un completo desperdicio”.
“Mantente pegado a la pared para que no se le vea ese corte, no hay caudal suficiente para arreglarlo”.
“Denles de beber únicamente después que insistan, cuando tengan mucha sed; y sírvales mucho en el vaso para que sea más duradero”.
Maese Santiago es uno de los sirvientes de Harpagón.
“Llamad a maese Santiago y a maese Simón para encargaos las necesidades de esta noche”.
Cumple doble función en su trabajo.
“¿Es a vuestro cochero, señor, o vuestro cocinero, a quien queréis hablar? Pues yo soy lo uno y lo otro”.
Me pareció un personaje muy interesante, muy cómico; ya que, siendo un sirviente, era de las únicas personas que no temía decir lo que pensaba él mismo y los demás acerca de su amo. En algunas ocasiones le dice en su cara.
“Os diré francamente que se burlan en todas partes de vos, que nos lanzan cien pullas a cuenta vuestra y que nada los embelesa tanto como morderos y estar murmullando siempre sobre vuestra tacañería”.
Y otras a sus espaldas (en los apartes).
“Así es, por su avaricia… ¡Usted es tan tacaño!”.
Peleaba constantemente con Valerio, tenía un gran resentimiento hacia él.
“¿No sabéis, señor risueño, que yo no me río y que si me calentáis la cabeza os haré reír de otro modo?”.
Causa risa al espectador ya que al pobre hombre lo castigaban tanto por decir la verdad.
“Sois un necio, un bergante, un pícaro y un descarado”.
Como por mentir, por ejemplo, al final de la obra.
“Como pago, os entrego a este hombre para que le mandéis a ahorcar”.
El tema que más resalta en esta comedia sería, lógicamente, la avaricia; hasta el mismo título ya nos guía en que en eso se va a basar la obra. La avaricia de este personaje principal, Harpagón, que va demostrándose constante y continuamente a través de la obra. Pero a través de este tema, de la avaricia, giran otros temas, de los cuales considero como muy importante al amor. Lo considero muy importante ya que debido a dicho sentimiento se producen los enredos de esta obra. El amor entre los demás personajes se presenta en diferentes formas: el romántico, el familiar o el que tiene el codicioso Harpagón por su dinero.
Valerio, quién se hace pasar por un sirviente de Harpagón.
“…vuestra fortuna encubierta, y os obliga, para verme, a ocupar el puesto de criado de mi padre…”
Y Elisa, hija de Harpagón.
“Me satisface deciros esto, hija mía, para que no vayáis a tomar las cosas al revés y a imaginaros que decía que yo tengo diez mil escudos”.
se aman.
“Si, Valerio; juzgo a vuestro corazón incapaz de engañarme. Creo que me amáis con verdadero amor y que me seréis fiel; no quiero dudar de ello en modo alguno, y limito mi pesar al temor de las censuras que puedan hacerme”.
...